Esta epidemia amenaza con descontrolarse si no se le da una respuesta completa, en la que se incluyan actividades de prevención. Tanto Minova como Bukavu son ciudades muy pobladas, lo que supone un riesgo mayor de propagación rápida del cólera.
Hemos habilitado cuatro centros de tratamiento de cólera (en Minova, Baraka, Sebele y Bukavu) y tres unidades de tratamiento (en Bulenga, Nyange y Numbi). En estas estructuras, damos atención directa a los pacientes en apoyo de la capacidad del Ministerio de Salud congoleño. También hemos reorganizado los circuitos para los pacientes según la evolución de su estado y hemos dispuesto más camas y material para aumentar la capacidad de respuesta en las diferentes estructuras de salud.
En Baraka, hemos instalado nueve puntos de cloración para desinfectar el agua y donado material a los centros de Kabeya, Ruzizi y Uvira. Además, hemos destinado a parte de nuestro personal más especializado a las estructuras de salud, para apoyar al Ministerio de Salud en la lucha contra la enfermedad.
Desde comienzos de agosto, hemos tratado a más de 1.200 pacientes con cólera en las diferentes estructuras. En la actualidad, hay 70 personas ingresadas en Minova, 67 en Bukavu, 18 en Bulenga y 22 en Baraka.
Pero la respuesta de prevención y de bloqueo de las cadenas de transmisión de la enfermedad todavía no son eficaces.
“Hacen falta muchos más puntos de cloración, llevar a cabo pulverizaciones de los domicilios de las personas infectadas y llevar a cabo una campaña de sensibilización lo antes posible”, explica Francisco Otero y Villar, nuestro coordinador general en RDC.
La estación seca en RDC y la falta de agua fuerzan en ocasiones a la población a aprovisionarse en lugares insalubres, lo que favorece la transmisión de la epidemia. Un buen número de personas, tanto en Bukavu como en Minova, se abastecen con agua del lago o en fuentes de agua no potable.
El 50% de los casos que han llegado al centro de tratamiento de Minova proceden de un barrio colindante al lago Kivu que está muy lejos de las fuentes de agua potable.
“Es necesario aprovisionar a la gente con agua potable y equipar a los centros de salud con los materiales básicos para poder tratar a todos los afectados de la manera más rápida posible”, explica Francisco Otero.