Nuestro proyecto pionero en Yambio busca que la población rural, en su mayoría inaccesible, pueda contar con el tratamiento para el VIH. Dado que el virus no entiende de fronteras, es fundamental realizar la prueba incluso en las comunidades más aisladas.
‘Test and Treat’, nuestro proyecto pionero de detección y tratamiento comunitarios del VIH en Yambio, en Sudán del Sur, llega a aquellas personas que no disponen de atención sanitaria cerca de sus hogares.
Y es que diagnosticar el VIH y proporcionar los cuidados correspondientes a las personas que viven en áreas aisladas no es tarea fácil, y menos todavía en un contexto en el que proliferan los conflictos armados y las estructuras sanitarias se desmoronan.
Hace más de un año, pusimos en marcha ‘Test and Treat’ (detección y tratamiento, en inglés) con el objetivo de realizar pruebas para la detección del VIH a personas de comunidades rurales aisladas y posteriormente suministrar medicamentos a todo aquel cuyo resultado fuera positivo.
Hazel Mutinta Milimo, responsable en el terreno, nos lo explica.
¿Me podría hablar un poco sobre Yambio y sobre las personas que viven en la zona?
Estamos ubicados en la provincia de Ecuatoria Occidental, en la frontera con República Centroafricana (RCA) y República Democrática del Congo (RDC). Se trata de una zona fértil, donde llueve durante 9 meses al año, por lo que la agricultura reviste una gran importancia. Estas condiciones favorables propician la abundancia de alimentos; la sequía que impera en gran parte del resto del país no nos ha afectado a nosotros.
Ecuatoria Occidental ha sido históricamente una zona tranquila, pero en 2015 estallaron los enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y los grupos armados locales. A principios de este año, la mayoría de las escuelas permanecieron cerradas debido a la intensificación de los combates en la ciudad de Yambio.
Por aquel entonces, muchos buscaron refugio en las zonas rurales fuera de las ciudades y pueblos, en las pequeñas propiedades que tienen muchas personas y que se conocen como ‘shambas’. Durante los meses en los que reinaba la violencia, las familias salían de los pueblos de noche para esconderse en el bosque y volver cuando se restablecía la calma, al amanecer.
¿Por qué se eligió Yambio como lugar de prueba para el proyecto?
Elegimos Yambio por dos razones. En primer lugar, porque gran parte de la población rural no tiene acceso al tratamiento para el VIH. Los servicios sanitarios de Sudán del Sur están experimentando un colapso y no disponen de medios suficientes para llegar a algunos de los lugares más inaccesibles de las inmediaciones de Yambio. En segundo lugar, porque República Democrática del Congo (RDC) y República Centroafricana (RCA) son los dos países con los que limita Ecuatoria Occidental y en ellos la prevalencia del VIH es muy alta. Dado que el VIH no entiende de fronteras trazadas por la mano del hombre, la infección puede llegar a una de nuestras zonas de operaciones con mucha facilidad.
Lo que queremos comprobar es si el diagnóstico del VIH y su tratamiento a nivel comunitario constituye una manera eficaz de hacer frente a la transmisión de infecciones y de ampliar la esperanza de vida en zonas inestables con una red de salud deficiente. Si tenemos éxito, este modelo se podrá emular en otras partes de África.
¿Cómo funciona el plan de detección y tratamiento sobre el terreno?
Nuestros equipos se reúnen y deciden las rutas programadas para las siguientes semanas. Es muy importante que la comunidad local sepa cuándo acudiremos. El equipo de promoción de la salud o IEC (información, educación y comunicación) se dedica a recorrer los pueblos seleccionados y a reunirse con sus líderes. Juntos acuerdan cuándo les visitará el equipo móvil y cuál es la mejor manera de ponerlo en conocimiento de los habitantes del pueblo.
Cuando uno de nuestros cinco equipos llega a un pueblo, los trabajadores sanitarios de la comunidad deambulan por las calles anunciando nuestra llegada con un megáfono. Normalmente, la gente se somete a la prueba de buena gana. Los mejores días para realizar estas visitas son los días de mercado, por lo general los sábados o domingos, cuando los agricultores locales salen del bosque para vender sus productos. En días así podemos detectar hasta 70 casos.
¿Cuál es el mayor problema al que se enfrentan al intentar llegar a estas comunidades?
El acceso es sin duda la complicación más importante. Cabe destacar que la red de carreteras de esta zona es muy deficiente y que llegar a las comunidades más aisladas constituye todo un reto. Durante la época de lluvias, los caminos desaparecen o quedan anegados de barro, por lo que avanzar es muy difícil, a veces incluso imposible.
Otro problema evidente fue el inicio de la guerra en 2015. Aunque pudimos llegar a algunas comunidades, hubo otras que simplemente desaparecieron y ya no pudimos seguirles la pista.
Cuando estallaron los enfrentamientos en la ciudad de Birisi, la mayor parte de la población huyó al bosque cercano a la frontera con República Democrática del Congo (RDC). Durante un año, a partir de julio de 2015, tuvimos muy poco o ningún contacto con los habitantes del pueblo. Estábamos muy preocupados ya que había muchas personas con VIH que no estaban recibiendo la terapia antirretroviral necesaria para salvarles la vida.
El aislamiento y la falta de seguridad de estas comunidades también pueden causar muchos problemas. Cuando un área es inaccesible, hay un trabajador sanitario de los pueblos que viene a encontrarse con nosotros y después se vuelve a su zona con suministros suficientes para varias semanas. Así es como garantizamos el suministro.
Actualmente, el proyecto cuenta con un plan de contingencia. Cuando el acceso está bloqueado, proveemos a nuestros pacientes con suministros médicos suficientes para dos meses. Esto fue de mucha ayuda cuando los combates se intensificaron.
¿Han llegado a alguna conclusión inicial?
Aunque todavía estamos en la fase inicial del proyecto, hasta ahora hemos realizado la prueba a 10.433 personas. De estas, 417 dieron positivo y 323 están recibiendo tratamiento. Esto demuestra que estamos en condiciones de realizar pruebas en grandes segmentos de comunidades, incluso las más aisladas, y que estas pueden recibir tratamiento.
¿Qué pasará cuando el período de prueba llegue a su fin?
Cuando el período de prueba llegue a su fin, ayudaremos al Ministerio de Salud de Sudán del Sur para que se haga cargo de algunas partes del proyecto y, sobre todo, de la atención de aquellos pacientes con VIH a los que actualmente les estamos facilitando la terapia con antirretrovirales.
Lo que aprendamos del proyecto debería tener un claro impacto en todas aquellas personas con VIH que viven en un entorno rural.