Entrevista a Zohra Abaakouk, referente técnica en salud mental de la intervención de emergencia en El Salvador
Por Carolina Heidenhain
Médicos Sin Fronteras (MSF) está realizando una intervención de emergencia para atender a las víctimas del huracán Ida en El Salvador, que ha dejado un saldo de 150 personas muertas, una cantidad similar de desaparecidos y más de 13.000 evacuados.
Cuando ya han pasado 10 días desde la catástrofe, las principales necesidades que aún quedan por cubrir se centran en la atención psicológica de los sobrevivientes. Un equipo de 6 psicólogos de MSF (4 nacionales y 2 expatriados) se encuentra trabajando para ayudar a los afectados a superar las experiencias vividas. Entrevistamos a Zohra Abaakouk, referente técnica en salud mental para que nos explique más respecto al trabajo que están realizando.
¿Cuáles fueron tus primeras impresiones al llegar a las zonas afectadas?
Los primeros días nos dedicamos a realizar evaluaciones psicológicas y piscosociales de la población evacuada. Lo que pudimos constatar fue que los equipos de socorristas estaban muy motivados en su labor, aunque muy cansados. Ellos mismos habían sufrido las consecuencias de la catástrofe, pero esto no les impedía ayudar a los evacuados en los albergues temporales. Con respecto a la población afectada en general, lo que más se percibe es el temor a que la lluvia siga y continúe provocando daños.
¿Cómo han sido las primeras intervenciones de MSF?
Luego de evaluar las necesidades psicosociales, hemos comenzado esta semana a realizar tanto consultas individuales como talleres grupales. Sólo en el primer día de actividad, hemos atendido a 120 personas en los talleres grupales y llevamos a cabo 13 consultas individuales para casos más graves.
Ya hemos coordinado unos grupos de charlas psico-informativas en los albergues, explicando a los afectados las reacciones psicológicas recurrentes en este tipo de eventos, con el objetivo de intentar normalizar reacciones ante una situación que se sale de lo normal. A partir de esto, ellos han podido comenzar a expresar sus vivencias y sensaciones sobre la catástrofe.
¿Qué les han podido contar sobre las experiencias vividas por el paso del huracán?
Lo más relevante en sus conversaciones han sido las marcas sensoriales muy fuertes que aparecen cuando recuerdan lo vivido: escuchar el sonido del agua y del viento, luego el ruido de la tierra que se movía provocando aludes. Todo esto les genera temor, ansiedad.
Sobre todo, la mayor angustia la sufren aquellos que han presenciado la muerte de familiares y seres queridos. Conocimos a un hombre que intentó salvar a sus dos hijos del agua, pero perdió a uno. Otra mujer nos contó que vio cuando una de sus vecinas era llevada por un deslave. Hay personas que han perdido hasta siete familiares. Desde Médicos Sin Fronteras estamos comenzando a brindar apoyo psicológico a los evacuados que han pasado por este tipo de situación, para que puedan comenzar a elaborar el proceso de duelo. También estaremos brindando acompañamiento psicológico a aquellos que deben ir a reconocer los cuerpos de sus seres queridos fallecidos.
Además, estamos conversando con las alcaldías para que organicen eventos conmemorativos sobre lo ocurrido. Y es que toda la población trabaja mucho, pero aún no ha podido reflexionar y darse cuenta de lo que sucedió.
¿Cuáles serán los próximos ejes de trabajo del equipo de atención psicológica?
En las próximas semanas, continuaremos realizando talleres grupales, charlas psico-informativas y consultas individuales para los que más sufren en los albergues de evacuados. Trabajaremos con los que han perdido familiares en la elaboración del duelo, acompañándolos cuando sea necesario en el reconocimiento de cuerpos, y en el proceso de conmemoración.
Además, se prevee dar apoyo emocional al personal de salud, de las brigadas de reconocimiento de cadáveres y de limpieza de calles y casas, un sector vulnerable porque en sus tareas puede encontrar cuerpos.
También tenemos previsto visitar a las personas heridas en los hospitales que se encuentran lejos de sus casas, sin un entorno familiar cercano, y capacitar al personal de salud y docentes en primeros auxilios psicológicos.