A Médicos Sin Fronteras (MSF) le preocupa la vulnerable situación de decenas de miles de desplazados internos en el sur de Etiopía, después de que una evaluación revelara indicadores alarmantes sobre su estado nutricional, las malas condiciones de vida y la limitada disponibilidad de agua potable.
Tras examinar a niños menores de cinco años en ocho asentamientos de desplazados internos en la woredai de Gedeb, en Gedeo, a finales de marzo, los equipos de MSF hallaron que las tasas de desnutrición aguda grave y global estaban muy por encima del umbral de emergencia. Pese a que no formaron parte de la evaluación, MSF también vio un alto número de mujeres embarazadas desnutridas.
“Vimos una necesidad inmediata de ampliar la respuesta al tratamiento de niños desnutridos, ya que las pocas estructuras médicas de la zona estaban completamente desbordadas y no podían ofrecer la atención especializada necesaria que requieren niños con complicaciones”, afirmó Markus Boening, coordinador de MSF en Gedeo.
“Uno de los mayores problemas es que los niños desnutridos llegan demasiado tarde para recibir tratamiento, lo que demuestra que existen carencias en el componente de alcance comunitario en la respuesta humanitaria actual».
Los equipos de MSF están apoyando a las autoridades regionales de salud con un enfoque en nutrición. Hasta el momento, han tratado a más de 200 niños menores de cinco años por desnutrición aguda grave en dos centros de estabilización y han atendido a más de 55 pacientes pediátricos.
La respuesta se ampliará en los próximos días para incluir la mejora de las condiciones de agua y saneamiento en algunos de los campos de desplazados internos y asentamientos informales, incluido un mayor acceso a suministros de agua potable y letrinas. Las autoridades sanitarias locales han reportado varios miles de casos de diarrea acuosa en las últimas semanas.
“Los campos y asentamientos están superpoblados y en condiciones extremadamente precarias. La población que vive allí está en riesgo de brotes epidémicos. Su salud es muy vulnerable tras haberse desplazado tantas veces”, dijo Boening.
MSF ha regresado a Gedeo solo tres meses después de concluir una de sus mayores intervenciones de emergencia de 2018, que se inició después de que un gran número de personas resultaran desplazadas por violencia étnica. En el punto más álgido de la crisis en julio pasado, las autoridades etíopes estimaron que cerca de un millón de personas habían huido de sus hogares.
En diciembre, los indicadores de salud habían mejorado, las admisiones hospitalarias habían disminuido y muchas personas habían regresado a sus hogares o habían abandonado los asentamientos colectivos. Sin embargo, la situación se ha deteriorado dramáticamente desde entonces y reportes de inseguridad, la amenaza de violencia y la falta de asistencia llevaron a muchas personas a regresar a Gedeo.
“Algunos desplazados internos no regresaron y fueron absorbidos por la comunidad local. Sin embargo, los recursos de la comunidad se han agotado y permanecer allí impide a los desplazados acceder a ayuda humanitaria. Como resultado, muchos van ahora a los nuevos asentamientos que han surgido en busca de ayuda humanitaria», señaló el coordinador general de MSF en Etiopía, Mohamed Morchid.
Si bien los equipos de MSF están realizando evaluaciones para identificar nuevas carencias en la provisión de servicios de nutrición y de atención médica, los servicios médicos por sí solos no pueden resolver las múltiples necesidades de una población en grandes dificultades.
“Es crucial continuar los esfuerzos de movilización a nivel local, regional y federal, y aumentar la entrega de la ayuda para garantizar que las necesidades urgentes de la población en materia de atención médica, refugio, agua y saneamiento y alimentación estén cubiertas,” dijo Morchid. «También es importante que las personas puedan moverse con libertad y seguridad para acceder a la ayuda humanitaria, no solo en Gedeo sino también en otras regiones de Etiopía donde hay poblaciones desplazadas»