La versión estadounidense de lo sucedido en el ataque al hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Kunduz deja a la organización con más preguntas que respuestas. Es chocante que un ataque de estas características haya sido llevado a cabo por las fuerzas estadounidenses cuando no tenían visibilidad sobre el objetivo ni acceso al listado que informaba sobre las estructuras protegidas, y cuando poseían un sistema de comunicaciones que no funcionaba adecuadamente. Aparentemente, 30 personas fueron asesinadas y cientos de miles han quedado sin atención médica en Kunduz sólo porque el hospital de MSF era el edificio más grande cercano a un campo abierto, y “coincidía a grandes rasgos” con la descripción del blanco previsto.
El escalofriante catálogo de errores esbozado hoy ilustra la grave negligencia de parte de las fuerzas de Estados Unidos y la violación de las reglas de la guerra.
La destrucción de una estructura protegida sin verificar el blanco con anterioridad – en este caso un hospital en funcionamiento repleto de personal médico y pacientes – no puede ser desechado como un error humano individual o una infracción de las reglas estadounidenses de combate. MSF reitera su pedido por una investigación independiente e imparcial sobre el ataque a su hospital en Kunduz. Las investigaciones de este incidente no pueden quedar solamente en manos de las partes involucradas en el conflicto en Afganistán.