Un campo de civiles tuareg desplazados por el conflicto entre el gobierno maliense y el Movimiento Nacional de Liberación Azawad (MNLA), en las afueras de la ciudad de Kidal, fue bombardeado la semana pasada por el ejército.
Un equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF) presente en la zona colaboró con el Ministerio de Salud para atender a los afectados y trasladarlos al hospital de Kidal. Once personas resultaron heridas, tres de consideración. Nueve de ellas eran mujeres y niños, de los cuales una mujer y una niña acabaron muriendo a consecuencia de las heridas.
Unas 20 familias tuareg se habían asentado en el campo de Ag Haross Kayone, a unos 20 kilómetros de Kidal, para escapar de los violentos enfrentamientos que desde hace más de un mes se producen en esta región del noreste de Malí. El campo fue bombardeado desde un helicóptero de madrugada, cogiendo a los civiles totalmente desprevenidos.
Pedimos a todas las partes en el conflicto que restrinjan el uso de la violencia y hagan distinción entre combatientes y civiles, declara Michel Olivier Lacharité, responsable de proyectos de MSF en Malí.
Poco después del bombardeo, las familias del campo de Ag Haross Kayone abandonaron la zona, lo que ha impedido al equipo de MSF que opera en el norte de Malí hacer el seguimiento de los supervivientes. La organización sigue ofreciendo atención primaria de salud a los desplazados por el conflicto en la región de Kidal.
MSF también trabaja en la región de Sikasso, en el sur del país, donde ofrece asistencia médica a la población desde 2009. Solo en 2011, más de 85.000 niños recibieron atención pediátrica y nutricional.