Tras las elecciones de 2016, algunos actores internacionales han estado hablando de una «normalización» de la situación en República Centroafricana. Es este un discurso muy preocupante, que se utiliza para justificar una reorientación gradual hacia el desarrollo, a expensas de la capacidad de respuesta humanitaria.
Una situación que está lejos de ser “normal”
A diario, Médicos Sin Fronteras (MSF) es testigo de una realidad muy diferente: un gran número de personas siguen prisioneras de la violencia y el miedo y carecen de acceso a servicios básicos, como la vivienda, la alimentación, el agua potable y el saneamiento, la atención médica y la protección. Más de la mitad de la población del país necesita ayuda humanitaria, hay cerca de 380.000 desplazados internos (un 8% de la población); y medio millón de personas ha buscado refugio en países vecinos. Con demasiada frecuencia, las crisis prolongadas tienden a degenerar en crisis agudas y afectan la salud de la población a largo plazo, haciendo a las personas aún más vulnerables y debilitando la infraestructura sanitaria destinada a cuidar de ellas.
Un sistema de salud disfuncional y con múltiples barreras de acceso
El sistema público de salud no funciona con normalidad y la población depende, en gran medida, de la ayuda humanitaria para recibir asistencia sanitaria y cubrir otras necesidades. En muchos casos, MSF se ha visto obligada a asumir la prestación de la atención sanitaria para la población general ante la ausencia de otros actores de salud. Los centros de salud operativos están sufriendo una grave escasez de personal médico, especialmente en las zonas rurales. Además, la mayor parte de la población centroafricana aún no tiene acceso a la atención médica básica debido a las barreras físicas (malas condiciones de las carreteras, obstáculos, caminos controlados por grupos armados o bandidos), los obstáculos relacionados con la prestación de la atención médica (falta de personal capacitado e infraestructura apropiada), y barreras financieras (la pobreza y un omnipresente sistema de recuperación de costos que la mayoría no puede pagar).
Indicadores estancados o empeorados
La situación sanitaria en RCA es alarmante, con indicadores de salud que apuntan a una situación similar o peor que en años anteriores. Así, a finales de junio de 2016, MSF trató a 6.700 niños con desnutrición, lo que representa más de la mitad de los 10.200 casos tratados el año anterior. A pesar de los cambios en la escena política de este año, MSF no ha percibido una disminución de las necesidades en términos de asistencia sanitaria y respuesta humanitaria en RCA.
Las necesidades en materia de asistencia sanitaria en RCA son inmensas: en 2015, los programas de MSF constituyeron la tercera misión más importante de la organización en términos de inversión, detrás de la República Democrática del Congo y Sudán del Sur. Sin embargo, el nivel de compromiso del Gobierno y la comunidad internacional no refleja estas necesidades. Las propuestas actuales de financiación para el sector sanitario en RCA son poco realistas: el gasto propuesto por el Ministerio de Salud para los programas de salud y nutrición para todo el país asciende a unos 60 millones de dólares al año (cerca de 56 millones de euros). En contraste, el año pasado MSF gastó 55 millones de euros del dinero de sus donantes privados (es decir, no gubernamentales) en RCA.
La cantidad de dinero asignada por MSF, una organización humanitaria, es mayor o está a la par de las inversiones en materia humanitaria de cualquier donación particular de un gobierno al país.
Este no es el momento para que los donantes, el Gobierno de RCA y los actores internacionales se retiren o dejen de priorizar la ayuda humanitaria. Desafortunadamente, la situación en RCA es tal que la vida, la salud y el bienestar de muchos centroafricanos dependen de la acción de organizaciones humanitarias y de los compromisos financieros internacionales. Las continuas necesidades humanitarias de la población de RCA deben seguir siendo una de las principales prioridades de la agenda internacional.
En este sentido, MSF hace una llamado urgente para:
- Que se levanten con urgencia las barreras que impiden el acceso a la atención médica a los más vulnerables. La inseguridad, los insuficientes recursos y las políticas sanitarias inadecuadas siguen siendo obstáculos claves. Contrariamente al discurso actual, las necesidades humanitarias aún no están cubiertas y la respuesta debe continuar.
- La asignación de recursos por el Gobierno centroafricano y los donantes debe estar en consonancia y ser coherente tanto con las necesidades humanitarias y como de desarrollo en el sector de la salud. En 2016, MSF empleó 54 millones de euros procedentes de donaciones particulares para apoyar 17 programas médicos en 9 prefecturas. Esta cantidad excede el presupuesto del Ministerio nacional de Salud y es considerablemente mayor que las inversiones en el sector por parte de cualquier Gobierno donante individual al estado centroafricano.
- El compromiso por parte de las autoridades centroafricanas con la adopción de un enfoque a largo plazo para responder a las cuestiones estructurales del país (especialmente en las que se refieren al sistema sanitario), al menos en zonas relativamente estables del país.
Además, MSF hace un llamado a todas las partes presentes en el conflicto en RCA — Gobierno, grupos armados y MINUSCA — a asumir su responsabilidad de asegurar que la población civil esté protegida, garanticen el acceso humanitario tanto en las zonas urbanas como las áreas más remotas del país, y aseguren el acceso a la atención sanitaria y el respeto a los trabajadores e instalaciones médicas.