El sarampión vuelve a aumentar en la República Democrática del Congo (RDC). El reciente aumento de casos –más de 13.000 desde el 1 de enero – es una gran preocupación para nosotros.
Entre 2018 y 2020, la peor epidemia de sarampión jamás registrada en la RDC desgarró al país. En sólo dos años, más de 460.000 niños y niñas contrajeron la enfermedad y casi 8.000 murieron por ella. Tres cuartas partes eran menores de cinco años.
En aquel momento, desplegamos equipos de emergencia en 22 de las 26 provincias del país, rastreando los focos del virus, tratando a 90.000 pacientes y vacunando a más de 2,3 millones de niños y niñas, lo que redujo en gran medida el número de pacientes, pero no cortó la cadena de transmisión. A pesar de ello, en agosto de 2020, el Ministerio de Sanidad declaró el fin de la epidemia.
Un aumento preocupante
“Desafortunadamente, desde finales de 2020 varias provincias han empezado a registrar nuevos aumentos de pacientes con sarampión, sobre todo las provincias de Ubangi Norte y Sur”, afirma Anthony Kergosien, coordinador de nuestro equipo de respuesta de emergencia en RDC. “Tuvimos que volver a enviar urgentemente equipos móviles de respuesta para ayudar a frenar la progresión y salvar el mayor número de vidas posible”.
En diciembre, enviamos un equipo a la zona de salud de Bogose-Nubea, en Ubangi Sur. Las necesidades que encontraron allí eran enormes. En pocas semanas, nuestros equipos trataron a casi 5.000 pacientes con sarampión, la gran mayoría niños y niñas. Vacunamos a 70.000 menores, deteniendo rápidamente la propagación de la enfermedad. Por lo tanto, el equipo se dirigió a la provincia vecina de Ubangi Norte, donde la zona sanitaria de Bosobolo también se encontraba en estado crítico.
“Desde que llegamos a Bosobolo a mediados de febrero, ayudamos al personal a atender a sus pacientes en ocho centros de salud y en el hospital general al que se refieren los casos complicados”, explica Faustin Igulu, que dirige nuestro proyecto en Bosobolo. Hemos formado al personal local en el manejo de pacientes con sarampión y supervisamos la prestación de atención, especialmente a pacientes con sarampión grave.
“Más de 1.200 pacientes ya han sido tratados gracias a nuestro apoyo”, añade. “La capacidad del hospital se vio desbordada rápidamente, así que aumentamos el número de camas en las que podían tratar a los niños, algunos de los cuales se encontraban en una fase muy avanzada de sarampión y desnutrición asociada a la enfermedad”
También pusimos en marcha una campaña de vacunación para 66.000 niños y niñas en esta zona sanitaria aislada y el trabajo continúa centrándose en quienes viven en zonas de difícil acceso. Nuestros equipos también formaron a los trabajadores y trabajadoras de salud locales en el monitoreo de la enfermedad para mejorar la detección temprana de nuevos brotes de sarampión. Sin embargo, al igual que en muchas otras zonas sanitarias de la RDC, los recursos con los que disponen las autoridades sanitarias locales están muy por debajo de lo necesario.
“La autoridad sanitaria local sólo tiene una moto, y no funciona. ¿Cómo pueden supervisar las actividades de vacunación?”, continúa Faustin Igulu. “¿Cómo pueden llevar las vacunas a las zonas más remotas? Es muy complicado”.
La enfermedad más contagiosa del mundo
El sarampión es una enfermedad viral que se transmite al toser, estornudar o mediante el contacto directo con las secreciones nasales o laríngeas de una persona enferma. Los niños y niñas que padecen la enfermedad pueden sufrir graves complicaciones, ya que el sarampión “borra” su memoria inmunitaria, poniendo en riesgo su salud y su vida durante años. Existe una vacuna barata y con una eficacia del 85%, que protege a las personas vacunadas durante décadas.
“El sarampión es la enfermedad más contagiosa del mundo, es casi 10 veces más contagiosa que el COVID-19″, afirma Anthony Kergosien. “Para ganar la lucha contra esta enfermedad asesina en la RDC se requerirá una cobertura de vacunación del 95% con dos dosis por niño, y campañas regulares de refuerzo para vacunar a aquellas personas que se pierden estas campañas, incluso en las zonas más vulnerables y de difícil acceso. Pero aún estamos muy lejos de lograrlo”.
Una lucha interminable
En Bosobolo, al igual que en muchas zonas de la RDC, la lucha contra el sarampión parece a veces interminable. Los esfuerzos para frenar la propagación de la enfermedad se enfrentan a enormes desafíos. Un programa nacional de vacunación y vigilancia se ha visto obstaculizado por importantes deficiencias; una tasa de natalidad muy elevada expone a nuevos niños y niñas a la enfermedad cada día; un sistema de salud insuficientemente equipado e incapaz de garantizar una atención sanitaria de calidad constante; y los proveedores de servicios sanitarios que intentan acceder a determinadas regiones deben superar las arraigadas dificultades geográficas y de seguridad.
A la espera de mejoras estructurales, lo urgente es detener la propagación y salvar vidas. Trabajar para superar estos retos es fundamental para hacer frente al sarampión a largo plazo. Por ahora, no debemos perder de vista la necesidad urgente de una respuesta inmediata, que frene la transmisión de la enfermedad y salve vidas.
“Nuestros equipos se han desplegado en las provincias de Ubangi Norte, Ubangi Sur, Bas-Uélé y Maniema, pero en ocasiones nos sentimos bastante solos a la hora de atender a los pacientes y apoyar a los equipos de salud locales”, explica Anthony. “Dado el actual aumento de casos, es urgente aumentar la respuesta de emergencia”