Durante 50 días, el hospital de Al Shifa en Gaza ha vivido al ritmo de los combates intercalados con treguas. El 25 de agosto, finalmente entró en vigor un alto el fuego indefinido, trayendo una masiva sensación de alivio a los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) y a toda la población de Gaza.
Pero las actividades en el principal hospital de Gaza no han disminuido. Hasta ayer, el hospital aún estaba recibiendo heridos de los recientes bombardeos, así como personas lesionadas en los días previos que no habían podido acercarse a recibir tratamiento hasta ese momento.
Los equipos quirúrgicos de MSF continúan realizando guardias en el hospital de Al Shifa, junto a personal del Ministerio de Salud palestino, como lo vienen haciendo desde que el ejército israelí lanzó la operación Marco Protector el 8 de julio pasado. Cuando un cirujano se va, otro toma su puesto. Maurice, un cirujano torácico, acaba de regresar de Gaza. Estuve operando a pacientes con heridas en el pecho y en el abdomen, dice. La mayoría eran heridas de metralla. Incluso una pequeña pieza de metralla de menos de 1 cm de largo puede desgarrar todo a su paso y causar masivas lesiones a los pulmones. Más de la mitad de los pacientes que atendí eran mujeres y niños.
Otros dos cirujanos de MSF están actualmente trabajando en el hospital de Al Shifa, operando a pacientes con quemaduras severas que requieren múltiples cirugías, realizando cirugías plásticas e injertos de piel, entre otras cosas. También son llamados a asistir en operaciones especialmente difíciles o extensas. El hospital de Al Shifa, con capacidad de 60 camas, recibe pacientes de toda la Franja de Gaza, e incluye seis quirófanos, una unidad de cuidados intensivos donde se atiende a pacientes con quemaduras, y una sala de emergencias. El personal médico palestino cuenta con mucha experiencia, pero muchos hospitales en Gaza han sido destruidos o dañados, por lo que la carga de trabajo en Al Shifa es muy alta y, como consecuencia de esto, aún necesitan de apoyo externo.
Desde el 28 de Julio hasta el 10 de agosto, MSF contó con tres equipos quirúrgicos trabajando en el hospital, que recibió un flujo constante de pacientes durante el período de la ofensiva terrestre. Tanto la sala de emergencias como los quirófanos estaban sobrepasados, con 30 a 40 pacientes gravemente heridos que llegaban cada día.
Muchos pacientes presentaban múltiples heridas de metralla causadas por explosiones, con lesiones vasculares, en el pecho y en sus extremidades, dice Kelly, una anestesióloga que estuvo casi cuatro semanas en Gaza. Las personas que se encuentran en las cercanías de una explosión reciben quemaduras por el calor, mientras que el estallido destruye sus pulmones y la metralla penetra en sus cuerpos. La onda expansiva puede destruir los huesos de las piernas de una persona que está parada, haciendo que ambas piernas deban ser amputadas es terrible, pero no existe otra solución.
En siete semanas, MSF ha enviado 37 trabajadores internacionales a Gaza, incluyendo cirujanos, médicos, enfermeras, administradores y coordinadores de proyectos. Actualmente, MSF cuenta con dos cirujanos, dos anestesistas y una enfermera de cuidados intensivos trabajando en el hospital.
MSF además gestiona una clínica en la ciudad de Gaza proporcionando cuidados post operatorios a pacientes que han sido sometidos a cirugías, que llegan para cambiar sus vendajes y para asistir a sesiones de rehabilitación con fisioterapeutas.
Durante las últimas siete semanas, las actividades en la clínica de cuidados post-operatorios han dependido de la intensidad de los ataques. En el apogeo de la guerra, la clínica cerró por 11 días ya que resultaba imposible para los pacientes llegar por su cuenta o ser recogidos en vehículos de MSF. Durante ese tiempo, el equipo proporcionó a los pacientes material para curaciones. Cuando la clínica reabrió, del 20 al 40 por ciento de los pacientes fueroncapaces de arribar a sus citas. Otros pacientes, sin embargo, todavía no han sido localizados. En este momento la clínica está llena. «Es como una colmena,» dice el Dr. Abu Abed, médico de MSF. «Además de nuestros antiguos pacientes, hemos estado cuidando a nuevas personas que fueron heridas durante la guerra. Vimos más de 100 nuevos pacientes entre el 1° de julio y 25 de agosto».
