En Puebla
En los días posteriores al terremoto del 19 de septiembre, nuestros compañeros en la zona identificaron como las principales afecciones médicas entre la comunidad poblana tanto problemas respiratorios, como síntomas psicosomáticos y un deterioro de enfermedades crónicas como hipertensión o diabetes.
Sin embargo, las prioridades de las personas afectadas se relacionada sobre todo con la pérdida total de sus pertenencias y, en muchos casos, con la muerte de familiares y vecinos. Y es que, al tratarse de comunidades pequeñas, el sismo impactó enormemente a todos sus habitantes; por ello, nuestra intervención en salud mental -tanto individual como grupal- fue especialmente relevante.
Durante esos dos meses, nuestras actividades de promoción de la salud y salud mental comunitaria se enfocaron en distintos espacios de congregación pública como escuelas, albergues, iglesias, centros de salud, casas de cultura, DIFs y centros deportivos.
Allí, nuestros compañeros llevaron a cabo diversas actividades lúdicas y deportivas con el fin de ayudar a aquellos jóvenes más reticentes a recibir apoyo. También implementaron estrategias para apoyar a los más pequeños que presentaban síntomas como llanto frecuente, temor constante y enuresis, entre otros. Entre la población adulta, hubo síntomas como pérdida de apetito o de sueño, miedo y sensación de desprotección e irritabilidad.
Nuestros equipos se localizaron principalmente en dos regiones del estado. En la zona sur, establecimos nuestra base en el municipio de Tehuitzingo, desde donde desplegamos unidades móviles para visitar a las comunidades aledañas más alejadas.
En el norte, nos establecimos en el municipio de Atlixco con el fin de atender al municipio y a las comunidades de la zona. Durante este tiempo, brindamos 1.544 consultas de atención médica y 1.450 consultas en salud mental. Nuestras actividades de promoción de la salud llegaron a cerca de 6.000 personas.
Además, repartimos alrededor de 150 lonas para refugio y 200 kits con utensilios básicos de cocina, higiene y abrigo y, en algunos casos, con productos específicos para bebés y pequeños niños. Además, en algunas de las comunidades más afectadas, donamos unas 20 carpas.
En las comunidades donde era necesario continuar con apoyo y en salud mental, traspasamos las actividades a otras organizaciones aún presentes en la zona.
“Logramos llegar a las comunidades de forma diferente, sabiendo que cada comunidad es un reto, con sus características específicas, costumbres propias, con recursos diferentes… Llegar a ellas, identificar necesidades y tratar de abordar esos recursos de manera diferencial para lograr una respuesta oportuna y efectiva supuso un gran reto en este trabajo de emergencia en México”, explica Lina Villa Ruiz, nuestra coordinadora en el terreno.
En Oaxaca
En el Estado de Oaxaca, gravemente afectado por los dos sismos, brindamos atención médica y apoyo en salud mental y psicosocial.
Así, llevamos a cabo formaciones de primeros auxilios psicológicos a personal sanitario estratégico, a voluntarios, a líderes comunitarios, y a maestros de las comunidades, sobre todo en la región de Juchitán.
Nuestros equipos lograron comunidades y localidades de muy difícil acceso como Santa María del Mar Ixhuatán, San Francisco del Mar, Río Viejo, San Mateo del Mar, San Dioniosio del Mar, Ixtepec, Ixtaltepec y Juchitán de Zaragoza. El objetivo, brindar apoyo en salud mental y psicosocial mediante intervenciones individuales y grupales, según el caso, y adaptadas a las necesidades de la población damnificada.
Durante las sesiones se abordaron temas como las reacciones emocionales normales frente a un sismo y su correspondiente psicoeducación, el duelo y su proceso, la resolución de conflictos, etc. Junto a líderes comunitarios, la labor se realizó gracias a nuestras clínicas móviles.
“En el estado de Oaxaca, en los diferentes municipios alrededor de Juchitán, la situación era todavía más compleja debido a los graves daños del primer terremoto, que derrumbó muchas casas. Otras muchas se debilitaron y corrían el riesgo de derrumbarse en cualquier momento” explica Bertrand Rossier, nuestro coordinador general en México. “La población trata de regresar a la normalidad, pero es muy difícil en este contexto; las casas no han parado de temblar a diario (entre dos y cinco temblores al día), lo que les impide regresar a sus casas. Por ello, una grande parte de la población sigue durmiendo fuera, cerca de sus casas, por temor a un derrumbe”, añade.
En esta zona hemos desarrollado actividades brindando atención psicosocial y salud mental a 5403 personas y ha realizado 244 consultas médicas en su labor de apoyo a estas comunidades fuertemente afectadas por la catástrofe.
En Ciudad de México y Estado de México
A finales de octubre, dimos por finalizadas nuestras actividades médico- humanitarias en salud mental y psicosocial en San Miguel Tecomatlán, en el Estado de México, y Xochimilco, en la Ciudad de México.
En Xochimilco, nos centramos en espacios comunitarios como escuelas primarias, centros de salud y parroquias de las comunidades de San Gregorio y Santa Cruz Acalpixca, donde contamos con la participación de personal académico, expertos en salud y habitantes de la comunidad.
En San Miguel Tecomatlán, en el Estado de México, nuestro trabajo se llevó a cabo en la plaza de la comunidad, en los albergues, en centros de salud y en el Centro de Atención a Víctimas de Violencia, con la participación de expertos en salud, grupos de apoyo mutuo y grupos de adolescentes, así como promotores de la comunidad y de la sociedad civil.
Las actividades de apoyo a través de consultas individuales, sesiones grupales y formaciones a profesionales de la salud y docentes llegaron a 1.229 beneficiarios.
En Morelos
En Jojutla, estado de Morelos, nos enfocamos en formar en primeros auxilios psicológicos al personal de la jurisdicción sanitaria, a promotores de la salud mental, a maestros y a líderes de la comunidad.
Las sesiones grupales y las actividades de psicoeducación se concentraron en la población de jóvenes y estudiantes, pero también entre vecinos de las distintas colonias más afectadas. También realizamos un acompañamiento a aquellas familias que debían enfrentarse a la demolición de sus viviendas.
En Morelos MSF, hemos realizado actividades en los municipios de Jojutla, Mazatepec, Ocuituco, Puente de Ixtla (comunidad de Tilzapotla y Xoxocotla), Tlaquiltenango (Comunidad de Manzanares), Tetela del Volcán y Tlayacapan (Comunidad de Nacatongo) donde ofrecimos apoyo a 5.091 personas de la comunidad, incluyendo profesionales de la salud y docentes.