Karline Kleijer, responsable de emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF), explicó lo sucedido este martes en Tigray, Etiopía: “Estamos horrorizados por la continua violencia que estamos viendo en Tigray. Este martes 23 de marzo, sin ir más lejos, un equipo de nuestra organización presenció las ejecuciones extrajudiciales de al menos cuatro hombres. Unos soldados los sacaron de unos autobuses públicos y los asesinaron».
Según detalla Karline, «el incidente tuvo lugar en la carretera de Mekele a Adigrat, lugar hacia el que tres miembros de MSF viajaban en un vehículo de la organización claramente identificado. En un punto del trayecto, se encontraron con lo que parecían ser las consecuencias de una emboscada a un convoy militar etíope por parte de otro grupo armado en la que varios soldados resultaron heridos o muertos. Los vehículos militares todavía estaban en llamas«.
«Los soldados etíopes detuvieron al automóvil de MSF y a dos minibuses de transporte público que circulaban detrás de él. Tras ello, los soldados obligaron a los pasajeros a abandonar los minibuses. Los hombres fueron separados de las mujeres y a estas últimas se les permitió alejarse. Poco después, dispararon a los hombres. Al equipo de MSF se le permitió también abandonar la escena, pero antes de poner de nuevo el coche en marcha vieron los cuerpos de los hombres muertos a un costado de la carretera. Un poco más adelante, el vehículo de MSF fue nuevamente detenido por soldados. Sacaron al conductor de MSF del vehículo, lo golpearon con la parte trasera de una pistola y amenazaron con matarlo. Finalmente, se permitió al conductor regresar al vehículo y el equipo pudo regresar a Mekele».
«Este hecho terrible subraya aún más la necesidad de proteger a los civiles en este conflicto. También de que los grupos armados respeten la prestación de asistencia humanitaria, incluida la asistencia médica. Nuestros equipos aún están tratando de recuperarse del shock que les ha supuesto presenciar un acto de violencia extrema que ha causado una absurda pérdida de vidas», concluye Kleijer acerca de la espiral de violencia que vive la región.