La ayuda médica que MSF está proporcionando en Gaza toma diferentes formas. Además de trabajar en el hospital de Al Shifa y en la clínica de cuidados post-operatorios, MSF también ha donado medicamentos e insumos a la Farmacia Central de Gaza, al hospital de Al Shifa, al hospital Nasser en Khan Younis y al hospital Kamal Edwan en Beit Lahiya. Tal vez lo más significativo ha sido la colaboración exitosa entre los equipos de MSF y el personal del Ministerio de Salud de Palestina. Con el bloqueo aislando a toda la población de Gaza del mundo exterior, en los últimos años el personal médico palestino se ha visto privado de la oportunidad de compartir conocimientos con colegas internacionales para adquirir experiencia práctica o de viajar a conferencias médicas en el exterior. Como resultado, han estado agradecidos por la oportunidad de aprender nuevas prácticas quirúrgicas, anestésicas y médicas de los equipos de MSF.
MSF cuenta con 50 trabajadores en Gaza: 40 trabajadores locales y 10 internacionales. MSF también trabaja en Cisjordania, gestionando un programa de apoyo psicológico en las gobernaciones de Hebrón y Nablus.
Gaza: «Estamos vivos, ¡es asombroso!»
Testimonio del Dr. Abu Abed, coordinador médico del equipo de MSF en Gaza
«El 26 de agosto de 2014 volví a nacer. Es el día de mi nacimiento y también el de mi esposa e hijos. Estamos vivos, ¡es asombroso!» En Gaza, ha vuelto la vida. La gente camina por las calles, se abrazan unos a otros, todo el mundo está sonriendo. En todos lados la gente está diciendo: Gracias a Dios estamos vivos. En la clínica de Médicos Sin Fronteras, hasta los pacientes que vienen por atención después de sus intervenciones quirúrgicas están sonriendo.
Ahora podemos volver a respirar. Ayer Gaza era un pueblo fantasma, las calles estaban desiertas. Los israelíes bombardeaban edificios. Todo el tiempo nos estábamos preguntando: ¿qué edificio será el próximo que bombardeen y cuándo?. El edificio donde vivían algunos amigos míos fue bombardeado. Pudieron salir de su apartamento justo a tiempo, pero perdieron todo. Absolutamente todo: eso quiere decir la taza en la que uno toma el té o la almohada sobre la que duerme en la noche.
Por primera vez, ayer no fui a trabajar a la clínica de MSF. Me sentía como un zombi. Mi esposa y mis hijos también estaban en un estado de depresión. No comí nada en todo el día, sólo tomé café. Había perdido toda esperanza. Era simplemente demasiado.
Cuando escuchamos las noticias del cese al fuego, lloré. Y mi esposa lloró también. Mi hija de cinco años saltaba como loca, gritando la guerra se terminó, celebremos el fin de la guerra. Pero mis hijos no reaccionaron en absoluto al principio no podían creer que finalmente había sucedido hasta que pudieron dormir en sus propias camas. Hoy, los niños pueden jugar de nuevo en el jardín, pueden salir afuera y ver gente nuevamente.
Hoy, la gente está saliendo de sus casas y haciendo cosas normales. Estarán felices por tres o cuatro días, tal vez. Después de eso empezarán a ver todas las casas que han sido demolidas, todo lo que ha sido destruido. No hay electricidad durante la mayor parte del tiempo, y el agua es un problema. Verán que hay mucho por hacer, y puede que se depriman nuevamente.
Normalmente el año escolar habría empezado esta semana. Nadie sabe cuándo van a poder reabrirse las escuelas, ya que mucha gente que ha perdido su casa ha buscado refugio en las escuelas. Algunas escuelas también fueron bombardeadas. La otra cosa es que, en mi opinión, los niños necesitan un descanso. Durante siete semanas, ha habido disparos, bombas, muerte y heridos. Ha sido el infierno. Va a tomar tiempo olvidarlo, para que nuestros niños puedan readaptarse. Sólo espero que no comience todo de nuevo.