Decenas de miles de personas en el norte de Camerún necesitan ayuda humanitaria urgente tras haber huido de los ataques de Boko Haram en la vecina Nigeria, alerta la organización médica internacional Médicos Sin Fronteras (MSF), cuyos equipos están aumentando su asistencia a los refugiados y a las comunidades locales.
Entre 100 y 200 refugiados nigerianos llegan cada día al campamento de Minawao, en el norte de Camerún, en el que, según las cifras oficiales, ya ofrece protección a unos 45.000 refugiados. A causa de las continuas incursiones y ataques de Boko Haram, 90.000 cameruneses de la zona fronteriza con Nigeria también se han visto obligados a huir de sus hogares. «Boko Haram secuestró a mi esposa y dos de mis hijos y los encerraron en una de sus cárceles. Mi mujer logró escapar y está intentando unirse a mí y llegar hasta aquí, a Minawao, pero no tengo ninguna noticia de mis hijos. Ni siquiera sé si todavía están vivos”, denuncia Samuel, 45 años, de Nigeria. «Quemaron nuestra casa y se llevaron todas nuestras vacas y propiedades«, añade.
Deterioro médico y nutricional
Semanas e incluso meses después de haber emprendido la huida, muchos de los refugiados y desplazados siguen en condiciones de extrema vulnerabilidad, sin suficiente comida, refugio y sin acceso a una adecuada atención médica. Las precarias condiciones de vida que afrontan representan un riesgo adicional para la salud en una región frecuentemente afectada por la inseguridad alimentaria y donde el acceso a la asistencia sanitaria ya es limitado. Con la llegada de la temporada de lluvias, los equipos de MSF han detectado un incremento de pacientes con malaria. Además, a causa de la imposibilidad para el cultivo, en los últimos meses se ha producido un aumento importante en los ingresos en los programas de nutrición de MSF. El número de niños tratados en el centro de nutrición terapéutica de MSF en Mokolo se ha más que triplicado desde mayo.
«El aumento de las admisiones es una primera señal de advertencia«, dice el jefe de misión de MSF Hassan Maiyaki. «Para responder a las necesidades, estamos reforzando nuestra capacidad de tratar niños con desnutrición en el hospital de Mokolo, y también estamos empezando a ofrecer atención nutricional intensiva en el hospital de Kousseri.»
El cólera es endémico en Camerún, con brotes que se producen casi todos los años, pero los refugiados son particularmente vulnerables por el hacinamiento al que se ven forzados a vivir y el acceso limitado al agua potable en el campo de Minawao. El pasado 18 de agosto, los equipos de MSF, en colaboración con el Ministerio de Salud, pusieron en marcha una campaña de vacunación masiva que durará un mes para proteger a 58.000 personas, incluidos refugiados nigerianos y población camerunesa que vive alrededor de Minawao, de enfermedades transmitidas por el agua. Los 28 equipos también vacunarán contra el tétanos a 14.600 mujeres en edad reproductiva y realizarán una evaluación para la desnutrición aguda de todos los niños menores de cinco años.
El campo de Minawao está situado en una región desértica donde el agua es muy escasa. MSF proporciona actualmente el 55 % del total de agua suministrada en el campo, un abastecimiento que se realiza por carretera desde la ciudad de Mokolo, a unos 40 km de distancia. Actualmente, los refugiados en el campo tienen un promedio de 16 litros por persona por día, pero la constante llegada de refugiados de la vecina Nigeria aumenta las necesidades de provisión de agua potable.
Desde mayo de 2013, los ataques de Boko Haram han provocado una creciente crisis humanitaria en la región del Lago Chad, afectada de por sí por crisis cíclicas de inseguridad alimentaria y donde la asistencia médica ya es inadecuada. Solo en el noreste de Nigeria, cerca de 1,4 millones de desplazados han tenido que abandonar sus hogares; unas 170.000 personas han huido a los países de vecinos de Camerún (56.000), Chad (14.000) y Níger (100.000). Al menos 1.300 personas han muerto durante este año.
MSF trabaja en Camerún, Níger, Nigeria y Chad para ofrecer atención médica y humanitaria a los miles de personas que huyen de la violencia y a las comunidades locales afectadas por la misma.