Entrevista a Ricardo Rodríguez Cid, traumatólogo y médico de urgencias.
Por Fernando García Calero
Ricardo es traumatólogo y médico de urgencias. Actualmente forma parte del equipo de emergencias de MSF y acaba de regresar de Haití, donde ha estado prestando asistencia médica a las víctimas del terremoto del pasado 12 de enero.
¿Cómo encuentras Puerto Príncipe al llegar?
Al llegar, encontramos Puerto Príncipe sumido completamente en el caos, eso sí, un caos distinto al de los días siguientes, en los que con la llegada de combustible, el tráfico se volvió completamente imposible y los desplazamientos por la ciudad muy complicados. Ese primer día, ya empezaba a haber algunos vehículos en movimiento, pero sobre todo llamaba la atención los cadáveres y las personas; las masas de personas que iban caminando de un lado a otro. La gente parecía desesperada y caminaba buscando los lugares en donde se estuviera haciendo reparto de ayuda. Había un olor bastante fuerte, pero lo que más recuerdo es la cantidad de polvo.
¿Y las primeras horas de trabajo en Choscal?
Nada más llegar, la coordinadora de emergencias hizo una reunión con el equipo que llegábamos. Nos explicó la necesidad de que algunos de nosotros empezáramos a trabajar en ese mismo momento, así que, al igual que le podía haber tocado a otro, me tocó a mí ponerme manos a la obra. Nada más llegar al interior del hospital, nuestro coordinador médico estaba haciendo una cura y me dijo: Bienvenido. Aquí tienes tu primer paciente. No hubo más tiempo para hablar.
¿Recuerdas este primer paciente?
Recuerdo que era un paciente al que los cirujanos le habían tenido que amputar el día anterior y recuerdo que era una cura bastante compleja. Recuerdo también el paciente siguiente, que tenía un síndrome compartimental (compresión de los nervios y de los vasos sanguíneos dentro de un espacio encerrado, lo cual lleva a que se presente daño a nervios y músculos, al igual que problemas con el flujo sanguíneo) que tuvimos que intervenir el enfermero y yo en la propia sala de urgencias por la saturación que había en los quirófanos. Y a partir de ahí, no recuerdo pacientes concretos… sólo el flujo continuo de muchos pacientes muy graves.. Y fuera de hospital, también había pacientes que estaban esperando a ser atendidos
Mucha gente tuvo que ser sometida a amputaciones muy traumáticas…
Desde el principio sólo se realizaron amputaciones en aquellas extremidades que se veía que era inviable salvarlas. En el caso de todos aquellos pacientes que aún tenían alguna posibilidad de evitar la amputación, esperábamos todo lo que podíamos con la esperanza de ofrecerles una cirugía que pudiera salvar sus extremidades. Los casos extremos con grandes áreas de necrosis, aplastamiento y gangrena, que ponían en riesgo la vida del paciente, eran los que tenían que ser amputados.
¿Con qué medios afrontaban la emergencia durante los primeros días?
Nada más llegar allí, ya había un stock disponible, ya que MSF tiene una red de distribución muy importante. Sin embargo, ese stock se fue agotando poco a poco y fue entonces cuando nos encontramos con el problema que denunciamos en aquel momento: el aeropuerto es cierto que estaba colapsado, pero lo cierto es que seguían aterrizando aviones. No era imposible que llegaran, de hecho nosotros éramos testigos de la cantidad de aviones que tomaban tierra, pero a nuestros aviones de carga, que transportaban todo el material que necesitábamos, no se les permitía aterrizar. Estaban en el aire, sobrevolándonos, y sin embargo tuvieron que aterrizar en República Dominicana. Hubo un momento crítico en el que se nos acabó el material de sutura, e incluso nos quedamos sin vendas ni guantes. Ese momento fue desesperante porque no podíamos ni siquiera cumplir con los estándares mínimos de asistencia que Médicos Sin Fronteras siempre cumple… y lo peor es que no era por un problema de logística. Cuando por falta de un recurso, la vida de un paciente se perdía o estaba en peligro, todo el personal médico se sentía impotente.
