En Acapulco no hay conflicto armado tradicional, sin embargo, esta ciudad situada en la costa del estado mexicano de Guerrero está considerada como la tercera ciudad más violenta del mundo, detrás de San Pedro Sula en Honduras y Caracas en Venezuela. En los primeros 6 meses del 2015, se registraron 524 muertes violentas por homicidio en la ciudad y esto es solo la punta del iceberg. Los altos índices de violencia afectan a gran parte de sus habitantes, entre ellos a los de la colonia Jardín, donde Médicos Sin Fronteras (MSF) inició una intervención de la mano de la Jurisdicción Sanitaria 07, la Dirección Municipal de Salud y la Pastoral Social de Acapulco que ofrece servicios psicológicos y atención a supervivientes de violencia sexual en 2014. María Simón, coordinadora del proyecto, acaba de volver de Acapulco.
¿Nos podrías contar cómo es el contexto en Acapulco?
Acapulco, una ciudad conocida como destino turístico internacional en los años 70 y 80, se ve actualmente afectada por las brutales dinámicas de enfrentamientos entre los diferentes grupos del crimen organizado que se disputan su control. El aumento de la violencia ha generado unas consecuencias humanitarias devastadoras para la población: asesinatos, heridos, desapariciones forzadas, secuestros, extorsiones, reclutamiento forzado de menores, amenazas sistemáticas a la población, desplazamiento forzado y una clara ruptura del tejido social.
¿Cómo describirías a la población?
La población que reside en las colonias (barrios) de la periferia está expuesta a las dinámicas ligadas a la violencia de forma cotidiana. Desde el estallido de la violencia en la ciudad, han tenido que adaptar sus hábitos a nivel personal, familiar y comunitario.
Los 60.000 habitantes de colonia Jardín donde trabaja MSF, sufren una elevada exposición a eventos potencialmente traumáticos pasados y recientes. El sufrimiento al que están expuestos los familiares de personas asesinadas o desaparecidas, las víctimas de secuestro o extorsión o los desplazados a causa de las amenazas y la violencia tiene un fuerte impacto en su salud mental.
La violencia, además, ocasiona una ruptura en el tejido social, deserción escolar, disfunción y violencia intrafamiliar, desempleo, falta de oportunidades o suicidios.
¿Cómo es la atención médica para estas personas?
En el ámbito de la salud mental, el proyecto cuenta con seis puntos de atención ubicados en los centros de salud y una parroquia, donde se prestan servicios psicoterapéuticos de forma individual, familiar o grupal. Nuestros psicólogos están constatando diariamente que las consecuencias de la violencia son devastadoras para la población: los síntomas relacionados con la ansiedad, la depresión y los cuadros postraumáticos son frecuentes. Atendemos a personas que, tras haber sufrido o presenciado eventos extremadamente violentos tienen serias dificultades para continuar con sus vidas; se aíslan de su entorno, reviven una y otra vez lo que sucedió, les cuesta pensar con claridad y tienen alteraciones de la alimentación y el sueño.
En relación a la violencia sexual, la ruta de atención a supervivientes tiene serias disfunciones ya que no garantiza que las víctimas reciban atención médica de emergencia de forma oportuna. MSF ofrece atención integral para los sobrevivientes y para ello cuenta con un médico que está reforzando las capacidades de sistema público sanitario y de su personal. Este fortalecimiento se hace a través de formaciones para el conocimiento de la norma de México ya que ésta garantiza la atención médica integral y confidencial de los sobrevivientes.
¿Cuál es el objetivo de esta intervención?
Reducir el sufrimiento y la afectación psicosocial de ésta población víctima de la violencia, mediante la integración de servicios de salud mental desde el primer nivel de atención (centros de salud). También queremos garantizar el acceso de las víctimas de violencia sexual a atención médica integral de calidad.
¿Cómo llegamos a barrios donde la inseguridad es tan grande y cuál es la estrategia para llegar a la gente?
En 2013 se llevó a cabo un proyecto de dengue, a través de fumigación y sensibilización en la zona de intervención, la colonia Jardín de Acapulco. A través de esta intervención pudimos conocer la realidad de esta población. El componente comunitario fue esencial tanto en el proyecto de dengue como en el actual proyecto. Desde 2014, se trabaja con equipo local formado por habitantes de la propia colonia Jardín. A través de ellos se explica a la población quiénes somos, qué actividades realizamos y ofrecemos charlas psicosociales en diferentes espacios de la comunidad.
Resulta fundamental hacer promoción y sensibilización a la población en materias de salud mental y violencia sexual para romper mitos y barreras y hacer que la población poco a poco se acerque a las consultas de los servicios ofrecidos por el proyecto. Gracias a esta estrategia, muchas personas gravemente afectadas por la violencia están conociendo de la existencia de nuestros servicios y acuden a ellos en busca de ayuda.
Cerca de la mitad de los pacientes que llegan a consulta son menores de edad que sufren las consecuencias de la violencia. Atendemos, por ejemplo, niños que han presenciado el asesinato de sus familiares. En éste tipo de casos son frecuentes las alteraciones en el desarrollo: problemas para controlar la orina o alteraciones del lenguaje y la conducta. En ausencia de atención adecuada, la afectación tiende a agravarse y puede tener un impacto irreversible en la vida de estos pequeños.
¿Cuáles son los retos a los que nos enfrentamos?
Los retos a los que nos enfrentamos son muchos, pero sin duda los principales son terminar de establecer una estrategia comunitaria sólida que nos permita mantener el acercamiento a la población basado en la aceptación y seguir desarrollando estrategias de seguridad adaptadas a contextos de violencia urbana que no son homologables a las que MSF se enfrenta normalmente en el ámbito de los conflictos armados.
MSF desarrolla proyectos en México desde 1985. A lo largo del año 2014, la organización atendió alrededor de 21.200 personas en sus diferentes proyectos y ofreció 2.000 consultas en salud mental.