Día Internacional de la Mujer: tres historias de vocación y liderazgo de mujeres de MSF alrededor del mundo

MSF.

Fikile Ngwenya es conductora en Eswatini, Shorouq Madmouj es trabajadora social en Palestina y Khadija Al-Haj es asistente de recursos humanos en Yemen. Las tres son mujeres líderes de MSF y nos cuentan en primera persona sobre los desafíos de su trabajo, cómo vencieron obstáculos y prejuicios y qué significa ser mujer en el mundo de hoy.

Testimonios de mujeres trabajadoras de MSF

“A las mujeres les digo: adelante, pueden hacerlo”

Cuando Fikile Ngwenya fue contratada como conductora de MSF en Shiselweni, Eswatini, estaba entusiasmada. Tuvo que enfrentarse a preguntas y críticas por el hecho de ser mujer en una ocupación masculinizada, pero disfruta de ser un ejemplo de confianza en sí misma para su comunidad:

Cuando mi marido fue trasladado a la región de Shiselweni, me puse a buscar trabajo. Había visto unas furgonetas que circulaban por la ciudad. Entonces un amigo me dijo que la organización [MSF] estaba contratando personal para trabajar como ama de llaves, administrativa o conductora. Así que, ¡presenté tres candidaturas!

Me llamaron de la oficina para decirme que tenía una entrevista para ser conductora. Me puse muy, muy contenta porque sabía que conseguiría el trabajo. Confiaba en que podía hacerlo.

Fui la última en hacer la entrevista. Oí que alguien decía: “¡mira, ahora vamos a entrevistar a una mujer!”

Fikil Ngwenya, chofer de MSF en Eswatini

Fuimos hasta la ciudad e hicimos las entrevistas técnicas. Al cabo de un día me llamaron para que fuera a trabajar. Tengo buena mano para conducir. Si me das un coche con capota dura, lo conduzco; si me das un Avanza [SUV de Toyota], lo conduzco. No me estreso. Cuando llego, reviso mi coche, me aseguro de que todo esté bien, incluidos el aceite y el agua. Me ocupo de la limpieza del coche. Cuando alguien sube a mi coche, debe saber que el coche que conduzco es un coche de mujer. Tiene que estar limpio siempre.

Cuando visitamos la comunidad, me aprecian. La gente me dice: “¡tú, muchacha! Todos los días conduces un coche enorme”. Y siguen: “esta organización nos ayuda; nos ayuda con nuestros familiares”, también aprecian a MSF. He aprendido mucho sobre la organización [a través de su trabajo] respecto al VIH y la tuberculosis. Al menos ahora sé qué es el VIH y cómo se trata, y cómo se previenen el VIH y la tuberculosis.

Como soy mujer me he encontrado con algunas dificultades. Incluso la gente con la que me relaciono me menosprecia a veces. Y en ese sentido, siento que me ayudan, que me empoderan al menospreciarme. No me preocupa.

Recuerdo que una vez, cuando empecé a trabajar con MSF, había un hombre trabajando en la oficina. Estaba hablando con alguien, no me vio y dijo que nunca iría en un coche conducido por una mujer.

Poco después tuve que llevarlo hasta la ciudad. Entonces, le pregunté: “¿recuerdas lo que dijiste? ¿Y ahora qué hacemos?”

En mi casa soy esposa y madre. Tengo nietos. Soy una mujer y soy conductora. No tengo ningún problema con ello. Somos diferentes, no todos podemos ser médicos. Somos personas distintas y cada una tiene su propio y único don.

A las mujeres les digo: no tengan miedo por el hecho de ser mujeres y trabajar. No tengan miedo de nada y trabajen con alegría. Y a las mujeres más jóvenes: pueden hacer todo lo que se propongan, incluso si se considera un trabajo de hombres. Adelante, pueden hacerlo, ¡con confianza!

“No dejes que te detengan”

Shorouq Madmouj es trabajadora social de Médicos Sin Fronteras en Nablus, Palestina. Como mujer, está acostumbrada a que la subestimen. A lo largo del tiempo, y sin importar su discapacidad visual, ha servido con compasión a su comunidad, afectada por el conflicto. Ahora recibe la recompensa: su confianza:

Shorouq Madmouj, trabajadora social de MSF en Palestina

Como mujer, siento que la gente me subestima. Me miran y dicen: “no puede hacerlo. ¿Quién es esa mujer?”

Trabajar con personas es mi pasión. Como trabajadora social puedo ayudar a la gente. Cuando sabes lo que alguien necesita, el reto es encontrar la manera de llamar a su puerta, para convencerla de que reciba ayuda.

Como palestina, trabajo con personas que sufren el impacto de la ocupación [de Cisjordania]. Yo también sufro las consecuencias de la ocupación. Vivo en esta comunidad, tengo mis propios sentimientos, tengo miedo, soy una más. A veces, cuando tratas a un paciente que sufre por algo, [te ayuda el hecho de que] tú ya lo hayas sufrido antes.

Cuando empezamos a trabajar sobre el terreno en 2004, hacíamos visitas a domicilio en la comunidad. La mayor parte de nuestro trabajo consistía en explicar qué era MSF, quiénes éramos, qué es la salud mental y lo que hacen los trabajadores sociales y los terapeutas. En aquella época, la mayoría de nuestros pacientes eran mujeres y niños y niñas, ya que gran parte de nuestros casos procedían de madres que pedían ayuda para sus hijos. 

