El número de refugiados registrados en el campo de Domeez, situado en el Kurdistán iraquí, sigue creciendo. Entre 700 y 1.000 personas se registran cada día, pero la atención en el campo es insuficiente para lidiar con las acuciantes necesidades de los refugiados.
A diario los refugiados cruzan la frontera entre Siria y el Kurdistán iraquí y tiene que atravesar carreteras en mal estado. Nos fuimos por la guerra, cuenta una mujer. Venimos de Qamishli. La ciudad está completamente sitiada, no hay combustible para los calefactores, ni agua ni electricidad. El viaje fue muy difícil y largo porque viajamos por la montaña. Tengo cinco niños muy pequeños y todos tuvieron que caminar. Sufrimos mucho pero gracias a Dios llegamos, añade.
El campo de Domeez fue habilitado en la provincia de Duhok en abril de 2012 y en principio debía alojar a 1.000 familias. Ahora viven unas 35.000 personas, está saturado y la ayuda humanitaria es claramente insuficiente. Pese a los esfuerzos de las autoridades locales, el campo ha llegado a su capacidad máxima.
Actualmente, la falta de un techo para los últimos refugiados en llegar es uno de los problemas más graves. La mayoría de los recién llegados debe compartir tiendas, mantas, colchones o incluso comida con otras familias.
MSF trabaja en la única clínica del campo, lleva a cabo 3.500 consultas por semana y ha doblado el número de personas trabajando en el proyecto. Las patologías están relacionadas normalmente con las precarias condiciones de vida, agravadas por el rigor del invierno, que ha llegado este año antes de lo acostumbrado a la región. En nuestras consultas, la mitad de los pacientes que vemos sufren infecciones respiratorias, explica Emilie Khaled, coordinadora de terreno de MSF. La superpoblación, con más de diez personas compartiendo la misma tienda, contribuye a que las enfermedades se propaguen. Ahora, con temperaturas más suaves y un precario sistema de saneamiento del agua, estamos observando un incremento de los casos de diarrea. Se deben hallar soluciones urgentes para mejorar las condiciones de vida en este campo.
Más de un millón de personas han huido de la guerra civil en Siria a países vecinos, entre ellos Irak. Según datos de la ONU, en el Kurdistán iraquí hay 125.000 refugiados sirios.