Abu Ahmad, de 52 años, huyó de Myanmar con su hija menor, Rokia, de 10 años. Ella es tratada en la clínica de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Kutupalong en Cox’s Bazar. Abu Ahmad tuvo que dejar a sus otros 7 niños detrás, sin saber si todavía están con vida.
«Cuando decidí venir, mi hijo me dijo: ‘No podemos ir todavía porque cerraron las carreteras, en todos lados están cerradas. Toma a mi hermana, primero le salvas la vida. No podemos salvarla aquí, tú y mi madre y mi hermana huyan y salven su vida. Allah nos salvará.’
Luego nos despedimos y rezamos el uno por el otro. Cuando llegamos a la frontera con Bangladesh, sufrimos durante un par de días en la «tierra de nadie», durante 8 días en el lado de Myanmar. No encontramos ningún barco. No teníamos agua ni comida, sufríamos mucho por falta de agua y comida. Encontramos el bote y, a través de eso, llegamos a Bangladesh.
Después de 2 meses, estaba seguro de que no podía saber dónde estaban. Pero descubrí que mi hijo mayor está vivo con su hijo y esposa, se está quedando lejos de mi pueblo, que está a un día de distancia. Ellos están bien pero ninguno de los dos sabe mucho del otro. En esta situación, con un niño, ¿qué debería hacer? Entonces Dios me mostró el camino hacia el hospital de MSF, del que ya había escuchado, y aquí estamos.
No tengo paz en mi corazón, ahora me siento estresado. Estoy estresado las 24 horas. Si mi hija estuviera bien, entonces yo estaría bien, el estrés desaparecería. Tengo un deseo de vivir como otras personas, viviendo junto a mi hija y mi esposa, todos juntos. Mi deseo es vivir junto a mi familia. Si mi hija se recupera, me gustaría que viviéramos juntos.»
Miles de refugiados rohingya huyen de la violencia étnica en el Estado de Rakhine en Myanmar hacia Bangladesh. Los campos de refugiados que ya estaban allí en Bangladesh, específicamente en el distrito de Cox’s Bazar, están enfrentando una repentina y masiva afluencia de refugiados. En respuesta a la crisis humanitaria que se despliega en el distrito de Cox’s Bazar, Bangladesh, desde Médicos Sin Fronteras incrementamos enormemente nuestras operaciones en el país, mientras sigue la afluencia: más de 620.000 refugiados rohingya vienen huyendo del norte de Myanmar desde agosto de 2017.