Los países de América Latina lograron poner en la mesa la discusión sobre la falta de Investigación y Desarrollo para enfermedades olvidadas durante la Asamblea Mundial de la Salud, que concluyó la semana pasada.
«El liderazgo y la unión de los países de América Latina ha sido clave la semana pasada en la Asamblea Mundial de la Salud. Los países de UNASUR (Unión de Naciones Sudamericanas) han presentado una visión conjunta en defensa de la innovación y del acceso a medicamentos, y de una solución sostenible en la forma de una convención global vinculante, dijo la responsable de la Campaña para el Acceso a Medicamentos Esenciales (CAME) de MSF en Estados Unidos Judit Ruis Sanjuan.
Los países de América Latina tienen ahora una importante responsabilidad de continuar con el liderazgo a nivel nacional y regional para buscar soluciones sostenibles a los problemas que afectan a millones de personas y prepararse para la siguiente etapa de negociación hacia una convención global vinculante,» agregó.
La Unión Europea y los Estados Unidos, sin embargo, bloquearon los esfuerzos para aprobar la sanción de una resolución vinculante sobre I+D que responda a las necesidades de los países en desarrollo.
«Fueron negociaciones muy duras con EEUU, la Unión Europea liderada por Francia y Japón, que hicieron esfuerzos para bloquear el progreso hacia lo que los expertos en salud sostiene que debería ser el camino para satisfacer las necesidades médicas de poblaciones de países en desarrollo, dijo Michelle Childs, directora de Incidencia Política de la Campaña para el Acceso a Medicamentos Esenciales (CAME) de MSF.
Aunque sin duda estamos decepcionados de que no haya habido una decisión inmediata de avanzar hacia una resolución sobre I+D, los países se han puesto de acuerdo sobre un proceso formal para considerar las recomendaciones del reporte y llevarán esta discusión a la Organización Mundial de la Salud en Enero, agregó Childs.
Médicos Sin Fronteras instó a los estados reunidos a aprovechar la oportunidad y aprobar la resolución, que lleva diez años sobre la mesa y que cuenta con el apoyo de los países en desarrollo. También convocó a los países en desarrollo a continuar los esfuerzos para avanzar hacia la aprobación de una convención.
Un tratado internacional vinculante supondría que todos los gobiernos tendrían que aportar financiación a la I+D en áreas prioritarias para cubrir las lagunas que el sistema provoca actualmente, y que se desvincularía el coste de la innovación del precio final de los productos médicos, de forma que estos sean asequibles en los contextos sin recursos. La asamblea de la Organización Mundial de la Salud, sin embargo, finalizó sin que este acuerdo fuera aprobado.
Innovar e invertir donde es más necesario
Hoy en día, el sistema de I+D se guía por los intereses comerciales y no por las prioridades de salud. En consecuencia, la investigación se decanta por las áreas que son más rentables y desatiende necesidades médicas fundamentales como las existentes en los países en desarrollo, afectados de forma desproporcionada por enfermedades tropicales o la tuberculosis, entre otras.
Los equipos de MSF sobre el terreno son testigos a diario de las consecuencias de esta situación e intentan dispensar una atención de calidad, incluso cuando no disponen de los recursos médicos adecuados. Cuando existen los medicamentos, las pruebas diagnósticas o las vacunas, estos suelen estar pensados para su uso en países ricos y no están adaptados para su utilización en lugares donde el clima, el sistema de salud, el suministro eléctrico o la disponibilidad de personal cualificado son muy distintos.
Nuevos mecanismos de financiación
Un convenio mundial de estas características supondría ventajas considerables. Para empezar, abriría un proceso cuyas prioridades se basarían en la evidencia médica y, en consecuencia, los países firmantes estarían obligados a invertir en dichas prioridades. Cualquier investigación financiada gracias al convenio ofrecería productos asequibles y accesibles, por ejemplo, garantizando tanto los precios como los compromisos de suministro, adoptando políticas flexibles en materia de licencias para los promotores de I+D, y apoyando una innovación abierta que ponga el conocimiento a disposición de otros.
Durante los últimos 10 años, se han creado asociaciones destinadas al desarrollo de productos para llenar algunas de las lagunas existentes en materia de innovación, y ha habido financiación de fundaciones filantrópicas y de Gobiernos, pero estos esfuerzos son poco sistemáticos y vulnerables.
A medida que este esfuerzo avance, será crucial para todos los gobiernos mantenerse enfocados en diseñar un nuevo marco global sostenible que establezca las prioridades en I+D, apoyándolas con financiamiento, y que asegure que las herramientas médicas resultantes sean apropiadas, costeables y accesibles, concluye Childs.