«Un joven de 17 años llega encadenado a un centro de atención médica primaria. Lo acompaña su familia, pero no socializa y sus familiares parecen avergonzarse de él.
En la sala de espera muchas personas los miran, pero a nadie le sorprende la escena. Como muchos otros antes, este adolescente ha estado confinado y encadenado, la familia realmente lucha por responder a sus necesidades sin el apoyo adecuado.
Después de una evaluación inicial, está claro que el joven necesita atención de salud mental. Su familia lo trajo a nuestra clínica porque escucharon que el equipo aquí podría ayudarlo.
Necesidades importantes
MSF es una de las pocas ONG que actualmente apoya la salud mental en Liberia. Hay pocas clínicas con la capacidad y los recursos para tratar enfermedades mentales en todo el país.
Muchas personas viajan largas distancias para buscar ayuda en las instalaciones en las que damos apoyo. Las necesidades son muchísimas, pero como en muchos países, todavía se subestiman y se les da poca prioridad.
En todo el mundo
Liberia, uno de los diez países más pobres del mundo, es un ejemplo de lo que sucede con los servicios de salud mental a nivel mundial.
En todo el mundo, solo el 2 % de los presupuestos de salud gubernamentales se asigna a la atención psiquiátrica. En ninguna parte del mundo la salud mental tiene una paridad con la salud física en términos de asignación de presupuesto. Como consecuencia, en muchos lugares hay pocos profesionales especialistas en salud mental y no hay medicamentos para tratar a las personas que necesitan atención psiquiátrica.
Por ejemplo, según la Organización Mundial de la Salud, a nivel mundial, el 71 % de las personas con psicosis no reciben el tratamiento adecuado. Se pasan por alto las necesidades, y los servicios lamentablemente son inadecuados.
Este problema no se limita a los países de ingresos muy bajos: más de dos tercios de los países no cubren los servicios de salud mental en los planes nacionales de seguro médico. Esto significa que incluso en lugares donde hay recursos disponibles, con frecuencia estos solo están al alcance de los privilegiados y se perciben como un lujo innecesario, una expresión de clase.
Tratamiento
La atención de la salud mental es compleja y puede requerir intervenciones múltiples y simultáneas para ser eficaz. Una persona puede necesitar terapia mediante la conversación y medicamentos psiquiátricos, por ejemplo. A veces el tratamiento que se necesita es a largo plazo, es una inversión.
Cuando esta atención no está disponible, da un mensaje falso: se considera que una persona con una afección psiquiátrica no tiene remedio, es improductiva y no vale la pena invertir en ella.
Estigma
El estigma sobre las afecciones de salud mental es un virus: poderoso, invisible y contagioso. Puede causar daños graves a las personas que tienen estas afecciones: incluidas la soledad y la baja autoestima.
Como psicóloga me he encontrado con personas sin hogar o desempleadas no porque su afección les impidiera trabajar, sino por el estigma que las hunde en la exclusión social.
En muchos lugares, a las personas con afecciones psiquiátricas se las trata como desechos de la sociedad, el mismo sentimiento que las empuja a tener una salud mental deficiente.
Sin el tratamiento y el apoyo adecuados, las personas con estos trastornos pueden ser más vulnerables a graves incumplimientos de los derechos humanos donde la violencia sexual y la exclusión social son solo algunos ejemplos. Por lo general, se les presta atención de manera limitada: pensar en una atención adecuada y accesible para ellas parece una utopía.
El contexto de Liberia proporciona una lección importante y crucial: una barrera importante para la atención de la salud mental es la falta de comprensión y concienciación. Si el estigma es un virus, entonces, al igual que otras enfermedades, este virus debe ser erradicado. Una cura efectiva para el estigma es crear concienciación sobre la salud mental en todos los niveles: entre las comunidades, los proveedores de servicios médicos y los gobiernos.
Transformación
Después de presenciar el grado de descuido de la atención de la salud mental en este país, me di cuenta de que Liberia es un ejemplo de la necesidad mundial urgente de transformar los servicios de salud mental. Sin embargo, también vi lo arduo que están trabajando mis colegas de MSF para mejorar la situación.
De vuelta en la clínica, un miembro del equipo de salud mental se reúne con la familia que trajo a su hijo encadenado. Como se dan cuenta de que hay profesionales tratando de ayudar, al joven le quitan las cadenas de los pies y las dejan en el suelo.
Lo primero que recibe la familia es simplemente el tiempo del miembro del equipo médico: en una consulta de salud mental esto representa interés, respeto y dignidad. El tratamiento de las afecciones de salud mental no se puede llevar a cabo sin revisar el sufrimiento más profundo de la persona; una persona real, de carne y hueso.
Dignidad y esperanza
En el equipo de MSF en Monrovia, buscamos constantemente brindar atención holística que respete la integridad de la persona. Contamos con un equipo sólido y muy comprometido que dedica su vida a brindar una atención eficaz y que reconoce la dignidad de las personas más vulnerables.
Trabajar con ellos me ha demostrado que, a pesar de los desafíos aquí y en todo el mundo, Liberia también es un ejemplo de la esperanza que se necesita para mejorar la situación para las personas que requieren atención psiquiátrica«.
