Médicos Sin Fronteras (MSF) ha hecho un llamamiento al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) a establecer refugio inmediato para los 30.000 nuevos refugiados que han llegado durante las dos últimas semanas al estado del Alto Nilo, en Sudán del Sur, procedentes del estado del Nilo Azul en el vecino Sudán.
Cada día cruzan la frontera unas 2.000 personas que necesitan desesperadamente ayuda humanitaria y se suman a los 70.000 refugiados que ya estaban en la zona desde que huyeron de los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas sudanesas y los rebeldes del Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán-Norte (SPLM-Norte).
Nos encontramos en una situación de verdadera emergencia, alerta Patrick Swartenbroekx, coordinador de emergencias de MSF. Estamos dispensando atención médica y potabilizando y distribuyendo 90.000 litros de agua al día en la zona donde se han asentado temporalmente los refugiados. Pero los depósitos estarán vacíos a finales de esta semana y la situación se volverá muy crítica.
Desde el pasado diciembre, la escasez de agua ha lastrado la respuesta humanitaria en los dos campos de refugiados de esta zona remota e inahbitada del estado del Alto Nilo, en el noreste de Sudán del Sur. El campo de Doro ha llegado casi al máximo de su capacidad, mientras que en el campo de Jamam los refugiados disponen de menos de siete litros de agua al día (muy por debajo del estándar de 20 litros de agua por persona y día en situaciones de emergencia) y casi un 40% de las consultas en la clínica de MSF son casos de diarrea. Un tercer campo de refugiados, del que hace tiempo que se habla, está siendo habilitado en Yusuf Batil, pero en estos momentos solo tiene agua suficiente para 3.000 o 4.000 refugiados.
Una situación límite
Con los campos existentes llenos o con insuficiente suministro de agua, MSF considera urgente que se busque una solución alternativa para los refugiados. Por ahora, estos se agrupan bajo los árboles en un lugar llamado Rum. Solo unos pocos disponen de algunos retazos de lona de plástico para cobijarse.
En esta zona de asentamiento provisional, un equipo de MSF atiende desde la semana pasada los casos más graves, entre los que se cuentan 214 pacientes con diarrea y 34 niños con desnutrición aguda. Los refugiados están exhaustos tras pasar meses escondidos en el monte, huyendo de los combates. Muchos cuentan desgarradoras historias de personas extenuadas o heridas que iban cayendo en las cunetas, incapaces de seguir avanzando tras dos semanas o más de camino. Anduvimos toda la familia durante más de 17 días sin apenas agua ni comida, explica un refugiado, rodeado de sus hijos. Todavía quedan muchas personas en la carretera, sobre todo ancianos y los más débiles. Muchas personas están enfermas con diarrea.
Esto se va a convertir en una pesadilla, declara Jean-Marc Jacobs, adjunto al coordinador general de MSF en Sudán del Sur. Durante más de tres meses, MSF ha advertido de la necesidad de proporcionar más agua y de prepararse para una mayor afluencia de refugiados. Pues bien, ahora estamos ante una situación que requiere una acción inmediata y efectiva por parte de todas las organizaciones.
MSF dispensará atención médica a los nuevos refugiados y suministrará agua de forma urgente antes de que en pocos días se agoten las fuentes de agua en Rum. Pero mientras tanto, la organización médico-humanitaria urge al ACNUR y otras organizaciones humanitarias que están trabajando en la zona a buscar nuevos emplazamientos en los que instalar a estos refugiados.
Las actividades prioritarias deberían ser: identificar puntos que puedan albergar a decenas de miles de refugiados; suministrar de forma inmediata cantidades suficientes de agua potable; habilitar con urgencia las carreteras para permitir el acceso a los campos de refugiados en la estación de lluvias, ya que durante esta época los caminos se volverán impracticables; y elaborar planes concretos y respaldados con los recursos adecuados para cuando lleguen más refugiados.
Desde noviembre de 2011, MSF lleva a cabo una intervención de emergencia para asistir a los refugiados en el estado del Alto Nilo. La organización cuenta actualmente con más de 40 trabajadores internacionales en esta zona, donde gestiona dos hospitales y está realizando más de 3.000 consultas a la semana. MSF también organiza clínicas en los pasos fronterizos, y potabiliza y distribuye agua para dar una asistencia vital a los refugiados.