Actualmente, en 2022, recibimos muchas llamadas de pacientes y muchas organizaciones se ponen en contacto con nosotros para derivarnos pacientes. Antes íbamos en busca de la gente, ahora acuden a nosotros. Tenemos en lista de espera a mujeres y niños y niñas, así como también a hombres que piden ayuda. Hay padres que nos llaman para pedir ayuda para sus hijos. 

Cuando recibo una llamada de un padre, me siento orgullosa porque eso forma parte del cambio que estamos viviendo. Nos llaman porque confían en nosotros. Hablan con otras personas y les dicen que MSF puede ayudarles. A veces se ponen en contacto conmigo para decirme: “Shorouq, nos han dicho que son los únicos que pueden ayudarnos”. Eso me ha hecho sentir que la gente sabe lo que es MSF, saben que podemos ayudar. Este es el cambio que hemos podido liderar.

Para mí, el liderazgo significa entender y escuchar a los demás. Significa saber exactamente de qué manera se puede ayudar. [No obstante] cuando quieres cambiar algo, debes empezar por ti. Ser capaz de cambiar significa que cuando ayudas a otras personas, ellas también pueden cambiar.

Como mujer que sufre una discapacidad visual desde hace más de 20 años, sigo pensando y diciéndome a mí misma: “estás pensando, eso significa que estás viva”. 

Tener una discapacidad física es duro. Y para mí, la discapacidad está más en la forma de pensar que en el cuerpo. Sin embargo, si tienes algún tipo de discapacidad, tienes otro poder superior para seguir adelante y arreglártelas mejor que otras personas que no tienen ninguna discapacidad.

Mi mensaje para todas las mujeres es: “¡No dejes que una discapacidad física te detenga!”

“Cree en ti misma”

Khadija Al-Haj, asistente de recursos humanos de Médicos Sin Fronteras en Abs, Yemen, participa en todos los aspectos del proyecto hospitalario. Khadija anima a las mujeres a desarrollarse profesionalmente y a que tengan el valor de luchar por sus sueños:

Khadija Al-Haj, asistente de recursos humanos de MSF en Abs, Yemen

Empecé a trabajar en Médicos Sin Fronteras como intérprete médica. Hacer carrera en recursos humanos (RR. HH.) me interesó mucho desde el primer momento en el que me incorporé a la organización porque pude ver que el equipo de RR. HH. participa en todos los aspectos del proyecto. 

El departamento de RR. HH. se asegura de que el personal sea el más cualificado para realizar su trabajo médico y humanitario. Organizamos, controlamos y hacemos un seguimiento del horario de trabajo con los supervisores y nos aseguramos de que la formación ayude al personal a hacer su trabajo correctamente en beneficio de los pacientes de MSF.

Al principio, el principal obstáculo que encontré fueron las restricciones sociales: al vivir en una comunidad conservadora, la visión que predomina sobre el rol de la mujer es que debe quedarse en casa, cuidando de la familia. 

Lo que realmente me ayudó fue el apoyo de mi familia porque me transmitieron su confianza. Ahora conozco a muchas familias que están empezando a animar a sus hijas, hermanas y esposas a estudiar y a tener la oportunidad de trabajar, como yo y el resto de las mujeres. 

Me considero uno de los muchos ejemplos que existen a día de hoy: nosotras podemos cambiar la perspectiva que la comunidad tiene sobre las mujeres y sobre nuestro papel en ella.

Es decir, que una mujer puede hacer, y puede ser responsable de las mismas cosas que un hombre. Y puede actuar profesionalmente, sea cual sea su perfil, ya sea asistente de RR. HH., enfermera o médica.

Para mí, ser líder significa servir de ejemplo a los que te rodean. Significa que debes ser “la primera entre iguales”.  

Y para ello, y para ser un buen ejemplo, tienes que equiparte adecuadamente con los conocimientos y las habilidades que te capacitan para crear un entorno propicio para los demás, para inspirar a otros a formar parte de él. 

Por eso, yo procuré equiparme para estar cualificada para ese puesto. Desde que empecé, e incluso antes, me esforcé por estudiar mucho para aprender todo lo relacionado con los RR. HH.  Estoy haciendo cursos de formación en línea financiados por MSF, además de otros cursos externos.

Además, me he matriculado para estudiar finanzas, porque también quiero desarrollar esta faceta. Tengo muchos planes de futuro.  

Me considero una de las embajadoras de la organización en mi comunidad. Siempre intento aprovechar las oportunidades de cualquier reunión y comunicar, incluso entre las personas que me rodean, los principios y valores de MSF para que la comunidad entienda mejor a MSF y el trabajo que hace la organización.

Liderar es una experiencia sumamente interesante porque te hace sentir muy satisfecha de poder generar un cambio dentro de ti misma y también de lograr una mejora y un desarrollo en las personas que te rodean, a las que estás orientando, y buenas prácticas en el trabajo. 

Mi mensaje para otras mujeres es: son lo suficientemente fuertes e inteligentes. Defiendan sus sueños y estudien mucho. Esfuércense por ser ese buen ejemplo que inspira a los que las rodean. Confien en ustedes mismas y no duden cuando tengan una oportunidad.

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