«Expresamos nuestras más profundas condolencias a las familias, amigos y colegas de nuestro compañero, así como a todos los afectados», explica Steve MacKay, nuestro coordinador general en Sudán del Sur.
«Condenamos en los términos más enérgicos posibles los terribles actos de violencia intercomunal que han dejado a decenas de personas gravemente heridas. Tememos que haya muchos más muertos».
Los combates estallaron en los alrededores de Pieri en la madrugada del sábado 16 de mayo. En ese momento, un paciente y tres integrantes de nuestro personal se encontraban en el centro de salud.
Cuando estalló la lucha, la gente de la localidad huyó a los matorrales circundantes y a las aldeas cercanas. Entre ellos había varios miembros de nuestro personal que trabajan en Pieri. Las hostilidades continuaron hasta el domingo 17 de mayo por la tarde. Para entonces, algunos pueblos en los alrededores habían sido incendiados y las casas en Pieri, saqueadas.
Más de 50 heridos, incluidos dos miembros de nuestro personal, fueron llevados a nuestro hospital en Lankien, a unos 50 kilómetros al norte de Pieri, donde ahora están recibiendo tratamiento.
«Tenemos razones para creer que la cantidad de heridos es muy alta», detalla MacKay.
“Hasta ahora, hemos recibido a 56 personas con heridas de bala, pero tememos que muchas más puedan estar muertas, y que haya más de 100 heridos en Pieri y sus alrededores. Nuestro equipo está muy preocupado de que otras personas heridas no puedan acceder a una atención médica vital debido al acceso limitado a los servicios médicos en el área.»
En los últimos meses en el estado de Jonglei, la violencia ha estallado en varias ocasiones. Hace apenas dos meses, a mediados de marzo, nuestro centro de salud en Pieri recibió a 68 heridos en menos de 12 horas, muchos de ellos en estado crítico.
«Los episodios recurrentes de violencia intercomunal siguen teniendo consecuencias devastadoras para la población», asevera MacKay. «Hemos visto muchas veces que este tipo de ataques pueden causar el desplazamiento y la pérdida de medios de vida para cientos o incluso miles de personas. Ahora que está comenzando la temporada de lluvias, las personas sin un refugio adecuado están aún más expuestas a enfermedades como la malaria, las infecciones del tracto respiratorio y la diarrea aguda que mata a miles cada año”, explica. «Todo esto sin tener en cuenta la complejidad adicional de la pandemia de COVID-19 que ha comenzado a extenderse por todo el país».
Como resultado de este ataque, nuestros equipos se han visto obligados a suspender temporalmente nuestra actividad en Pieri. Mientras tanto, y hasta que podamos garantizar su seguridad en esta localidad, seguiremos comprometidos a continuar brindando asistencia médica para salvar vidas a la gente de Pieri y el estado de Jonglei.