Tras el recrudecimiento de los combates en la zona de Rutshuru, Médicos Sin Fronteras (MSF) hace un llamamiento a las partes beligerantes para que permitan el acceso de sus equipos a la población civil y faciliten la llegada sin trabas de enfermos y heridos a las estructuras de salud.
Las carreteras están bloqueadas o son altamente inseguras. El acceso a los centros de salud se hace muy complicado para la población civil. Son palabras de Mickael Le Paih, coordinador de MSF en Kivu Norte, que añade que por causa del conflicto bélico en la zona, están llegando menos pacientes al hospital general de referencia de Rutshuru.
El conflicto armado en el área de Rutshuru, en el sureste de la provincia congoleña de Kivu Norte, se ha recrudecido desde principios de julio tras un breve relapso. Grupos rebeldes han ido avanzando hasta las poblaciones de Jomba Chengerero, Rwanguba y Bunagana para finalmente, el pasado domingo, hacerse con el control de Rutshuru y Kiwanja.
Con el bloqueo de las carreteras, los equipos de MSF están preocupados porque los pacientes no puedan acceder al centro de tratamiento de cólera abierto en Rwanguba a raíz de un brote de cólera detectado a finales de mayo. Con el apoyo de un equipo de emergencias, se pudo atender a 753 pacientes hasta principios de julio, cuando, según Le Paih, el recrudecimiento del conflicto ha imposibilitado que pudiéramos seguir ofreciendo nuestros servicios.
MSF hace un llamamiento para que las partes en el conflicto aseguren el acceso de los equipos médicos a la población civil y que esta a su vez pueda llegar sin dificultades a las estructuras de salud. Los civiles son de nuevo los más afectados por la violencia. Uno de nuestros trabajadores fue herido de bala en la pierna este domingo, cuando los rebeldes saquearon Kiwanja, apunta Le Paih.
A pesar de la inseguridad, MSF mantiene sus operaciones en Kivu Norte y tiene un equipo quirúrgico permanente en el hospital general de Rutshuru, donde han sido atendidos 280 heridos en tan solo ocho semanas. Además de los combates, regularmente se producen ataques y saqueos de aldeas, lo que va desintegrando el tejido social de toda la zona, cuenta Jean Reijs, cirujano de MSF en el hospital de Rutshuru.
El empeoramiento de las condiciones de seguridad en la zona (extensivo a áreas fronterizas de Uganda y Ruanda) ha obligado a un gran número de población, ya muy vulnerable, a abandonar sus pueblos y casas en las últimas semanas.
MSF provee asistencia médica y humanitaria a víctimas del conflicto en República Democrática del Congo desde 1996. El año pasado, los equipos de la organización en Kivu Norte atendieron a más de 404.000 pacientes: 32.000 fueron hospitalizados, 300 presentaban heridas a consecuencia del conflicto bélico, más de 8.000 sufrían desnutrición, más de 45.000 tenían malaria y más de 15.000 mujeres fueron asistidas durante el parto.