Con casi toda la población de 2,2 millones de personas en Gaza, ahora acorralada en el sur de la Franja, los ataques en lo que se suponía que era una zona segura demuestran que ningún lugar es seguro.
Cerca de 19.000 personas han muerto y más de 50.000 han resultado heridas en las últimas diez semanas en Gaza, según el Ministerio de Salud. La ofensiva en curso sigue causando no cientos, si no miles de nuevas víctimas cada día.
Los desafíos para tratar a pacientes con heridas de guerra
En el hospital Nasser en Khan Younis, en el sur de Gaza, donde trabajamos, las personas muertas y heridas han estado llegando masivamente casi todos los días desde el final del efímero alto el fuego el 1 de diciembre.
La gravedad de sus lesiones y la gran cantidad de pacientes están llevando al límite al sistema de atención médica de Gaza, incluso en esta parte de la Franja, después de su colapso en el norte, donde según la OMS solo un hospital sigue funcionando parcialmente.
“El departamento de emergencias en el hospital Nasser está completamente lleno y los nuevos pacientes están siendo tratados en el suelo. El personal médico pasa por encima de los cuerpos de niñas y niños muertos para tratar a otras niñas y niños que de todos modos morirán”, dice Chris Hook, responsable del equipo médico de MSF en Gaza. “Se están construyendo más y más estructuras temporales, se utilizan tiendas como salas y clínicas. Cada edificio disponible se llena de camas para pacientes. Se necesitan desesperadamente más camas de hospital”.
Tratar a las personas heridas de guerra es complicado, ya que el estallido de armas explosivas y los edificios que se derrumban crean lesiones múltiples y simultáneas en muchas partes del cuerpo. En Gaza, el completo asedio de Israel hace imposible acceder a medicamentos esenciales, incluyendo los analgésicos que son críticos en intervenciones quirúrgicas y las herramientas médicas necesarias para reparar cuerpos destrozados y quemados.
“Las pocas personas afortunadas que sobreviven tienen lesiones que les cambian las vidas. Muchas personas heridas sufren quemaduras extremas, fracturas importantes que no sanarán correctamente y que pueden requerir amputaciones”, explica Hook.
“Muchos de estos pacientes, incluso si pueden volver a tener algo parecido a una vida normal, tendrán dolores crónicos severos que requerirán un manejo sustancial del dolor. Sería una carga enorme incluso para el sistema de salud más funcional, y mucho más para un sistema bajo una intensa presión como es el caso de Gaza”.
En el hospital Al Aqsa, en el área central de Gaza, un equipo de nuestra organización ha estado brindando cirugías de emergencia y atención ambulatoria. Del 1 al 11 de diciembre, aproximadamente uno de cada tres pacientes (640 de 2.058) fue anunciado como fallecido a su llegada. El 6 de diciembre, el número de personas asesinadas al llegar al hospital Al-Aqsa superó al número de heridos.
El personal del hospital se esfuerza por mantener protocolos de higiene efectivos y reducir el riesgo de infección para los pacientes, enfrentándose a la falta de suministros y equipos esenciales, una tarea muy difícil pero crítica, ya que un número creciente de infecciones puede convertirse rápidamente en un desafío médico adicional tanto para los pacientes como para el abrumado personal de salud.
Lo que sucede en el sur de Gaza hoy parece eco del enfoque seguido por las fuerzas israelíes en el norte de la Franja. Una política de tierra quemada que no deja espacio seguro para las personas, ataques constantes y órdenes de evacuación repetidas dadas por las fuerzas israelíes a vecindarios enteros, y el asedio total impuesto a la Franja han dificultado enormemente que las personas accedan a la atención médica y que el personal médico la brinde.
Desde el 1 de diciembre, nuestra organización tuvo que suspender su apoyo a tres clínicas de salud en el sur y reducir su presencia en el hospital Nasser. Poner fin al desplazamiento continuo de personas es imperativo para permitir que las personas enfermas y heridas reciban la atención que necesitan con urgencia.
Las infecciones aumentan a medida que el sistema de salud alcanza el límite
Mientras persiste el riesgo de ataques violentos para los civiles en Gaza, las infecciones resultantes de heridas mal tratadas están aumentando rápidamente, poniendo en peligro vidas.
“Los riesgos de infección son increíblemente altos debido a las condiciones en las que las personas tienen que vivir y al hecho de que simplemente no hay capacidad para proporcionar la atención hospitalaria a largo plazo que estos pacientes realmente necesitan”, afirma Hook.
En el hospital europeo, un pequeño equipo médico de nuestra organización comenzó recientemente a tratar a pacientes que resultaron heridos al comienzo de la guerra y cuyas heridas ahora se han infectado debido a la falta de atención médica.
Solo hay unas pocas instalaciones de atención primaria, incluyendo la clínica Al-Shaboura, actualmente abierta en el sur, lo que significa que hay pocos tratamientos disponibles para enfermedades infecciosas como infecciones respiratorias, diarrea, varicela, piojos y sarna, que se propagan incontrolablemente en refugios abarrotados, aumentando los riesgos para la población palestina desplazada.
Terribles condiciones de vida y hambre generalizada
El refugio para las personas desplazadas es otra necesidad apremiante, ya que los recién desplazados se suman a la ya alta cantidad de personas que viven en condiciones desesperadas.
“A medida que recorres las calles al sur de Khan Younis y cerca de Rafah, ves que los refugios temporales se expanden cada vez más a medida que llega más gente. Las condiciones generales para la mayoría de estas personas son espantosas: viven en estructuras temporales hechas de unos pocos trozos de madera golpeados juntos y cubiertos con láminas de plástico, sin aislamiento del suelo de tierra o concreto. Luchan por encontrar suficiente agua para satisfacer sus necesidades de higiene”, explica Hook.
Los débiles refugios ahora luchan constantemente, golpeados por los fuertes vientos y la intensa lluvia.
Con más personas llegando al sur, los alimentos se vuelven más difícil de encontrar y la poca comida disponible es demasiado cara para que la compren las personas.
Durante un alto el fuego de siete días en noviembre, el hospital Nasser tuvo un breve respiro al no recibir pacientes con lesiones violentas y en cambio se vio abrumado por pacientes diabéticos y crónicos que no pudieron acceder a la atención médica que necesitaban durante los combates. Esto cambiaría nuevamente cuando se reanudaron las hostilidades el 1 de diciembre. Esta vez con mayor intensidad. No sabemos qué ha sido de esos pacientes crónicos una vez que las instalaciones fueron abrumadas por las llegadas masivas de heridos de guerra, ni cómo podrán sobrevivir.
El 17 de diciembre, el departamento de maternidad del hospital Nasser fue blanco de disparos. Una paciente murió, mientras que las demás resultaron heridas en este ataque.
Los ataques a la atención médica deben detenerse ahora.