Coincidiendo con la reanudación de las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) en Singapur esta semana, la organización médico-humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) insiste en que las graves disposiciones sobre propiedad intelectual e industrial que impedirán el acceso a medicamentos asequibles para al menos 500 millones de personas, deben ser rechazadas antes de que finalicen las negociaciones de este acuerdo comercial, conocido por sus siglas en inglés TPP.
«En términos de salud, el TPP es el acuerdo comercial más perjudicial que hemos visto nunca, sobre todo para los pacientes que viven en países de ingresos medios, donde vive la gran mayoría de los pobres del mundo», dijo Judit Rius Sanjuan, directora de la Campaña de Acceso de MSF en Estados Unidos. «Este acuerdo global y de largo alcance que pone vidas en juego».
El representante comercial de Estados Unidos ha sugerido que está dispuesto a otorgar más tiempo a varios de los países más pobres para cumplir con algunas de las disposiciones de propiedad intelectual. Sin embargo, en última instancia, todos los países, incluidos aquellos con índices de pobreza muy altos, se verán obligados a cumplir con estas nuevas restricciones perjudiciales para la salud. Además, el TPP obligará a todos los países a hacer cambios en sus leyes para facilitar la extensión de los monopolios de patentes sobre los medicamentos más allá de 20 años, una práctica llamada patente ‘evergreening’ (reverdecimiento). El Acuerdo también creará barreras adicionales para acceder a los datos de los ensayos clínicos para una nueva clase de medicamentos llamados biológicos, alargando considerablemente los monopolios en los países firmantes del TPP, lo que impedirá que las versiones asequibles de los medicamentos puedan entrar en el mercado.
«Si se aprueba en su forma actual, podemos decir adiós a los plazos de patentes que expiran a los 20 años y dar la bienvenida a más monopolios y a precios de medicamentos desorbitados», advierte Judit Rius. «Por eso le decimos a los Gobiernos de todos los países del TPP que, con este acuerdo, si alguna vez intentan impugnar una patente o controlar los precios de un medicamento deben prepararse para ser potencialmente demandados por cientos de millones por las compañías farmacéuticas. Van quedar a merced de los intereses comerciales de las empresas farmacéuticas multinacionales. Estos son los peligrosos términos del acuerdo que están a punto de firmar».
No son hipótesis, estas polémicas disposiciones del TPP afectarán a todos los países, ricos y de bajos ingresos. De hecho, Canadá está demandado por la empresa farmacéutica estadounidense Eli Lilly por 500 millones dólares (más de 360m millones de euros) por el rechazo de dos patentes de medicamentos. Bajo las reglas del NAFTA (siglas en inglés del Tratado de Libre Comercio de América del Norte), normas que también figuran en el TPP, se permite a Eli Lilly como a otras compañías farmacéuticas demandar a los gobiernos cuando las leyes destinadas a proteger la salud pública y el interés público pudieran reducir potencialmente las ganancias esperadas.
La ampliación de plazos de las patentes por más de 20 años por reajustes a medicamentos ya existentes es una de las disposiciones más controvertidas del apartado sobre propiedad intelectual del TPP. En Sudáfrica, por ejemplo, donde MSF está tratando a personas con tuberculosis resistente a medicamentos, el 20% del presupuesto del programa se destina a pagar una sola medicina, el linezolid, fabricada por Pfizer. Una versión genérica de este antibiótico ya está disponible en India a un precio mucho más bajo, pero debido a las patentes secundarias en Sudáfrica -donde a casi todos los fármacos se les concede una patente- MSF tiene que seguir pagando un precio muy alto, aún mucho después de que la patente principal venza en Sudáfrica a finales de este año.
«El sistema actual de protección monopolística con la concesión de patentes por cambios que no hacen medicamentos más efectivos, es una perversión de un sistema que se supone debe recompensar la innovación real», afirma Judit Rius. «La protección a patentes secundarias ha permitido que los precios de medicamentos viejos, como antiasmáticos y antibióticos, se disparen; mientras hacen poco o nada para promover la verdadera innovación. En el marco del TPP, este abuso del sistema de patentes se convertirá en el nuevo estándar global».