Dos coches bomba han explotado este fin de semana en sendas ciudades del norte de Siria, Atma y Azaz, causando la muerte de unas 25 personas, entre ellas un miembro del personal en Siria de Médicos Sin Fronteras. MSF condena enérgicamente estos ataques mortales contra civiles.
En Atma, en el gobernorado de Idlib, un coche bomba explotó el sábado en las cercanías de un concurrido mercado en vísperas de la festividad de Eid, que pone fin al mes sagrado del ramadán. Unas 20 personas murieron y alrededor de 80 resultaron heridas, según fuentes locales. El hospital de MSF en la zona recibió 41 de los heridos, seis de los cuales fallecieron, incluido un integrante del equipo MSF que sufrió heridas graves en el ataque y murió poco después de llegar al hospital.
Hasta ahora, la ciudad de Atma había permanecido relativamente ajena a los combates. El área, cercana a la frontera con Turquía, acoge numerosos campos en los que se refugian más de 70.000 sirios. El ataque mortal contra el bazar de la ciudad tenía al parecer como objetivo deliberado a los civiles y refleja la creciente violencia que enfrentan los sirios de a pie.
Solo dos horas antes del atentado en Atma, otro coche bomba explotó en Azaz, ciudad situada más al norte, cerca de la frontera turca, y bajo control de la oposición. Una primera estimación sitúa en cinco el número de muertos y en 20 las personas heridas en este ataque.
Tras más de tres años de conflicto, las pérdidas humanas en Siria han sido enormes, con más de 170.000 víctimas mortales, según distintas fuentes, y casi la mitad de la población desplazada de sus hogares, buscando refugio ya sea en las partes del país que se creen menos peligrosas o en el extranjero.
Tanto para MSF como para las pocas organizaciones humanitarias internacionales que trabajan en Siria, resulta cada vez más difícil prestar ayuda, a pesar de que la población tiene grandes dificultades para acceder a la atención médica y de que sus necesidades médicas son enormes.
«Hoy en día, en este contexto de gran inseguridad, nuestra capacidad para llevar ayuda es muy limitada», afirma Mego Terzian, presidente de MSF.
Actualmente, MSF gestiona cuatro hospitales, dos centros de salud y varias clínicas móviles en las zonas controladas por la oposición en el norte de Siria. La organización también presta apoyo en algunas de las zonas más afectadas por el conflicto a través de la donación de suministros médicos y artículos de primera necesidad.