¿Por qué decidió MSF empezar a trabajar en la región de Bafata?
El objetivo general del proyecto era reducir la mortalidad infantil fortaleciendo el sistema de salud pública. Guinea-Bissau lleva años sin tener un gobierno estable y la ayuda financiera exterior se redujo considerablemente por esta inestabilidad. Esta situación tuvo un impacto importante en un sistema público ya de por sí debilitado y con pocos recursos.
Durante estos tres años y medio, hemos gestionado las unidades de neonatología y pediatría, y un programa nutricional para niños menores de 5 años en el hospital regional de Bafata. También apoyamos varios centros de salud en el área rural de la región y formamos a los trabajadores comunitarios de salud para que puedan diagnosticar y tratar malaria, diarrea e infecciones respiratorias agudas. Al mismo tiempo, pusimos en marcha un sistema de referencias para trasladar a los enfermos de la comunidad al hospital.
¿Cuáles han sido los principales resultados del proyecto?
Se eligieron muy bien las actividades porque eran intervenciones muy necesarias que, sin duda, tuvieron un impacto en la reducción de la mortalidad. Por ejemplo, fuimos los primeros en implementar la quimioprofilaxis para la malaria estacional en el país –un tratamiento preventivo que se administra a los niños durante los meses con más casos de malaria– y esto continua ahora en Bafata y en las regiones vecinas. También apoyamos el diagnóstico y tratamiento de enfermedades tan comunes como la malaria o la diarrea a nivel comunitario; una estrategia que está incluida en el programa nacional de salud pero no se estaba llevando a cabo y ahora todo es conocimiento permanece.
También fuimos una buena escuela para los profesionales sanitarios que trabajaron con nosotros y que pudieron ver cómo funciona un sistema de prestación de servicios de salud profesional y bien estructurado. No debemos subestimar a ese grupo de personas que llevará consigo ese conocimiento y la posibilidad de trabajar de una manera más profesional. Hay que tener en cuenta que en el sistema público actual tienen muy poco apoyo, muchas veces no tienen el equipo ni los medicamentos necesarios, no tienen la supervisión, etc. pero los conocimientos adquiridos por esos jóvenes médicos y enfermeros que durante tres años han trabajado con nosotros permanecerán.
MSF también llevó a cabo un estudio sobre fiebres en Bafata, ¿cuáles fueron los resultados?
El estudio consistía en averiguar la causa de la fiebre en niños que no tenían malaria ni síntomas evidentes de otras enfermedades que necesitarán antibióticos como la neumonía. En base a este análisis queríamos saber si estos niños necesitaban algún tratamiento específico y si debíamos cambiar nuestro protocolo en base a esto. Finalmente, el estudio reveló que en la mayoría de casos, la fiebre estaba causada por virus comunes que no requerían ningún tratamiento específico. Por lo tanto, no era necesario cambiar el protocolo y todavía teníamos más elementos para explicar que no había que dar antibióticos de rutina a estos enfermos, ya que en la mayoría de los casos no responderían a los antibióticos.
¿Por qué decide MSF dejar de trabajar en la región?
Como organización humanitaria de emergencias, la prioridad de MSF es trabajar en los contextos más críticos donde las necesidades son más fuertes, así que normalmente no estamos muchos años trabajando en lugares estables como Bafata donde hay necesidades evidentes pero otras organizaciones o actores podrían trabajar.
Pudimos traspasar nuestro trabajo a nivel comunitario a otra ONG que seguirá apoyando a los trabajadores comunitarios de salud. Y a partir de ahora, el Ministerio de Salud asumirá la responsabilidad de los centros de salud y el hospital. Debido a la falta de recursos humanos en el país sabemos que será difícil mantener el mismo nivel, sobre todo en el hospital. Siempre es difícil cerrar un proyecto, especialmente cuando se está trabajando bien y hay necesidades. Sin embargo, es la realidad de nuestro trabajo y tenemos que afrontarla.
¿Cuál fue la reacción de la comunidad?
Comunicamos nuestros planes a las autoridades sanitarias y políticas con meses de antelación a través de varias reuniones. También hablamos con los líderes comunitarios y religiosos, algo extremadamente importante en Guinea-Bissau. Como el sistema público es muy débil en el país, los líderes comunitarios y religiosos juegan un papel esencial en la organización de sus comunidades. Por ejemplo, cuando a los maestros no reciben salarios durante mucho tiempo, recogen dinero para pagarles un poco y así poder continuar con su trabajo, etc. Ellos entendieron por qué nos íbamos de Bafata, aunque no estuvieran conformes, y nos ayudaron a explicarlo a la comunidad.
También donamos medicamentos y material médico a los centros de salud y al hospital; un gesto que fue muy apreciado. Hicimos la donación en presencia de los líderes comunitarios y religiosos y entendieron que era un bien para su comunidad y que tenía que usarse de una manera responsable. Por otra parte, todo el trabajo logístico que se hizo durante estos años en los centros de salud y en el hospital también es un beneficio para los habitantes de Bafata.
¿Tiene MSF otros proyectos en Guinea-Bissau?
Sí, MSF trabaja actualmente en el hospital nacional Simao Mendes en la capital del país y hasta este centro llegan niños derivados de todos los hospitales regionales, incluido Bafata. De hecho, nosotros derivamos algunos niños cuyo estado era particularmente preocupante de Bafata al Simao Mendes para que pudieran continuar su tratamiento ahí. Y desde ahí se va a seguir de cerca la situación en Bafata por si hubiera alguna emergencia médica o humanitaria a la que tuviéramos que hacer frente.