Alrededor de 10.000 personas quedaron sin hogar en la capital, Honiara, después que las inundaciones arrasaran con las comunidades asentadas sobre las orillas del río, destruyeran puentes y carreteras y provocara daños a algunos centros de salud.
Semanas después del desastre, cerca de 4.000 evacuados seguían viviendo en algunos refugios temporales instalados en iglesias, depósitos y escuelas en distintos puntos de la ciudad, mientras las autoridades buscaban soluciones más definitivas para recolocarlos. Muchos de los refugios que se abrieron inmediatamente después del desastre están cerrando en la actualidad, las escuelas están volviendo a abrir y la gente está retomando de a poco sus actividades normales.
El equipo de MSF, compuesto por una médica, una psicóloga y enfermeros locales, puso en funcionamiento clínicas móviles algunos días después del desastre. Actúa en estrecha colaboración con el Ministerio de Salud brindando asistencia sanitaria básica y asistencia psicológica, con especial énfasis en la atención infantil. También se ocupa de supervisar posibles brotes de enfermedades infecciosas.
«Al principio, lo que más nos preocupaba era la superpoblación en los centros de evacuación, ya que las epidemias y las enfermedades transmitidas por el agua se propagan en este tipo de lugares debido a las malas condiciones higiénicas,» señala Ruth Kauffman, coordinadora del proyecto de MSF en las Islas Salomón, «pero en general la respuesta a la emergencia ya se ha estabilizado.»
El equipo móvil de MSF realizó 853 consultas durante las primeras tres semanas. «La mayor parte de los pacientes que atendimos, especialmente los niños, tenían infecciones respiratorias y diarrea aguda,» dice Kauffman. «Muchos de los adultos tenían traumatismos y dolores corporales como resultado de las heridas producidas durante la inundación por árboles caídos y objetos de gran tamaño o por dormir sobre el suelo.»
El equipo también brindó asistencia psicológica individual o grupal en 469 ocasiones al mismo tiempo que entrenaba a los enfermeros, maestros y líderes de la comunidad para brindar asistencia psicológica primaria. En la actualidad MSF es responsable principalmente de la asistencia sanitaria de cinco centros de evacuación: Mbokonavera, Panatina Pavilion, Fopa, Holy Cross y Rove.
El efecto de las riadas fue tan devastador porque se produjeron sin aviso, sin darle a la gente el tiempo suficiente para escapar de sus hogares. Veintitrés personas murieron, de acuerdo con fuentes oficiales, y la infraestructura de la capital quedó seriamente dañada.
La gente realmente estaba luchando por sobrevivir, señala la psicóloga de MSF Cynthia Scott. Están acostumbrados a la lluvia, pero nunca habían experimentado una lluvia tan intensa que causara una inundación repentina. La sorpresa fue muy grande y la gente no estaba preparada. En las actividades de asistencia psicológica que organizamos vemos que los niños dibujan casas, parientes, árboles y cadáveres arrastrados por la corriente. La vida normal está empezando a retomarse en Honiara.
«Reestablecer rutinas, en especial volver a la escuela, ayudará a estos niños a recuperarse,» dice Cynthia Scott. «Los miembros de la comunidad realmente se han unido para ayudarse mutuamente. Han empezado a realizar una impresionante operación de limpieza del barro que todavía se encuentra por todos partes. E incluso frente a la adversidad, se las arreglan para sonreír.»