En un contexto ya de por si dramático de violencia prolongada y desplazamiento, la advertencia que formuló Médicos Sin Fronteras (MSF) hace un año a la comunidad humanitaria y a los donantes no ha dado lugar a ninguna acción estructural o decisiva para evitar la escasez de medicamentos esenciales en todo el país.
El conflicto en Sudán del Sur se ha prolongado durante más de dos años, impactando a la población y poniendo como siempre a los más vulnerables en situación de riesgo. Además de esta ya difícil situación humanitaria, una emergencia médica adicional y prevenible se está desarrollando.
La discontinuación del Fondo de Emergencia de Medicamentos (EMF) – el programa que aseguraba la financiación, adquisición y suministro de medicamentos esenciales para todo Sudán del Sur – ha dado lugar a inaceptables y devastadoras interrupciones de medicamentos en todo el país. Mientras que los objetivos del programa oficial se habían entregado de nuevo al Gobierno, no había duda de que éste no sería capaz de llenar este vacío, en medio de la continua crisis en el país.
Los esfuerzos para prevenir el peor de los escenarios han sido temporales y no han reconocido el extenso impacto de la escasez masiva de medicamentos. Las reservas que han sido distribuidas y reasignadas no han evitado que nuestros equipos sean testigos de la escasez en la mayoría de las instalaciones sanitarias de atención primaria en las áreas cercanas a donde trabajamos. A modo de ejemplo, en Aweil y sus alrededores, visitamos 42 centros y unidades médicas, de las cuales 12 se encontraban completamente cerradas y 23 experimentaban cierres parciales y estaban enviando a los pacientes al mercado a comprar sus medicamentos recetados. Todo esto se vio agravado por un brote de malaria el año pasado, en el que se trataron más casos de malaria severa que nunca antes, a pesar de las donaciones y la distribución de pruebas y tratamientos. Aún así muchos pacientes llegaban en etapas avanzadas de la enfermedad debido a la falta de acceso a medicamentos básicos a nivel local.
A pesar del previsible escenario en el momento de nuestra advertencia, estos hallazgos han sido reflejados y confirmados por los mecanismos oficiales de información. Todavía no existe un enfoque estructural formulado sobre el camino que se debería seguir, mientras que el desabastecimiento de medicamentos es ahora una realidad en todo el país. Una nueva época de lluvias se acerca rápidamente, prometiendo nuevos brotes, así como una logística complicada. No es una situación que un actor pueda resolver por sí mismo, y los esfuerzos concertados parecen estar ausentes.
Por lo tanto, hacemos un llamado a todos los donantes, actores y autoridades a que vuelvan a unirse para evitar una crisis médica completa, que se suma a la ya difícil situación humanitaria.
La población no puede permitirse el lujo de que se le niegue la medicación que necesita para salvar sus vidas. Si no se unen esfuerzos se pondrá en peligro la vida de miles de personas y se afectará otra vez de manera desproporcionada a los más vulnerables en este país, en particular a las mujeres y a los niños.
Después de haber planteado estas preocupaciones por escrito a todos los donantes y después de numerosas reuniones bilaterales, me siento obligada a reiterar nuestro llamamiento al público, en forma de esta carta abierta.
Dra. Joanne Liu
Presidenta Internacional de Médicos Sin Fronteras
Ginebra, 7 de abril de 2016