La organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) alerta que en medio de una fuerte intensificación de los ataques en el noroeste de Siria -principalmente en la gobernación de Idlib y el norte de la gobernación de Hama- desde el 19 de septiembre pasado, los hospitales están cerrando porque han sido bombardeados o temen ser bombardeados, dejando a los pacientes con cada vez menos opciones de recibir atención médica de urgencia en el momento en que más se necesita.
El hospital Hama Central/Sham, apoyado por MSF, fue golpeado por un ataque aéreo el martes 26 de septiembre alrededor de las 6.30 de la mañana, hora local, quedando fuera de funcionamiento. Afortunadamente no hubo víctimas fatales.
Otros tres hospitales fueron golpeados y quedaron fuera de servicio el 19 de septiembre en la gobernación de Idlib, y dos importantes hospitales en el distrito de Jisr al-Shugur fueron evacuados en la noche del 27 de septiembre por temor a ser bombardeados. Esta situación deja al resto de las instalaciones médicas de la región desbordadas y luchando para hacer frente a la gran afluencia de heridos.
Como una de las principales estructuras de referencia en el sur de Idlib y en el norte de Hama, el hospital Hama Central/Sham se convirtió en la única instalación en el área que aún podía realizar cirugías para salvar vidas ya que otros hospitales estaban dañados o fueron evacuados. Desde el ataque del martes por la mañana, la capacidad para brindar asistencia médica de urgencia se ha reducido drásticamente, situación que se repite en la región.
«Esperábamos que ocurriera un ataque», dijo el director del hospital apoyado por MSF. «El hospital que gestiono ha sido golpeado por más de 10 ataques aéreos en diferentes momentos desde que comenzamos en 2012.»
Otros seis hospitales y centros de salud apoyados por MSF en las gobernaciones de Idlib y Hama han recibido un total de 241 heridos del 20 al 27 de septiembre y han reportado 61 muertos. Uno de estas instalaciones recibió 99 heridos e informó 21 muertos el 20 y 21 de septiembre antes de evacuar a todos los pacientes y reducir las actividades debido a las preocupaciones de ser un objetivo. Los otros hospitales permanecen operativos pero se encuentran constantemente bajo el temor de ser bombardeados.
Un porcentaje inusualmente elevado de heridos corresponde a casos graves: 100 severos, 93 moderados y sólo 48 leves. Esto coincidiría con lo que oímos acerca de los pacientes que se alejan de los hospitales ya que temen ser bombardeados allí. 129 de estos pacientes heridos (más del 50 por ciento) son mujeres y niños menores de quince años, lo que indica que hay un número significativo de víctimas civiles en los bombardeos.
MSF ha estado brindando suministros médicos adicionales a los hospitales que aún están en funcionamiento para ayudarlos a mantener los servicios básicos de primera necesidad. Pero esta asistencia sólo puede tener un efecto limitado si las instalaciones no están seguras de los bombardeos.
«Es evidente que en este momento los hospitales no están a salvo de los bombardeos en Idlib y esto es indignante», dice Brice de le Vingne, Director de Operaciones de MSF. «El miedo está causando que los hospitales cierren o reduzcan los servicios, y el impacto de esto recaerá en todas las personas, los enfermos, los heridos, las mujeres embarazadas, todos los que necesitan atención médica. Bajo el Derecho Internacional Humanitario -las «reglas de la guerra»-, las personas que necesitan atención médica, ya sean combatientes o civiles, deben tener acceso a esa atención y las instalaciones médicas que les brindan tratamiento no pueden ser atacadas. Las partes en conflicto y sus aliados políticos y financieros deben cumplir con los compromisos que han asumido en la Asamblea de Naciones Unidas y en las resoluciones del Consejo de Seguridad. Si las partes en conflicto y sus aliados realmente quisieran mantener sus responsabilidades para evitar ataques a las instalaciones sanitarias, seguramente podrían hacerlo«.