Aurelie Ponthieu, asesora de asuntos humanitarios de Médicos Sin Fronteras, analiza diferentes aspectos del acuerdo UE-Turquía.
- El acuerdo entre la UE y Turquía no es una solución a la “crisis” que afecta a Europa.
La propuesta de acuerdo con Turquía muestra una vez más cómo los líderes de Europa han perdido por completo la noción de la realidad. Si se implementa este acuerdo cínico, por cada sirio que arriesga su vida en el mar, otro sirio tendrá la oportunidad de llegar a Europa desde Turquía. Este crudo cálculo reduce a las personas a meros números, negándoles un trato humano y restringiendo su derecho a buscar protección en Europa. Estas personas no son números, sino hombres, mujeres, niños y familias. Alrededor del 88% de los que utilizan esta ruta proceden de zonas en conflicto, y más de la mitad de ellos son mujeres y niños. Deben ser tratados con humanidad y se debe garantizar el respeto de sus derechos y de su dignidad.
- Las medidas adoptadas por la UE tendrán consecuencias humanitarias inmediatas
Día tras día, estamos viendo violaciones regulares de la dignidad de las personas en Grecia y los Balcanes: rechazos arbitrarios, violencia en las fronteras e inhumanas condiciones de acogida. A pesar de lo que el Consejo de la Unión Europea pueda decir, un plan cuyo objetivo es impedir que se siga buscando asilo en Europa devolviendo masivamente a todo el mundo a Turquía – un país que ya alberga cerca de 3 millones de refugiados registrados –, no es realista y sólo producirá más sufrimiento. La respuesta no debe pasar por dar la espalda a quienes han huido de la guerra y las persecuciones, por crear una crisis humanitaria en Grecia y por dar dinero en efectivo para resolver el problema.
- Grecia no puede hacer frente sola a esta situación
Europa parece esperar que una nueva crisis humanitaria, esta vez en Grecia, disuada a otros refugiados de venir a Europa. Para MSF esta es una postura miope y cruel. La infraestructura existente en Grecia está desbordada por los más de 40.000 hombres, mujeres y niños que se encuentran actualmente varados en el país. Al menos 12.000 de ellos se encuentran en Idomeni, en la frontera entre Grecia y Antigua República Yugoslava de Macedonia, donde nuestros equipos ven escenas terribles cada día: niños que han nacido en suelo europeo se ven obligados a pasar la noche en una fría tienda de campaña a merced de la lluvia y la humedad. Los frágiles esfuerzos que se están haciendo para mejorar las capacidades de refugio (principalmente por parte de las organizaciones humanitarias y de los voluntarios), caerán en saco roto si cientos de miles de personas terminan varadas en Grecia.
- La asistencia humanitaria debe basarse en las necesidades y no en las agendas políticas.
Con estos nuevos planes, la UE sólo trata de aliviar las consecuencias humanitarias de las acciones irresponsables de sus Estados miembro. La ayuda humanitaria de la UE se está convirtiendo en una herramienta para «contener» a los refugiados y a los migrantes fuera de las costas europeas. Es inaceptable. La asistencia humanitaria debe basarse en las necesidades y no en las agendas políticas. Estos planes nunca representarán una solución aceptable que justifique el fracaso de los Gobiernos europeos en la adopción de políticas de asilo y migración más humanas.
La propuesta de acuerdo entre la UE y Turquía, presentado como «la solución“ a la denominada «crisis» que afecta a Europa, es un ejemplo perfecto de este peligroso enfoque. El programa de admisión humanitaria voluntaria no se basa en las necesidades de asistencia y protección de los refugiados, sino en la capacidad de Turquía para detener la «migración» orientada a Europa. En un momento en que hay millones de personas desplazadas en el mundo, es una vergüenza que el único paso seguro ofrecido por la UE está condicionado por el número de personas que pueden enviar de vuelta.
- Ya es hora de que los Gobiernos europeos proporcionen de una vez por todas una respuesta responsable, común, humana y digna a la necesidad de protección de los refugiados
Nuestra experiencia muestra claramente que por muchas vallas de alambre de púas que sigan levantando a toda prisa, los refugiados seguirán encontrando otras formas de llegar a Europa. Mientras, los líderes europeos siguen centrándose en una estrategia equivocada, que sólo exacerba las causas de su propia crisis política: la falta de vías seguras y legales de entrada obliga a miles de personas a arriesgar su vida en el mar y a ponerla en manos de contrabandistas. Además, la regla de tener que pedir asilo en el «primer país de entrada» ejerce una presión injusta sobre los países del sur de Europa y obliga a todas estas personas a transitar por caminos llenos de obstáculos y peligros. No ha habido ninguna respuesta a estas deficiencias problemáticas. La reubicación, una propuesta creada para salir de forma segura de Grecia y poder escapar de un sistema de asilo y de recepción que es deficiente y que está colapsado, no está funcionando. Sólo 937 solicitantes de asilo han sido reubicados, una cifra a años luz de los 160.000 prometidos, y sólo 4.555 personas de las 20.000 acordadas han sido reasentadas.
El acuerdo UE-Turquía y el despliegue de la ayuda humanitaria de la UE hacia Grecia no solucionarán de una manera rápida el problema ni dará respuesta a la necesidad de seguridad y protección que tienen los refugiados. Ya va siendo hora de que los Gobiernos europeos empiecen a enfrentarse a la realidad y de que proporcionen de una vez por todas una respuesta responsable, común, humana y digna a la crisis que las propias políticas de la UE han contribuido a agravar. Ya no pueden demorarse más en proporcionar vías seguras de entrada para quienes necesitan, hoy más que nunca, ser tratados con dignidad.