La retirada de fondos puede acabar con los logros conseguidos en los países más afectados por el VIH.
La organización médico-humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) advierte que la disminución de fondos internacionales asignados a la lucha contra el sida amenaza con socavar los grandes logros conseguidos en los últimos años, sobre todo en lo referente al descenso de la mortalidad por esta enfermedad. Actualmente, más de cuatro millones de personas con VIH/sida reciben terapia antirretroviral (TAR) en los países en desarrollo. Pero se estima que seis millones más siguen sin tener acceso a tratamiento. Reducir fondos ahora provocará que muchas personas con necesidad urgente de antirretrovirales mueran prematuramente y puede conllevar una peligrosa interrupción del tratamiento de los que ya están en los programas.
En los últimos años, el mayor acceso al tratamiento del VIH no sólo ha salvado muchas vidas, sino que ha sido decisivo en la reducción de la mortalidad global en varios países de África subsahariana con una elevada carga de VIH. En Malaui y en Suráfrica, por ejemplo, MSF observó descensos significativos de la mortalidad global en zonas donde la terapia antirretroviral estaba muy extendida. El acceso a tratamiento también ha conseguido frenar el impacto de otras enfermedades; los casos de tuberculosis, por ejemplo, se han reducido significativamente en Thyolo, en Malaui, y en la provincia de Cabo Occidental, en Suráfrica.
A pesar de estos avances, sin embargo, el apoyo internacional para combatir el VIH/sida está decayendo, tal como queda reflejado en el significativo recorte de fondos que está afectando a los programas de sida en varios países. En Uganda, por ejemplo, ya se están haciendo notar los recortes, y algunas estructuras de salud se han visto obligadas a suspender la inclusión de nuevos pacientes en sus programas. Otros países se están echando atrás en sus metas de extensión del tratamiento. En la provincia de Estado Libre, en Suráfrica, se agotaron las existencias de antirretrovirales en noviembre de 2008. La falta de medicamentos obligó a interrumpir temporalmente el tratamiento de pacientes que ya estaban en los programas y a aplicar una moratoria de cuatro meses en el registro de nuevos pacientes. Se calcula que la moratoria fue responsable de 3.000 muertes.
Tras casi una década de avances en la expansión del tratamiento del sida, hemos visto mejoras sustanciales, tanto para los pacientes como para la salud pública. Pero los recientes recortes en la financiación significan que los médicos y enfermeros se están viendo obligados a rechazar a pacientes con VIH en sus clínicas como si hubiésemos retrocedido a la década de los 90, antes de que el tratamiento estuviera disponible, declara el Dr. Tido von Schoen-Angerer, director de la Campaña para el Acceso a Medicamentos Esenciales de MSF.
En el informe ¿Por qué se penaliza el éxito?, publicado a principios de noviembre de 2009, MSF recuerda los avances que se han producido en los últimos años y alerta sobre las amenazas que se avecinan por la reducción de los compromisos de los principales donantes. PEPFAR, por ejemplo, el plan del Gobierno de EE UU para el sida ha anunciado que congelará los fondos durante dos años más. El Fondo Global de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, un financiador clave de programas de sida en países pobres está encontrando dificultades para responder a las necesidades. A mediados de noviembre (después de la publicación del informe de MSF), el Consejo del Fondo ha decidido finalmente abrir una nueva ronda de financiación para 2010, una noticia positiva pero los donantes tendrán ahora que alimentar el fondo.
En 2005, los líderes mundiales prometieron apoyar la cobertura universal del tratamiento del sida para 2010, una promesa que animó a muchos gobiernos africanos a lanzar ambiciosos programas de tratamiento. ¿Qué hay de la promesa hecha a las personas con sida? Les dimos esperanzas y vida. Tenemos que ocuparnos de ellas, todos sabíamos desde el principio que este tratamiento era de por vida, manifiesta Olesi Ellemani Pasulani, responsable clínico de MSF en el hospital de distrito de Thyolo, en Malaui. Pasarles la factura del tratamiento del sida a los países pobres sería una traición monumental.
MSF lleva a cabo programas de VIH/sida en unos 30 países y ofrece tratamiento antirretroviral a más de 140.000 adultos y niños VIH-positivos.