El ataque al campo de protección de civiles de Malakal (PoC, por sus siglas en inglés) el pasado 17 y 18 de febrero es una nueva y escalofriante instancia de brutalidad en un conflicto de dos años marcado por una total e inaceptable falta de respeto por la vida y la dignidad de los civiles sursudaneses. De acuerdo con múltiples y consistentes informaciones recibidas por Médicos Sin Fronteras (MSF) tras los enfrentamientos en el PoC de Malakal, uno de los trabajadores fallecidos de MSF fue asesinado mientras intentaba proveer de atención médica a personas heridas en los enfrentamientos.
MSF ha recibido más informaciones de personas que intentaron apagar incendios o ayudar a los heridos y que fueron objetivo de ataques deliberados y de disparos. Estos actos despiadados de violencia ocurren tras dos años en los que los civiles han sido sujetos a niveles indiscriminados de violencia que ha causado muertes, heridas irreparables y la devastación de las ya extremadamente vulnerables comunidades de Sudán del Sur.
“Esta violencia descarada y la intimidación de poblaciones civiles no puede continuar. Estamos afligidos y devastados por el asesinato sin sentido de dos de nuestros compañeros”, dice Raquel Ayora, directora de operaciones de MSF. “La violencia en el PoC de Malakal muestra claramente que la protección de civiles y la provisión de asistencia humanitaria sólo puede alcanzar con un cambio en la dirección de las hostilidades por todas las partes involucradas en el conflicto. Las circunstancias que deben enfrentar los civiles para sobrevivir a esta crisis en medio del caos absoluto del que fuimos testigos hace dos semanas y a lo largo de este conflicto no pueden ser toleradas. Todos aquellos con el poder para impedir que esto continúe y proteger las vidas humanas deben tomar acciones en ese sentido”.
Durante los enfrentamientos, grupos armados destruyeron de forma intencionada y generalizada los servicios humanitarios y los refugios de personas desplazadas en el PoC. Las 47.000 personas viviendo en el campo, que ya han sufrido dos años de violencia, fueron forzadas a buscar refugio en condiciones precarias e inhumanas en el ya superpoblado campo de UNMISS (Misión de Asistencia de Naciones Unidas, según sus siglas en inglés) una situación que propicia la propagación de enfermedades.
Como resultado de este ataque, muchos han quedado hoy sin nada. MSF ha confirmado al menos 19 muertos, incluyendo dos trabajadores sursudaneses de MSF. En total, 108 heridos fueron recibidos en el hospital de MSF, incluyendo 46 personas con heridas de arma de fuego. Pero el trauma y el incremento masivo de las necesidades humanitarias resultantes del ataque van a continuar afectando a esta población extremadamente vulnerable durante meses.
“Las personas se encuentran aterrorizadas, y se reúnen lo más cerca posible de las áreas del campo que son consideradas más seguras,” dice Ayora. “La situación es terrible y las necesidades médicas de la población continuarán empeorando si no se les garantiza seguridad y protección, junto con una rápida mejora de las condiciones de vida en el campo.”
Por el momento, las miles de personas que permanecen en el campo están resguardándose en zonas del mismo que no están adecuadamente equipadas. La población sólo tiene acceso a un promedio de diez litros de agua por persona por día, poco o ningún tipo de refugio e insuficiente acceso a servicios sanitarios. En el hospital de MSF, los equipos médicos están tratando a pacientes por enfermedades asociadas con estas duras condiciones de vida, incluyendo infecciones del tracto respiratorio, diarrea y malaria. Otras 4.500 personas que habían estado refugiándose en el PoC de Malakal, ahora han sido reubicadas al pueblo de Malakal, donde hay escaso acceso a cualquier tipo de asistencia humanitaria.
MSF condena enérgicamente la inaceptable violencia en la zona y llama a una protección significativa y sostenida en el tiempo de los civiles por parte de todas las facciones en conflicto.
Un equipo de 12 trabajadores internacionales y más de 100 sursudaneses se encuentran trabajando actualmente en el hospital de MSF, brindando atención médica urgente. MSF desarrolla 17 proyectos médicos en Sudán del Sur, proporcionando asistencia a todos aquellos que lo necesiten, sin distinción de raza, afiliación política o etnia. En 2015, MSF dio cuidados médicos a más de 800.000 personas en Sudán del Sur.