Durante las últimas semanas, los combates en la región del Alto Nilo, en el noreste de Sudán del Sur, han dejado la localidad de Wau Shilluk desierta. Miles de personas vulnerables que huyeron de la violencia necesitan de ayuda humanitaria urgente.
Desde finales de enero, cerca de 30.000 personas han huido de los combates en torno a Wau Shilluk y se han trasladado a Aburoch y a zonas de matorral al sur de Kodok.
Hasta hace poco, gestionábamos un hospital en Wau Shilluk pero, cuando los combates se aproximaron a esta ciudad a las orillas del Nilo, nos vimos obligados a evacuar la instalación.
Ahora, hemos puesto en marcha una operación médica de emergencia para asistir a miles de desplazados que buscan refugio en el norte de la localidad de Kodok, en Aburoch, y en zonas menos pobladas del sur de la ciudad.
«Las necesidades humanitarias de los que huyeron son enormes y no se están cubriendo«, asevera Abdalá Hussein Abdalá, nuestro coordinador general adjunto en Sudán del Sur.
«La mayoría de las personas que huyeron dejaron todas sus pertenencias atrás. Caminaron durante días para escapar de la violencia, y ahora están en una situación de extrema necesidad. Necesitan urgentemente agua, comida, abrigo y atención médica«.
Las consultas se multiplican
Ante esta situación, hemos respondido a las necesidades médicas urgentes de esta población mediante la apertura de un hospital de campaña con servicios de hospitalización, ambulatorios y de emergencia en Aburoch. Allí se han establecido hasta 15.000 desplazados.
Nuestras clínicas móviles también operan al sur de Kodok, donde se ha asentado parte de la población desplazada. En las últimas dos semanas, proporcionamos una media de 300 consultas al día, seis veces más que la media diaria del hospital de Wau Shilluk antes de la evacuación.
Quienes se han establecido en estas áreas tienen muy poco para sobrevivir. Durante semanas, cada persona solo ha recibido dos litros de agua limpia al día.
Mientras que en los últimos días el suministro ha mejorado ligeramente, la cantidad está aún por debajo de lo necesario para cubrir las necesidades básicas y de salud en un contexto de emergencia.
Más del 90% de las familias que hemos visitado carecían de suministros básicos como lonas de plástico para construir refugios, bidones para recoger agua limpia o utensilios de cocina.
«Nuestros médicos ven muchos casos de infección respiratoria y de diarrea aguda que se deben, en parte, por las terribles condiciones de vida. Los niños, las mujeres embarazadas y los ancianos son especialmente vulnerables en esta situación», explica Abadalá.
«Si no se construyen más letrinas pronto y el acceso al agua no mejora, el riesgo de propagación de enfermedades contagiosas aumentará».
Para la mayoría de los desplazados que llega de Wau Shilluk, ésta no es la primera vez que han tenido que abandonar sus hogares. Muchos habían vivido con anterioridad en la ciudad de Malakal, pero se vieron obligados a abandonarla debido a los enfrentamientos.
Algunos tienen familia en el centro de Protección de Civiles (PoC) de Malakal, donde la Misión de las Naciones Unidas en Sudán del Sur (UNMISS) estableció un campamento, pero no pueden contactar con ellas.
Proteger a los civiles
Reiteramos nuestro llamamiento a todos los actores del conflicto para que garanticen la seguridad de los civiles. Además, manifestamos nuestra preocupación por la falta de asistencia humanitaria.
«Muchas personas no saben dónde instalarse porque temen que los combates les obliguen a huir de nuevo. Es esencial que se les proteja de toda violencia y que se les preste asistencia», añade Abdalá.
Accedimos a Wau Shilluk a finales de febrero y, de nuevo, a principios de marzo. En la segunda visita, atendimos a 47 personas que permanecían en la ciudad y en sus alrededores.
Se trataba, fundamentalmente, de ancianos y personas con discapacidad que no pudieron marcharse. En concreto, y tras solicitarlo, 38 de ellos han sido trasladados al centro de Protección de Civiles de Malakal.
Resulta evidente que los civiles que quedan en la ciudad necesitan asistencia y protección y debe permitirse que los trabajadores humanitarios puedan prestarles la ayuda que requieren urgentemente.
Durante esta visita, volvimos a nuestro hospital en Wau Shilluk y comprobamos el estado de la instalación. «El hospital de Wau Shilluk fue saqueado, incluidas todas las medicinas y suministros médicos vitales. Hemos solicitado a todas las partes en conflicto que respeten el estatus protegido de las instalaciones médicas. Desgraciadamente, nuestro hospital está en un estado deplorable. Los medicamentos para el tratamiento de enfermedades como tuberculosis, VIH/sida y kala azar han desaparecido», se lamenta. «Si las instalaciones médicas no pueden funcionar, toda la comunidad sufrirá».