Una embarcación, en la que se estima que iban abordo 28 migrantes, se hundió el viernes 14 de diciembre por la mañana, cerca de la costa de la isla griega de Lesbos. La cifra de muertos asciende a 21 personas, aunque la guardia costera continúa buscando a otras 6 personas desaparecidas. De momento, un joven de 18 años es el único superviviente. En Lesbos, Médicos Sin Fronteras (MSF) atiende, desde finales de octubre, a refugiados y migrantes recién llegados.
Desde que el pasado mes de agosto las autoridades griegas reforzaron las medidas de control en la región de las Islas del Egeo y de Evros, fronteriza con Turquía, donde MSF atendía las necesidades médicas y humanitarias más urgentes de los migrantes y refugiados desde 2008, se ha observado una gran disminución de las llegadas de migrantes a esa zona. Paralelamente, las llegadas a las Islas del Egeo han aumentado considerablemente. Esto supone un motivo adicional de preocupación pues la ruta marítima suele ser más peligrosa, como lamentablemente demuestra la reciente tragedia sucedida en Lesbos.
Durante los últimos meses, la mayoría de las personas recién llegadas son de origen afgano y sirio, entre los que se encuentran muchas familias con niños pequeños y personas vulnerables, como mujeres embarazadas, por ejemplo. Como el equipo humanitario ha podido atestiguar, estas personas llegan en un estado de fatiga extrema y aterrorizadas por las dificultades experimentadas durante el viaje.
La experiencia del viaje y de la llegada a un entorno extraño supone una vivencia especialmente traumática, sobre todo para los niños, menciona Marianthi Papagianni, médico del equipo de MSF en Lesbos. Además de los riesgos evidentes para la salud (infecciones respiratorias del tracto superior, hipotermia, falta de alimentos adecuados), el impacto en la salud mental de los niños es algo que no debe subestimarse. Estos pequeños pueden haber perdido a uno de sus padres durante el trayecto, haber caído al agua, o ver cómo alguien se ahoga cerca de ellos. A su llegada, tienen miedo, no hablan, pero se abrazan a la primera persona que les muestre tan solo una sonrisa, añade la doctora Papagianni.
MSF trata de atender las necesidades médicas y humanitarias más inmediatas de esta población, en colaboración con las autoridades y otros actores locales. Un equipo de MSF compuesto por un médico, dos intérpretes y un administrador se encuentra en la isla proporcionando atención médica y ayuda básica a los refugiados y migrantes recién llegados. La organización también proporciona suministros médicos y artículos de ayuda humanitaria a las personas que llegan a otras islas mediante una red de organizaciones locales.
Las actividades de atención a migrantes y refugiados vulnerables en Grecia están financiadas por donantes privados y la organización no recibe para ello fondos institucionales del gobierno griego ni de la Unión Europea.