La pandemia de Covid-19 está afectando a la mayoría de los países del mundo, agotando incluso a algunos de los sistemas de salud más avanzados del planeta.
Está claro que debemos hacer todo lo posible para prevenir y retrasar la propagación del virus. Como organización médico-humanitaria de emergencia con experiencia en epidemias, desde MSF nos preocupan, además, los efectos que esta pandemia pueda tener en las poblaciones más vulnerables. Por eso creemos que hay que redoblar los esfuerzos para:
Preservar el acceso a la atención médica para los pacientes con COVID-19 y para los demás
Es una prioridad garantizar que los hospitales no se vean abrumados, para que el personal de salud pueda hacer frente a la cantidad de pacientes de Covid-19 que requieran atención o cuidados intensivos y, a la vez, pueda continuar brindando tratamiento a pacientes de otras enfermedades (que también pueden llegar a necesitar cuidados intensivos).
Nuestros proyectos alrededor del mundo aún pueden continuar con las actividades médicas, pero determinar el futuro suministro de ciertos artículos clave, como máscaras quirúrgicas, hisopos, guantes y productos químicos para el diagnóstico de COVID-19, es un aspecto que nos preocupa.
También existe el riesgo de escasez de suministros debido a la falta de producción de medicamentos genéricos o a las dificultades para importar medicamentos esenciales (como antibióticos y medicamentos antirretrovirales) por bloqueos, reducción en la producción de productos básicos o interrupción de exportaciones.
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Garantizar la atención en entornos con sistemas de salud frágiles
Como organización humanitaria, nos preocupa mucho cómo un eventual brote de COVID-19 podría afectar a las personas en países con sistemas de salud ya de por sí frágiles, como en República Centroafricana o Yemen.
En muchas áreas donde trabajamos, hay pocos actores médicos en condiciones de responder a una sobrecarga de pacientes. Queremos garantizar la continuidad de la atención para todos los pacientes que estamos atendiendo hoy, y que nuestros equipos médicos estén al mismo tiempo preparados para manejar casos potenciales de COVID-19.
En lugares donde hay una mayor probabilidad de casos, esto significa garantizar que se implementen medidas de control de infecciones, estableciendo pruebas de detección en las zonas de triaje, instaurando áreas de aislamiento y realizando actividades de educación sanitaria.
En la mayoría de los países donde MSF desarrolla proyectos actualmente, estamos coordinando con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Ministerios de Salud para evaluar cómo nuestra organización podría ayudar en caso de una alta carga de pacientes con COVID-19, y brindamos al mismo tiempo capacitaciones sobre control de infecciones para los centros de salud.
Prestar atención al riesgo para las poblaciones que viven en entornos precarios
Desde MSF estamos extremadamente preocupados por cómo el COVID-19 podría afectar a las poblaciones que viven en entornos precarios, como las personas en situación de calle, las que viven en campamentos de refugiados en Grecia o Bangladesh, o las poblaciones afectadas por guerras en Yemen o Siria.
Estas personas ya viven en condiciones severas y a menudo poco higiénicas, y su acceso a la atención médica ya está gravemente comprometido. Pueden tener más dificultades para implementar las medidas preventivas y enfrentar obstáculos para acceder a la atención médica.
Es muy importante no solo informar a las personas sobre las medidas de protección que deben tomar (lavarse las manos y autoaislamiento en caso de contacto de alto riesgo con pacientes con COVID-19) sino que también tengan los medios para protegerse. Por ejemplo, en algunas partes de los campos de Moria, en Grecia, los refugiados viven abarrotados en tiendas y tienen acceso a una sola canilla de agua cada 1.300 personas.
Priorizar la seguridad del personal sanitario
Las infecciones del personal de atención médica pueden ocurrir fácilmente en estructuras que estén abrumadas por un gran número de pacientes. Si se da esta situación las estructuras sanitarias podrían tener que lidiar posiblemente con suministros limitados de equipos de protección personal y es probable que también con una fuerza laboral reducida, ya que eventualmente el personal de atención médica también puede ser parte de los casos confirmados a través de la transmisión en la comunidad.
Si el personal sanitario se infecta, se reduce aún más la capacidad de admisión y tratamiento de pacientes. La seguridad para los trabajadores de la salud debe ser entonces una prioridad en todos los centros de salud.
Garantizar que las herramientas médicas sean accesibles, asequibles y disponibles
Para garantizar que las herramientas médicas que se necesitan con urgencia para responder al COVID-19 sean accesibles, asequibles y disponibles, las partes involucradas (incluidos los gobiernos, las corporaciones farmacéuticas y otras organizaciones de investigación que desarrollan tratamientos, diagnósticos y vacunas) deben tomar las medidas necesarias para:
- evitar que las patentes y los monopolios limiten la producción y el acceso asequible;
- priorizar la disponibilidad de los insumos médicos para la protección y el tratamiento de los trabajadores sanitarios de primera línea; y
- mejorar la transparencia y la coordinación, asegurándose de monitorear continuamente las potenciales vulnerabilidades en la cadena de suministro de insumos médicos esenciales, y desarrollando medidas de mitigación cuando sea necesario a través de la colaboración internacional.