A pesar de que la tuberculosis (TB) supone un problema de salud global que crece, sigue siendo una enfermedad sumida en el olvido. Los niños, que son quienes corren mayor riesgo de morir de TB, se encuentran entre las principales víctimas de este largo olvido.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que un millón de niños desarrollan TB cada año. La gran mayoría vive en entornos con recursos limitados. El verdadero número probablemente pueda ser mayor puesto que es muy difícil diagnosticar la enfermedad en niños. La Dra. Marianne Gale, asesora médica de MSF para el VIH y la TB, que ha tratado a niños con TB en Tailandia y Níger, explica algunas de las cuestiones clave relativas al diagnóstico de la TB en niños.
¿Por qué es tan difícil diagnosticar a niños con TB?
Por varias razones. En primer lugar, los niños tienen síntomas que también pueden darse en otras enfermedades como el VIH, la desnutrición u otras infecciones virales o bacterianas. Estos síntomas como pérdida de peso, poco apetito, tos y fiebre pueden durar muchas semanas, por lo tanto, la TB puede ser muy difícil de reconocer solamente a través de los síntomas.
En segundo lugar, la prueba de diagnóstico estándar para la TB utilizada en adultos no está para nada adaptada a los niños. Esta prueba requiere una muestra de esputo (flema expectorada desde los pulmones) que es muy difícil de obtener en niños porque éstos no pueden toser como los adultos. Pueden utilizarse diferentes procedimientos para obtener muestras de los pulmones y del estómago de un niño, pero éstos pueden ser traumáticos para el menor y requieren disponer de personal muy cualificado, una buena estructura sanitaria y un buen laboratorio, todo lo que suele escasear en entornos con recursos limitados.
En casos de niños VIH positivos, ¿se agravan las dificultades?
Sí. Como su sistema inmunológico está debilitado, los niños VIH positivos corren un riesgo especial de contraer TB y morir de esta enfermedad. Las dificultades de diagnosticar y tratar se complican todavía más en este grupo de niños debido a la complejidad de múltiples procesos patológicos. La buena noticia es que la mayoría de niños, si se diagnostican en una fase temprana, responden muy bien al tratamiento de la TB y se recuperan totalmente.
¿Por qué no existen mejores formas de diagnosticar la TB en niños?
Una de las principales razones por las que los niños afectados con esta enfermedad han sido relegados al olvido durante años es el hecho que son menos infecciosos que los adultos en su misma situación. Los niños producen menos gérmenes de la TB en sus pulmones y por lo tanto no propagan la enfermedad cuando tosen como ocurre con los adultos. Esto significa que han sido menos prioritarios en los programas para combatir la TB dirigidos a los miembros más contagiosos de una comunidad.
Los investigadores también suelen excluir a los niños de los estudios sobre la TB debido a su mayor complejidad en relación a los adultos. En MSF actualmente estamos trabajando con un grupo de expertos internacionales a fin de definir estrategias para superar esta barrera y que las necesidades médicas de los niños sean así consideradas como una prioridad en la investigación de la TB.
¿Qué clase de pruebas hay que desarrollar?
Lo que se necesita es una prueba diagnóstica que no se base en los esputos y que dé un resultado rápido para que los niños, que corren un alto riesgo de morir de TB, puedan ser tratados enseguida. Hoy en día existen algunos avances prometedores pero sin una financiación adecuada o sin compromiso, no vamos a ver el avance que necesitamos para salvar vidas. Y este avance se necesita urgentemente.
¿Qué puede hacerse para mejorar la situación?
La falta de nuevos diagnósticos y de nuevos medicamentos significa que se requieren enfoques innovadores para prestar la mejor atención médica posible al mayor número de niños afectados. Hay muchos niños que ni siquiera tienen la oportunidad de sobrevivir porque ni tan siquiera se les diagnostica y mucho menos trata. Para nosotros el hecho de poder desarrollar estos nuevos enfoques y compartir nuestra experiencia y conocimiento con otros actores constituye un reto constante.
Al tiempo que trabajamos en la elaboración de estrategias a nivel del paciente, también seguimos haciendo presión a nivel internacional para una mayor inversión y compromiso a la hora de abordar la TB e invertir la tendencia a un ya muy largo olvido. Estamos especialmente comprometidos a abordar el devastador efecto que la TB tiene en los niños, como parte de un esfuerzo de ofrecer a tantos niños como podamos, independientemente de lugar donde vivan, la oportunidad de sobrevivir y desarrollarse.
Estimular el desarrollo de una prueba para diagnosticar la TB mediante un fondo como premio
La herramienta con más frecuencia utilizada para la TB, el análisis de esputos al microscopio, prácticamente no ha cambiado desde que se desarrolló hace un siglo. En entornos de la vida real, el número de pacientes que estas pruebas no consiguen detectar es el mismo del que detectan, y esto es especialmente cierto en pacientes coinfectados con VIH/sida y niños.
Necesitamos pruebas que den resultados rápidos y exactos. Para agilizar la creación de nuevas pruebas de TB, MSF sugiere una competición basada en un fondo como premio. Los fondos como premios pueden estimular la innovación ofreciendo grandes sumas de dinero como premio por el desarrollo con éxito de pruebas en lugar de depender como ocurre actualmente de elevados precios de venta protegidos por los monopolios de las patentes. Los fondos como premios también permiten a los gobiernos priorizar la investigación y el desarrollo puesto que sólo pagan los resultados que tengan éxito y la investigación dirigida a áreas donde existen las mayores necesidades médicas.
La prueba tendrá que funcionar a nivel del punto donde se presta la asistencia que es donde se ve a la mayoría de pacientes, debe ser precisa y asequible y tiene que poder diagnosticar la TB en personas VIH positivas y también en niños.