Las dificultades comienzan al inicio del embarazo. El asedio ha provocado una grave escasez de alimentos y muchas mujeres embarazadas sufren desnutrición, una circunstancia que puede provocarles una anemia grave y otros problemas de salud.
«A causa de la falta de alimentos y, por consiguiente, de una buena nutrición, muchas mujeres embarazadas padecen anemia severa y presentan hipoglucemia, lo que puede provocarles vómitos o pérdida de conocimiento», explica Umm Wassim, una matrona que lleva 20 años asistiendo partos en el este de Alepo. «A menudo la anemia es tan grave que necesitan una transfusión sanguínea».
Debido a las pobres dietas de sus madres, muchos bebés nacen con bajo peso. El estrés de vivir bajo el asedio y los bombardeos también ha provocado un incremento de los partos prematuros. «Cuando las condiciones son realmente malas, muchas mujeres tienen miedo y sufren estrés psicológico», afirma Umm Wassim. «[Como resultado] el número de bebés que nacen antes de completar los nueves meses de gestación ha aumentado».
Incluso antes de los actuales bombardeos, las mujeres tenían que afrontar múltiples obstáculos para llegar al único hospital materno infantil del este de Alepo y a los otros dos centros que contaban con servicios de maternidad. La falta de combustible y el peligro para desplazarse por la ciudad bajo los bombardeos ponían en graves aprietos cualquier desplazamiento.
«Más y más mujeres han dado a luz en la calle o en casa, especialmente si el parto ocurre de noche», asegura Umm Wassim. «A menudo las embarazadas no llegan al hospital hasta después de haber dado a luz».
Pero este mes los hospitales han sufrido, de nuevo, nuevos ataques aéreos; entre los centros afectados: el único hospital infantil de la zona asediada, el mayor centro hospitalario y tres hospitales quirúrgicos. Todos ellos quedaron fuera de servicio. Con un acceso tan limitado a la atención médica, incluso las mujeres embarazadas con complicaciones pueden tener que dar a luz en su hogar o en centros de salud que ofrecen servicios mínimos.
«No hay médicos por aquí», asegura una matrona que trabaja en el sótano de un centro de salud. «Lo único que podemos hacer son exámenes ginecológicos. No tenemos pediatra, ni incubadoras, ni equipo médico”.
Después del parto, muchas madres con desnutrición hacen todo lo posible para producir leche para amamantar a sus bebés. No queda en la zona leche de fórmula y los padres se ven obligados a alimentar a sus bebés con alimentos inadecuados como arroz molido o trigo bulgur.
Algunas mujeres se sienten desoladas al traer a un bebé a un mundo así. «Para mí, en estas condiciones, creo que es un gran error», se lamenta una madre. «Después de dar a luz, me sentí muy triste. ¿Lo he traído a una vida así?”, añade.
Sin embargo, otros todavía consideran el nacimiento de un bebé como algo a celebrar. «La situación en el este de Alepo es una tragedia», asegura Umm Wassim.
«No estamos acostumbrados a todos estos combates y bombardeos y cada día es peor. Pero a pesar de todo, el nacimiento de un bebé sigue siendo un momento feliz ¿Cómo no iba a serlo? «