Juba, 17 de enero de 2014. En Malakal, localidad del norte de Sudán del Sur, miles de personas corren el riesgo de quedarse sin ningún tipo de atención médica después de que la organización médico humanitaria Médicos Sin Fronteras se viera obligada a suspender temporalmente sus actividades tras un nuevo saqueo de sus instalaciones.
«Varios hombres armados asaltaron ayer, por dos veces, las instalaciones de Médicos Sin Fronteras en Malakal. Saquearon el recinto y amenazaron físicamente al equipo», explica Louisa Markering, coordinadora de emergencias de Médicos Sin Fronteras en Sudán del Sur. MSF condena en los términos más enérgicos posibles el incidente en Malakal, localidad perteneciente al estado del Alto Nilo. Este incidente llega apenas una semana después del saqueo de otro centro de MSF en Bentiu, capital del estado de Unidad.
«Estos actos son totalmente inaceptables y comprometen seriamente las operaciones de MSF», explica Markering. «La seguridad de los trabajadores humanitarios debe estar siempre garantizada. Este suceso no nos deja otra opción que la de suspender temporalmente nuestras actividades en el hospital de Malakal. Sabemos que esta decisión deja a miles de personas sin una atención médica y quirúrgica que en este momento necesitan de manera desesperada. Esto es algo que no sólo nos preocupa, sino que nos duele sobremanera».
En las horas posteriores a los ataques y saqueos que se produjeron durante todo el día de ayer en la ciudad, el hospital de Malakal recibió a más de 80 heridos. Muchas personas acudieron a las instalaciones del hospital en busca de refugio, llevando consigo todas sus pertenencias, mientras que cientos de personas más han huido de la ciudad debido a la creciente inseguridad.
Los intensos combates que se han producido en la zona han provocado que el número de personas que estaban refugiadas en la base de la ONU en Malakal se haya duplicado en apenas cuatro días, contabilizándose a día de hoy un total de 20.000 desplazados en sus instalaciones. La violencia ha impedido que los equipos de MSF puedan continuar proporcionándoles asistencia médica y ha provocado que la campaña de vacunación que estaba prevista para el pasado lunes 13 de enero tuviera que ser cancelada.
Tras el estallido de los combates ese mismo día 13 de enero, los equipos de emergencia de MSF trataron a más de 130 pacientes con heridas de bala en Malakal y Nasir. Sin embargo, la preocupación de los equipos médicos se centra en aquellos heridos que no han recibido todavía ningún tipo de asistencia. «Seguramente haya muchas personas heridas a las que la violencia les haya impedido acudir hasta el hospital, explica Markering.
MSF lleva trabajando en la región de Malakal desde 2004. Antes de que estallara el actual conflicto, la organización tenía servicios médicos para el tratamiento del kala azar o leishmaniasis visceral, una enfermedad parasitaria tropical que se transmite por la picadura de un mosquito y proporcionaba asistencia médica a los refugiados provenientes de la vecina Sudán. Tras el estallido de la violencia, los equipos de MSF han centrado sus prioridades en la atención quirúrgica y en los cuidados postoperatorios a los heridos que permanecen en el hospital y en proporcionar atención primaria de salud a los desplazados que han buscado refugio en las instalaciones de Naciones Unidas.
MSF hace un llamamiento a todas las partes en el conflicto para que se garantice la integridad de las estructuras sanitarias y el acceso de las comunidades afectadas a los servicios de salud y para que se permita llegar a todos los pacientes, independientemente de su procedencia y origen étnico, hasta los centros médicos.
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