A lo largo de los últimos días los combates se han intensificado en Irumu Sur, en la Provincia Oriental de la República Democrática del Congo. La población se encuentra abandonada a su suerte y completamente expuesta a la violencia. Médicos Sin Fronteras (MSF) hace un llamamiento a los grupos armados involucrados en el conflicto para que respeten a los civiles y a las estructuras de salud, que llevan meses sufriendo diferentes ataques, y alerta de que el nivel de asistencia humanitaria es insuficiente para dar la respuesta adecuada a las necesidades más urgentes de la población desplazada.
Las fuerzas gubernamentales (FARDC) y la milicia Fuerza de Resistencia Patriótica de Ituri (FRPI) se enfrentan por el control del territorio desde finales de agosto. Como consecuencia, 100.000 personas se han visto obligadas a huir de sus casas, la población está abandonada a su suerte, dice Fred Meylan, coordinador de emergencias de MSF en Geti.
En septiembre, los enfrentamientos llegaron incluso al centro de salud de Geti, (donde MSF trabaja), y causaron la muerte de un enfermero adscrito al ministerio de Salud. Tres pacientes hospitalizados resultaron heridos. En las últimas semanas la mayoría de las estructuras de salud de la zona han sido saqueadas.
Es inaceptable, añade Fred Meylan. Hemos conseguido mantener los servicios de urgencia mínimos y curar a los heridos, pero es esencial que los grupos armados, sin excepción, respeten la integridad de las estructuras de salud. MSF tenía prevista una vacunación masiva contra el sarampión con la que pretendía inmunizar a decenas de miles de niños, pero por el momento se ha visto obligada a aplazarla y los equipos han tenido que reducirse al mínimo debido a la violencia de los enfrentamientos.
Desde el inicio de la crisis se han llevado a cabo 17.000 consultas en la zona de Geti y Munobi, 43 intervenciones quirúrgicas y 17 cesáreas, mientras que se han admitido a 165 pacientes de urgencia o que requerían cuidados intensivos. Los equipos de MSF distribuyen además más de 100.000 litros de agua al día a la población desplazada. La organización ha construido 350 letrinas para evitar riesgos de epidemias.
La respuesta humanitaria en el área sigue siendo insuficiente, especialmente en la periferia de Lagabo, Soke, Songolo y Malo, las primeras en las que los desplazados encontraron refugio después de agosto. Día tras día se enfrentan a la falta de servicios básicos. La gran mayoría no tiene acceso a servicios médicos, dice Meylan. La amenaza de una epidemia de sarampión, un enfermedad que está instaurada en la región, es todavía más preocupante.
La asistencia humanitaria debe ser reforzada en las zonas que no se han visto afectadas por los enfrentamientos, dice el coordinador de emergencias de MSF. La historia se repite y los civiles son, una vez más, las principales víctimas.
MSF intervino por primera vez en Geti en 2006, para asistir a las poblaciones que huyeron de los combates entre milicianos y ejército. La organización ha estado presente en la zona de forma continua desde 2008, tanto en el centro de salud como en el Hospital General de Referencia de Geti, en colaboración con las autoridades sanitarias del país.