Médicos Sin Fronteras (MSF) trató a 60 personas heridas en su centro de trauma el pasado lunes después de que varias granadas explotaran en varios barrios de Bujumbura, la capital de Burundi.
“La mañana del lunes, tratamos cerca de 60 personas heridas en la sala de urgencias en muy poco tiempo” explica Richard Veerman, responsable de operaciones de MSF para Burundi. El equipo de MSF activó un plan de emergencia para atender primero los casos más graves entre la gran afluencia de heridos. “Abrimos una segunda sala de operaciones y realizamos cinco intervenciones quirúrgicas en las horas siguientes”.
El centro de trauma de MSF en Bujumbura está equipado con 43 camas, una sala de urgencias, dos quirófanos y una unidad de cuidados intensivos. Sus servicios son gratuitos y disponibles para cualquier persona que responda a los criterios de ingreso, entre ellas para todas aquellas que hayan sufrido un trauma violento. “Estamos comprometidos en brindar atención médica de calidad a las personas sin tener en cuenta raza, religión o afiliación política” apunta Veerman.
Desde que el centro de MSF abrió en julio, 630 pacientes heridos han recibido tratamiento y más de 390 han requerido hospitalización.
MSF es una de las pocas organizaciones internacionales que está tratando a los heridos y brindando atención médica de emergencia en la capital. Sus actividades en Burundi son financiadas exclusivamente por aportaciones de particulares. MSF no acepta fondos de ningún gobierno para sus operaciones en Burundi.
MSF trabaja en Burundi desde hace más de 20 años. En enero de este año intensificó sus actividades en Bujumbura cuando comenzaron las tensiones preelectorales en mayo. MSF apoyó entonces tres centros de salud ubicados cerca de los lugares donde tuvieron lugar las manifestaciones los hechos y facilitaron el acceso a atención médica gratuita a unos 120 pacientes hospitalizados en los hospitales públicos. MSF también facilitó formación al personal médico del hospital Prince Rwagasore en Bujumbura para proporcionar atención a víctimas de trauma y donó medicamentos y suministros médicos. En enero de 2015, la organización comenzó a traspasar gradualmente su programa de reducción de la mortalidad asociada con la malaria severa en Kirundo al Ministerio de Sanidad. Alrededor de 2.700 pacientes se han beneficiado del tratamiento de esta enfermedad.