1. Mantenete en movimiento
El ejercicio físico no solo es beneficioso para el cuerpo, sino también para la mente. Realizar actividades físicas diarias puede mejorar tu estado de ánimo, reducir la ansiedad y ayudarte a enfrentar mejor el estrés.
No necesitas hacer entrenamientos intensos para obtener estos beneficios. Actividades simples como salir a caminar, bailar en casa o practicar algún deporte que disfrutes son formas efectivas de mantener tu cuerpo en movimiento.
El objetivo es encontrar algo que te guste y lo hagas regularmente. Cada pequeño esfuerzo cuenta.
2. Cuidá tus relaciones sociales y familiares
La conexión con otras personas es clave para mantener una buena salud mental. Dedicá tiempo a fortalecer tus relaciones con amigos, familiares o personas de confianza.
Participar en actividades sociales que disfrutes no solo te ayudará a relajarte, sino que también te permitirá compartir experiencias, sentirte apoyado y construir lazos emocionales importantes.
Recordá que las relaciones saludables pueden ser un refugio en momentos difíciles y contribuir al bienestar emocional a largo plazo.
3. Hablá sobre lo que sentís
Expresar tus emociones es fundamental. No guardes tus pensamientos o sentimientos, especialmente en momentos difíciles.
Hablar con personas de confianza te permitirá liberar tensiones y obtener una perspectiva externa que puede ayudarte a manejar mejor la situación. Pedir ayuda no es un signo de debilidad; al contrario, es una muestra de fortaleza.
Si sientes que la situación te supera, no dudes en buscar apoyo tanto en tu entorno cercano como en los servicios de salud mental, que están preparados para ayudarte.
4. Evitá el consumo de alcohol o drogas para lidiar con el dolor
En momentos de estrés o angustia, puede ser tentador recurrir a sustancias como el alcohol o drogas para «escapar» de la realidad. Sin embargo, esto solo agravará los problemas.
El consumo de estas sustancias no solo aumenta el riesgo de daños físicos, sino que también puede deteriorar las relaciones con tus seres queridos y dificultar tu capacidad para enfrentar los desafíos.
En lugar de buscar consuelo en estas vías, es más efectivo recurrir a mecanismos saludables de afrontamiento, como el diálogo o la actividad física.
5. No olvides las cosas que amas
En medio de la rutina o de las dificultades, es fácil olvidarse de aquello que nos da felicidad. Las actividades que disfrutas, tus hobbies o las cosas que te generan alegría son vitales para tu bienestar emocional.
Dedicá tiempo a lo que amas, ya sea leer, escuchar música, pintar, cocinar o cualquier otra actividad que te haga sentir bien.
Estas pequeñas acciones pueden marcar una gran diferencia en tu estado de ánimo y recordarte lo que es importante en tu vida.
Recordá buscar ayuda cuando la necesites
Si te sientes abrumado, con ansiedad o miedo, no enfrentes estos sentimientos en soledad. Buscá el apoyo de personas que te quieren y en quienes confías.
Además, recordá que tu entidad de salud debe garantizarte un servicio de psicología, quienes pueden ofrecerte el acompañamiento necesario para atravesar los momentos difíciles.
La salud mental es un derecho, y pedir ayuda es el primer paso para cuidarla.
Cómo ayudar a quién lo necesite
Existen los primeros auxilios psicológicos, son unas herramientas sencillas con las que podemos ayudar a otros en momentos de crisis o situaciones difíciles:
- Siempre que quieras ayudar primero observá cómo está la persona, trata de entender qué emociones está atravesando sin juzgar, sin regañar.
- Preguntá si hay algo en lo que puedas ayudar. Las personas nos pueden orientar para saber de qué manera acompañarlas
- Si en esta situación ves que la persona está muy afectada, que su vida cotidiana está alterada, que está teniendo dificultades para conciliar el sueño o incluso hay pensamientos de querer morir, lo mejor que puedes hacer es acompañar a la persona a un centro de salud para que reciba el acompañamiento que requiere.
Nuestra misión en Quibdó, Colombia: enfrentando la violencia y el impacto en la salud mental
En Quibdó, la violencia ha dejado una huella profunda en la salud mental de la comunidad. Los continuos conflictos, amenazas y la inseguridad han generado una sensación de miedo, angustia y preocupación que afecta a todas las edades, pero especialmente a los niños, niñas y adolescentes.
En nuestras capacitaciones con líderes comunitarios y profesionales de la salud, hemos identificado que estos grupos son los más vulnerables, ya que la violencia interfiere con su capacidad para llevar una vida normal.
MSF cuenta con más de 40 agentes y promotores comunitarios que han sido capacitados para reconocer signos de alarma y promover buenas prácticas en salud en los caseríos. © Natalia Romero Peñuela/MSF
Los síntomas de miedo, dificultad para dormir, angustia y desconfianza se han vuelto comunes, no solo entre los más jóvenes, sino también en la población adulta.
Muchas personas se sienten atrapadas por el temor y la incertidumbre, lo que afecta su bienestar emocional y su capacidad para desenvolverse en su vida diaria. Es normal que, ante la pérdida de seres queridos, amenazas o violencia sexual, las personas experimenten estos síntomas. Por eso, es fundamental buscar ayuda.
El proyecto de MSF en Alto Baudó, Chocó, tiene un importante componente de compromiso comunitario con las comunidades afrodescendientes e indígenas. © Natalia Romero Peñuela/MSF
Estamos comprometidos a brindar apoyo psicológico en Quibdó, ofreciendo atención a quienes sufren el impacto de la violencia. Nuestros servicios de salud mental son confidenciales y están diseñados para ayudar a las personas a encontrar alivio a través de la terapia y el acompañamiento.