Mientras los últimos datos sobre la lucha contra el VIH abren con optimismo la conferencia que reunirá a expertos en salud pública, científicos y responsables políticos en Washington la semana que viene, los países afectados por la pandemia tienen serias dificultades para ampliar el tratamiento y combatirla con eficacia.
Líderes y científicos del mundo entero se preparan para debatir en Washington las últimas medidas necesarias para ampliar el tratamiento del VIH/sida a un nivel que podría llegar a acabar con la enfermedad. Sin embargo, siete millones de personas en los países en desarrollo todavía no tienen acceso al tratamiento antirretroviral (ARV) que necesitan con urgencia. Aunque la agencia de Naciones Unidas de lucha contra el sida (ONUSIDA) estima que 1,4 millones de personas iniciaron la terapia en 2011, habrá que duplicar este ritmo para alcanzar el objetivo global de 15 millones de personas en tratamiento para el año 2015. Al mismo tiempo, el discurso internacional urge cada vez más a los africanos a que encuentren sus propias soluciones para responder a la emergencia del VIH.
Es insultante suponer que los Estados africanos pueden combatir esta emergencia solos, viendo sus limitados recursos actuales, afirma el Dr. Eric Goemaere, asesor regional senior de VIH/sida de Médicos Sin Fronteras (MSF) para África del Sur. Esto es solo una cínica excusa para que los financiadores puedan incumplir los compromisos adquiridos de poner fin a esta enfermedad. Y tendrá desastrosas consecuencias para los pacientes.
En República Democrática del Congo (RDC), menos del 15% de las personas que necesitan tratamiento ARV lo reciben, solo un 11% de las estructuras de salud lo ofrecen y menos del 6% de las mujeres embarazadas VIH-positivas tienen acceso a la medicación para prevenir el contagio a sus hijos.
Recibimos a pacientes en estado crítico que necesitan desesperadamente tratamiento ARV y no lo han conseguido, explica Thierry Dethier, responsable de incidencia política de MSF en RDC. Para demasiadas personas, su enfermedad ha avanzado tanto que literalmente mueren nada más llegar a nuestros centros de salud.
Planes en suspenso
Varios gobiernos han dado pasos importantes y valerosos para responder a la pandemia del VIH. Zimbabue y Malaui han avanzado mucho en la ampliación de los programas de tratamiento en los últimos años. Malaui fue el primer país africano en implementar protocolos de prevención de la transmisión del virus de madres a hijos, que supone tratamiento ARV de por vida para las madres embarazadas o lactantes con VIH. Mozambique recientemente recomendó un protocolo parecido, prescribiendo un mejor tratamiento de primera línea y haciendo seguimiento mediante pruebas de medición de la carga viral.
Sin embargo, los planes para ampliar el tratamiento y mejorar la calidad de la atención dispensada pueden quedar completamente relegados con el estancamiento del apoyo internacional y los financiadores dando largas a los compromisos adquiridos. Importantes instituciones en la lucha contra la pandemia, como el Fondo Mundial de lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, se enfrentan a un déficit de fondos a causa de la pérdida de interés por parte de los donantes.
En Malaui nos hemos comprometido a implementar programas en base a los recientes avances científicos, declara Stuart Chuka, responsable del programa nacional de tratamiento ARV del Ministerio de Salud de este país. Sin embargo, cuando el éxito está a la vuelta de la esquina, nos enfrentamos a restricciones de financiación. Creo que podemos acabar realmente con el sida, pero no podemos hacerlo solos.