El nuevo campo de Grande-Synthe diseñado por Médicos Sin Fronteras (MSF) ha comenzado a recibir hoy a migrantes, refugiados y solicitantes de asilo que vivían, hasta entonces, entre el barro del frío campamento de Basroch, en Grande-Synthe. El traslado a la nueva instalación, situada en las afueras de Grande-Synthe, se prolongará durante varios días. Esta operación se lleva a cabo de forma conjunta con el gobierno municipal de la localidad situada en el norte de Francia, en el distrito de Dunkerke. El objetivo es proporcionar un lugar donde los refugiados puedan tener un alojamiento y unas condiciones de vida más aceptables.
Los habitantes del campamento de Basroch recibieron información sobre el traslado al nuevo emplazamiento hace unas semanas. Mediadores culturales de MSF les explicaron que el campo no tendrá controles de acceso y que los residentes van a tener libertad para ir y venir del mismo. «Este campo no debe ser un recinto cerrado«, enfatiza André Zincq, director adjunto del proyecto de MSF. Los mediadores también les informaron que en la nueva ubicación, el campo Liniere, van a estar alojados en refugios de madera. Cada barrio dispondrá de instalaciones sanitarias con lavabos y duchas con agua caliente.
La construcción del nuevo campo trata de satisfacer las necesidades básicas de los refugiados. Sin embargo, MSF considera que es igualmente importante mejorar las zonas comunitarias. Así, asociaciones locales que ayudan a los refugiados han instalado cocinas y han abierto una escuela y un parque infantil. La población del campo Grande-Synthe incluye muchas familias y un centenar de niños.
Aunque MSF ha diseñado el campo, la organización médico-humanitaria no va a gestionarlo. Hay otras organizaciones que pueden asumir esa labor y la Alcaldía de Grande-Synthe ha designado a una de ellas para este cometido.
«Hemos construido este campo para mitigar una crisis en la que el Gobierno central se ha negado a intervenir», explica Zincq. Dada la falta de acción del Gobierno francés, el alcalde de Grande-Synthe solicitó ayuda a MSF en diciembre para hacer frente a la afluencia de migrantes, solicitantes de asilo y refugiados. MSF respondió mejorando el saneamiento y comenzó a brindar atención médica en el campo de Basroch. En enero, un equipo logístico de MSF empezó a trabajar en la nueva ubicación de Liniere.
Ahora que los trabajos se han completado, MSF se focalizará en la prestación de atención médica y en el seguimiento de las personas vulnerables. Así, los equipos facilitarán consultas, cuidados de enfermería y atención en materia de salud mental en salas equipadas e instaladas en edificios que ya existían en el lugar.