Clara Delacre es una enfermera argentina y acaba de regresar de Uganda, donde ha estado trabajando en un programa nutricional en el distrito de Kaabong en la región de Karamoja, al noreste del país
Por Silvia Fernández
¿Cuándo empezó MSF a trabajar en Karamoja?
En marzo de 2007, el Programa Mundial de Alimentos hizo una encuesta nutricional en la zona y los resultados mostraron una tasa de desnutrición muy alta. En esos momentos, MSF ya tenía varios proyectos regulares en el país y decidió ir a la región de Karamoja.
En noviembre, se hizo una encuesta nutricional propia y también se analizó la mortalidad retrospectiva, en ambos casos salieron números muy altos. Con estos datos, se puso en marcha todo el programa nutricional que actualmente también incluye el apoyo al hospital pediátrico y a varios centros de salud.
En Karamoja, estamos trabajando en el distrito de Kaabong, que tiene nueve subdistritos y estamos cubriendo los nueve. Desde que empezamos a trabajar en este distrito hemos tratado a más de 4.500 niños con desnutrición. Mientras estábamos en Kaabong saltó la alerta en los distritos de Moroto y Nakapiripirit y después de una evaluación rápida, los números de niños desnutridos eran muy altos, sobre todo con desnutrición severa. Actualmente, MSF también está trabajando en nutrición en Moroto, más al sur de Karamoja.
¿Cómo pone en marcha MSF un programa nutricional?
Normalmente, alguna organización lanza la alarma o si estás trabajando en la zona ya lo vas viendo, lo vas monitoreando. Durante el proceso de evaluación, es importante involucrar a los líderes de la población y a los centros de salud. Nosotros les avisamos de que vamos a ir a su zona y ellos nos ayudan a movilizar a las madres para que vengan con sus niños menores de 5 años y mayores de 6 meses. Lo primero que hacemos es una evaluación rápida con MUAC (siglas en inglés de middle-upper arm circumference, un brazalete que permite rápidamente saber si un niño está desnutrido). Dependiendo de los resultados de esta evaluación rápida, se decide empezar o no la intervención.
A los niños que tienen desnutrición o están en riesgo de padecerla, les tomamos el peso y la talla, les hacemos el diagnóstico de desnutrición y a partir de ahí entran en el programa. A la vez que tratas pacientes sigues buscando casos de forma activa. Cuando se reduce el número de niños con desnutrición, se puede reducir el equipo y se sigue monitoreando la situación.
¿Qué estrategia sigue MSF para tratar a los niños desnutridos?
En el pasado, MSF ingresaba a todos los niños con desnutrición severa. Ahora tanto los severos como los moderados se tratan de forma ambulatoria y sólo se ingresa a los niños que tienen complicaciones medicas y tienen criterios de hospitalización. Por ejemplo, si un niño con desnutrición severa no puede comer o se le tiene que dar leche por sonda, a éste se le hospitaliza hasta que puede pasar a seguir el tratamiento de forma ambulatoria. A veces los niños desnutridos moderados se enferman, por ejemplo de una malaria grave y los tienes que ingresar en el centro de estabilización, donde le tratas la enfermedad y continúas con el tratamiento nutricional. Nosotros tenemos el centro de estabilización en el hospital de Kaabong, donde también está la pediatría, y allí se refiere a todos los niños desnutridos del distrito con complicaciones medicas.
En Karamoja estáis utilizando alimentos terapéuticos preparados* (RUTF por sus siglas en inglés), ¿qué ventajas tiene este tratamiento en el terreno?
Logísticamente es mucho más sencillo de utilizar y médicamente, también es mejor. En un sobrecito de 500 calorías, le das al niño todo lo que necesita. Con las harinas preparadas fortificadas les proporcionas parte pero hay muchas cosas que no le logras dar.
Además, las harinas son mucho más difíciles de manejar. Necesitas tener la comida para prepararlas y si te quedas sin comida te quedas sin tratamiento. Cuando trabajas con estas harinas, calculas las calorías que necesita el niño por día y las preparas, entonces le das a la madre, por ejemplo, cinco kilos de esta harina y le explicas que la tiene que mezclar con media taza de agua caliente y que le tiene que dar al niño este preparado tres veces al día para cumplir el suplemento nutricional que necesita. En muchos de los lugares donde trabaja MSF conseguir agua limpia para preparar estas harinas es muy complicado, y el niño puede enfermar al tomar agua contaminada. También es más difícil asegurar que sólo el niño enfermo toma este alimento y no lo reparten entre toda la familia.
¿Cómo ha respondido la población al proyecto de MSF?
Cuando comenzamos el programa había bastantes casos de ausentes (pacientes que no acuden a una cita del programa) y abandonos (que no regresan más y no sabes qué pasó). Una parte de la población es seminómada y no es fácil seguirlos. Otros no tienen conciencia de que el niño está enfermo, muchas veces vienen a buscar comida y entonces tratas de explicarles que su bebé está enfermo y que no está creciendo bien, y que si se enferma se muere. Hemos trabajado mucho para que no haya ausentes y para que los que están dentro del programa lo terminen, y la situación ha mejorado bastante.
También hemos introducido las raciones de soporte y descarga. Cuando un paciente se cura se le da comida para un mes para toda la familia, con esto te aseguras de que por lo menos durante un mes sigue comiendo bien y luego como el programa sigue allí, si hay cualquier problema el niño vuelve.
Después de un año trabajando en Karamoja, ¿cómo está ahora la situación?
Actualmente, el número de niños que ingresa en el programa está bajando. Además, el Programa Mundial de Alimentos ha hecho otra encuesta nutricional y la tasa de desnutrición global era del 9%, comparada con el 15% de la evaluación anterior.
Se puede decir que se empieza a ver un poco el resultado de lo que se está haciendo. Pero ahora empieza el hunger gap, el periodo de escasez de alimentos entre cosechas, y la situación puede empeorar.
En Karamoja la desnutrición es una cosa cíclica y crónica. Parte de la población es nómada y no tiene el hábito de plantar. Además, hay zonas desérticas. Por ejemplo, las últimas lluvias han venido atrasadas unos tres meses, o sea que todo lo que tenían que haber plantado no lo pudieron plantar. Ahora están plantando sólo maní y sorgo que les va a dar para un poquito. Entonces cuando se quedan sin comida, y más si han podido cosechar poco, empiezan de nuevo las crisis nutricionales. Ves que los niños tienen desnutrición crónica porque no crecen en altura, un niño de un año tiene el peso y la talla de un chico de dos meses.
* Pasta que contiene los 40 nutrientes esenciales que un niño con desnutrición necesita para compensar sus deficiencias nutricionales y ganar peso.