En respuesta a la creciente propagación del COVID-19 en Haití, Médicos Sin Fronteras abrimos el centro de tratamiento Drouillard en Puerto Príncipe el pasado 16 de mayo. El objetivo, atender a pacientes que sufren de los casos más severos del virus.
Desde su apertura, el número de personas que dieron positivo para el nuevo coronavirus en el país ha aumentado dramáticamente de 100 a más de 2.600, incluyendo 50 muertes. Con solo dos laboratorios en el país capaces de manejar las pruebas, el número de personas con COVID-19 es muy inferior al real.
La capital, Puerto Príncipe, con una población de cuatro millones, es el epicentro de la enfermedad, con casi el 75% del total de casos reportados y el 60% de las muertes. El 60% de los casos reportados tienen entre 20 y 44 años, y el 27% tienen entre 45 y 65 años.
Abrimos el centro de atención COVID-19 con 20 camas, pero se ha expandido a una capacidad de 45 camas. Se han registrado más de 150 pacientes, casi la mitad de los cuales han sido ingresados en el hospital. Aproximadamente 50 personas más han sido monitoreadas de forma ambulatoria por nuestros equipos.
«Algunos pacientes acuden a nosotros con resultados positivos y otros que necesitan oxígeno u hospitalización reciben tratamiento, ya que enviamos su prueba a un laboratorio administrado por el gobierno», dice Hassan Issa, nuestro coordinador general en Haití.
En Puerto Príncipe y en el sur, en Port à Piment y Port-Salut, hemos establecido espacios de triaje y unidades de aislamiento para pacientes con COVID-19 en todas las estructuras de salud que apoyamos. También instalamos un espacio de triaje y una unidad de aislamiento con una capacidad de 10 camas en el hospital principal de Les Cayes, en el sur.
Se han reportado casos de COVID-19 en los diez departamentos del país, y el gobierno haitiano ha declarado un estado de emergencia, pidiendo a las personas que practiquen el distanciamiento social y usen máscaras. Pero, ha sido imposible para la mayoría de las personas seguir las medidas, particularmente aquellos que viven en los barrios marginales densamente poblados de la capital, donde se ha reportado el mayor número de casos.
Entre los muchos desafíos que enfrenta el país está el retorno continuo de miles de migrantes haitianos de la vecina República Dominicana, que tiene el grupo más grande en el Caribe, con más de 17.000 casos registrados.
También nos preocupa que muchas personas con síntomas de COVID-19 no vayan al hospital para recibir tratamiento. “A medida que se acelera la propagación del virus, también lo hace el estigma que lo rodea. Desafortunadamente, una docena de pacientes han muerto al llegar al hospital, y muchos otros han llegado en estado crítico. A la luz de eso, continuamos llevando a cabo actividades de promoción de la salud y llamamos a aquellos que tienen síntomas de COVID-19 para que busquen atención inmediata, ya que puede mejorar en gran medida sus posibilidades de ser tratados con éxito», dice Hassa Issa.
Se teme que el sistema de salud de Haití, ya frágil de por sí, esté mal preparado para enfrentar la creciente pandemia. En algunas comunidades, se han atacado centros establecidos para recibir pacientes con el nuevo coronavirus. Además, varios centros de salud han cerrado debido a la falta de equipos de protección y el contagio del personal, lo que dificulta el acceso a la atención obstétrica, pediátrica y de traumatología. La provisión de equipos de protección en esas estructuras es esencial para permitir la continuidad de la atención y proteger al personal.
Y, con la gran demanda de pruebas en los laboratorios y los tiempos de espera más largos para obtener resultados, la cuestipon de las pruebas se está convirtiendo cada vez más en un desafío importante para controlar no solo la propagación de la enfermedad, sino también para proporcionar una atención adecuada y oportuna.