Desde el inicio en 2016 de nuestra respuesta humanitaria para apoyar a las personas migrantes en Libia, nos hemos enfrentado en repetidas ocasiones a la imposibilidad de protegerles de sufrir daño, tanto dentro como fuera de los centros de detención, y a la dificultad de garantizar la continuidad de la atención médica para las personas con las condiciones médicas más severas, tanto físicas como mentales, incluyendo a personas víctimas de tortura.
«En Libia, la mayoría de las personas migrantes son víctimas de detenciones arbitrarias, tortura y violencia, incluida la violencia sexual», afirma Claudia Lodesani, nuestra directora de operaciones en Libia. “Estas personas tienen posibilidades extremadamente limitadas de obtener protección física y legal y, como resultado, la mortal ruta migratoria a través del mar Mediterráneo es a menudo su única salida. Creemos que los países seguros, especialmente en la Unión Europea, que ha estado financiando la guardia costera libia durante años y fomentando el retorno forzado de migrantes a Libia, tienen el deber de facilitar la evacuación de estas personas sobrevivientes de la violencia y protegerlas en su propio suelo”, concluye.
© Jérôme Tubiana/MSF.
Publicamos un informe en inglés titulado Fuera de Libia (Out of Libya), que describe la debilidad de los mecanismos de protección existentes para las personas atrapadas en Libia. Los pocos caminos legales hacia países seguros establecidos por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) son lentos y restrictivos.
Solo las personas de nueve nacionalidades pueden ser consideradas para el registro, pero el acceso al mismo es casi inexistente fuera de Trípoli y en los centros de detención, y el número de espacios de reubicación en los países de destino es muy limitado. De las aproximadamente 40.000 personas registradas en el programa de reasentamiento del ACNUR, solo 1.662 abandonaron Libia el año pasado. Cerca de 3.000 personas más lo hicieron a través del programa de retorno voluntario de la OIM. En total, alrededor de 600.000 personas migrantes se encuentran en Libia.
Nuestro informe también presenta varias soluciones alternativas, como las impulsadas por organizaciones de ayuda en asociación con gobiernos. En Italia ya se abrió un corredor humanitario que está permitiendo la evacuación de un grupo de personas altamente vulnerables y necesitadas de protección, entre las que se incluyen pacientes tratados por nuestra organización en Libia.
Mientras tanto, en Francia, se están realizando conversaciones con las autoridades para evacuar a supervivientes de tortura y violencia, así como a personas con problemas médicos graves, que serían atendidas por nuestra organización a su llegada a este país europeo.
Pedimos que este tipo de mecanismo se duplique en otros países seguros:
“La atención médica de las personas detenidas arbitraria e indefinidamente, o que están en riesgo de violencia sistemática, plantea muchos dilemas”, dice Jérôme Tubiana, nuestro responsable de incidencia en Libia. “Siendo realistas, lo que podemos hacer para ayudarles en Libia es limitado. Para proteger verdaderamente a las personas más vulnerables, primero y ante todo, debemos sacarlas urgentemente del sistema de detención y del país».
Somos una de las pocas ONG internacionales que trabajan en Libia, y nuestros equipos brindan atención médica general y apoyo psicosocial a las personas migrantes detenidas en centros de detención y que viven en viviendas improvisadas. También organizamos el traslado de las personas más graves al hospital y asistimos, a quienes lo deseen, a registrarse en los programas del ACNUR y la OIM para ayudarles a salir del país.