¿Cómo sentiste la réplica de varios días después?
Yo estaba en el hospital cuando hubo que evacuar a los pacientes. La situación generó miedo y confusión, pero tuvimos que reevaluar rápidamente qué hacíamos con nuestros pacientes, pues ellos eran la prioridad. Había que buscar un lugar seguro donde reubicarles a ellos y a los equipos que estábamos trabajando y ver cómo podíamos seguir. En lo que eran los antiguos jardines del hospital, reubicamos las tiendas de campaña para alojar a los pacientes y tenerles allí hospitalizados, pues el interior del edificio no era seguro. Sólo se quedó operativo un quirófano, una sala de post-operatorio, la sala de urgencias y la farmacia. El resto del edificio tenía daños estructurales muy graves.
¿Cómo es el trabajo que llevan a cabo los psicólogos de MSF en Haití?
Los psicólogos se encargan de dar apoyo y asistencia a los pacientes y prepararles para cuando salgan del hospital. Es uno de los grandes retos tanto para nosotros como para otras organizaciones que trabajan en el terreno, pues no te puedes olvidar de que estas personas tendrán una necesidades inmensas una vez que se les proporcione el alta médica. Muchos habían perdido a sus familiares y casi todos habían perdido sus casas. Los prioritarios eran los menores y los ancianos que no habían podido encontrar a ningún familiar o amigo.
Durante el terremoto, varios trabajadores haitianos de MSF murieron y otros han perdido sus casas, a sus familiares y a sus amigos. Sin embargo muchos de ellos han seguido trabajando…
Por tomar un ejemplo concreto, pondremos el de la sección belga de Médicos Sin Fronteras. Todos sus trabajadores haitianos menos uno habían perdido sus casas y muchos habían perdido algún familiar o amigo. Médicos Sin Fronteras ha sufrido la pérdida de varios compañeros y todos o casi todos los demás compañeros han seguido trabajando. Su apoyo ha sido fundamental porque conocen el contexto, conocen el dialecto, etc… trabajar en esa situación ha debido ser muy duro para ellos y los compañeros que hemos venido desde fuera lo valoramos muchísimo.
¿Disponemos ahora de más medios que al principio de la emergencia?
Sí, ahora disponemos de más medios. Aterrizaron esos aviones (en República Dominicana), llegaron otros aviones, se puso en pie un hospital inflable que tiene gran capacidad para hospitalización y muchos recursos médicos…. Está llegando muchísimo material quirúrgico, de curas, medicamentos, nuevo personal que viene a reforzar y relevar a los que ya estaban y que cuentan con perfiles específicos para atender las nuevas necesidades que van surgiendo…
¿Podrías darnos un ejemplo concreto de cómo trabajabais esos primeros días? Creo que llegasteis a utilizar piedras para hacer tracciones, ¿no es así?
Uno de los cirujanos que estaba operando, que tenía mucha experiencia en este tipo de catástrofes y que había sido profesor universitario, conocía los métodos que se utilizaban en otros tiempos para realizar tracciones, así que ante la falta de medios y la imperiosa necesidad que teníamos de ellos, seguimos su indicaciones. El método consiste en poner un peso y conectarlo mediante un sistema al vendaje que lleva el paciente. El paciente, fijado a la cama o el colchón en el que reposa, realiza de esta manera una tracción que además alivia el dolor de los pacientes.
¿Cómo fue el día en que te tocó dejar Haití y volver a casa?
Lo viví con inmensa tristeza y con el sentimiento de que dejas a tus pacientes. Sin embargo, sabes que habrá otros compañeros que continuarán tu trabajo, porque aunque yo me vaya, lo importante es que Médicos Sin Fronteras se queda. Te vas con la esperanza de que los pacientes mejoren, con un gran deseo de volver allí cuanto antes, y esperando que mejore la situación del país… aunque eso todos sabemos que es algo muy difícil.