Congo: la guerra se reanuda en Kivu Norte

La comunidad internacional está fracasando a la hora de proporcionar asistencia y protección a la población. En las zonas más inestables de la provincia de Kivu Norte, República Democrática del Congo (RDC), la violencia ha alcanzado los niveles más altos en años, mientras la asistencia apenas llega a los que más la necesitan, según afirmó […]

La comunidad internacional está fracasando a la hora de proporcionar asistencia y protección a la población.

En las zonas más inestables de la provincia de Kivu Norte, República Democrática del Congo (RDC), la violencia ha alcanzado los niveles más altos en años, mientras la asistencia apenas llega a los que más la necesitan, según afirmó hoy la organización médico-humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF). Cientos de miles de personas se han visto forzadas a huir de sus casas desde que se reanudó la guerra a finales de agosto y viven con miedo, sin medios para cubrir sus necesidades básicas.

La comunidad internacional no ha dado ninguna prioridad al conflicto en esta región. A pesar de que actualmente está desplegada en RDC una de las fuerzas de paz más grandes del mundo, la misión de las Naciones Unidas en el país (MONUC) no está siendo capaz de cumplir su mandato de protección de la población civil en Kivu Norte.

La mayoría de las agencias de la ONU y organizaciones internacionales están fracasando a la hora de proporcionar una respuesta humanitaria adecuada mientras que la situación humanitaria ya desastrosa sigue deteriorándose de forma dramática. A pesar de la presencia de muchas organizaciones humanitarias en Goma, la capital de la provincia, pocas trabajan activamente en las zonas más afectadas por la guerra.

Muchas de las personas que ahora necesitan asistencia han sido forzadas a huir varias veces. En repetidas ocasiones, han perdido sus casas y pertenencias –a menudo como resultado de saqueos– y están llegando al límite de su resistencia. Aparte de las grandes necesidades de la población –comida, refugio, acceso al agua, atención médica y protección– el riesgo a epidemias es alto, y muchos centros de salud han sido saqueados.

Algunas de las personas que huyen llegan a asentamientos relativamente estables, mientras que otros se concentran en zonas aisladas más tranquilas o donde les acogen familias. Muchos otros se han vuelto “invisibles”; escondidos en el bosque, atrapados entre grupos armados. “Estábamos asistiendo a unos 250.000 desplazados en Nyanzale y Kabizo. No sabemos a dónde han huido en las últimas semanas”, dice Anne Taylor, coordinadora general de MSF en Gomal. “Sólo han llegado 25.000 personas a Kayna y Kanyabayonga. ¿Dónde están los otros? Estamos muy preocupados por su suerte”.

En otras áreas, MSF ha encontrado grupos de personas que han tenido que desplazarse de nuevo. En Ngungu, miles de desplazados están viviendo en condiciones terribles, sin ninguna atención sanitaria. En las últimas semanas, miles de personas han llegado a Kitchanga. “Llegar a esta gente es extremadamente difícil por la inseguridad del contexto y porque están en constante movimiento”, dice Anne Taylor. “Pero no es imposible. Lo seguiremos intentando una y otra vez hasta que podamos encontrarlos y proporcionarles asistencia. Pero estamos preocupados porque sólo estamos tratando con una pequeña parte de esta catástrofe humanitaria: cientos de miles están fuera de nuestro alcance”.

Actualmente en Kivu Norte, equipos de MSF están trabajando en Rutshuru, Nyanzale, Kayna, Kanyabayonga, Kitchanga, Mweso y Masisi, y sus alrededores. Equipos móviles están haciendo evaluaciones y proporcionando asistencia médica en otras áreas, incluyendo Ngungu en Kivu Norte y Minova, en Kivu Sur. Un total de 62 trabajadores internacionales y 716 nacionales están trabajando en Kivu Sur.
 

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