Los alimentos y agua potable disponible deben dividirse entre una población cada vez mayor. Además, la amenaza de desnutrición y de enfermedades transmitidas por el agua se cierne sobre la zona. Los equipos de emergencia de MSF en RDC proporcionan ayuda médica de urgencia tanto a la población refugiada y como a las comunidades de acogida en tres centros de salud y en el hospital general de referencia en la zona.
«La comida es escasa y los mercados están vacíos. Estamos comprobando que las tasas de desnutrición severa se sitúan por encima del umbral de emergencia, lo que nos preocupa enormemente. Solo en la primera semana de actividades, ya hemos hospitalizados diez niños por desnutrición grave «, explica Nathalie Gielen, coordinadora del equipo de emergencia de MSF.
Los refugiados centroafricanos informan que han sufrido violentos ataques, secuestros, violaciones, robos y amenazas por parte de grupos armados en el lado centroafricano de la frontera. Con todo, algunas personas están tan desesperadas por encontrar algo de comida que optan por regresar a RCA en busca de alimento.
«La vida aquí es dura. No tenemos nuestros campos de cultivo ni dinero para comprar alimentos ni bienes básicos. En mi hogar en RCA tenía lo que necesitaba para trabajar la tierra, pero aquí no tengo nada», se lamenta Anne Kabo, de 73 años, refugiado centroafricano que vive con su familia en RDC desde que llegó el pasado mes de mayo. «A veces trabajo para los congoleños a cambio de hojas de sorgo para alimentar a mi familia. Comemos lo que podemos y cuando podemos, a veces una vez al día o cada dos días. Ni siquiera tenemos aceite».
El saneamiento y el agua potable son dos de los problemas más importantes en la zona. No hay una fuente de agua segura y el saneamiento – especialmente en los campos improvisados donde viven los refugiados – es muy precario. Muchas personas obtienen el agua directamente del río, lo que podría causar que las enfermedades transmitidas por su consumo se incrementen.
«En tales condiciones, la propagación de enfermedades es casi inevitable. La semana pasada hubo un caso sospechoso de fiebre tifoidea, un niño de 12 años de edad, en uno de los improvisados campos donde viven los refugiados centroafricanos. La familia enterró el cuerpo justo al lado de su cabaña», declara Nathalie Gielen.
Hay previstos planes para reubicar a los refugiados a un campamento cerca de Bili, a 60 kilómetros al sur del río, para finales de este mes. Pero el traslado de miles de refugiados podría llevar semanas, y mientras tanto, tanto los refugiados como la población de acogida padecen una situación de extrema necesidad y requieren asistencia humanitaria urgente.
«Aunque muchos refugiados acaban de llegar, hay otros que llevan viviendo en estas condiciones durante meses. Tanto los centroafricanos como las comunidades de acogida tienen muchísimas dificultades para encontrar comida y agua, víveres que ya eran escasos antes. Hasta que se establezca una solución más duradera – continúa la coordinadora del equipo de emergencia de MSF. – se requiere más ayuda humanitaria, especialmente en términos de comida y agua y saneamiento.»
El equipo de emergencia de MSF en RDC presta ayuda médica en los centros de salud de Sidi, Gbangi y Dula lo largo del lado congoleño del río Ubangi, en la provincia de Ecuador. Los equipos también apoyan al hospital de distrito de Bili facilitando servicios de salud materna, hospitalización y salud mental. Desde el inicio de las actividades, el pasado 6 de febrero, se han llevado a cabo 754 consultas y han sido hospitalizados 72 pacientes.