Los familiares desaparecidos de estas 35 mujeres de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, comparten con los 500.000 migrantes que atraviesan anualmente México, el haber sido forzados a dejar sus hogares a causa de la pobreza y la inseguridad sufrida en sus países.
“Ellos pasan por aquí buscando una oportunidad de trabajo. Salen con poco dinero de sus casas. Cuando mi hijo salió solo llevaba 1500 lempiras que no es nada, yo no sé cómo le hizo para llegar hasta Nuevo Laredo” apunta Rosa, una madre hondureña cuyo hijo desapareció hace más de cinco años en su intento de llegar a los Estados Unidos.
De acuerdo con El Movimiento Migrante Mesoamericano, se estima que más de 70 mil migrantes han desaparecido en su intento de cruzar México. Nuestros equipos que asisten a migrantes y refugiados en México han sido testigos de la violencia y los riesgos a los que están expuestos sus pacientes en su paso por el territorio mexicano.
“Nos vamos cuidando mucho. Hemos cruzado montes, hemos pasado por lugares peligrosos, yendo por otros medios, agarramos el tren donde a menudo nos secuestran, asaltan y nos hacen otras cosas. Hay algunos que llegan a perder partes de su cuerpo por quererse trepar pero no tenemos otra alternativa”, señala María, una de las migrantes que, junto con su hijo, acompaña a estas madres en su búsqueda de pistas que las haga encontrar el paradero de sus hijos.
Nuestros equipos cuentan que la mayor parte de las familias de personas migrantes desaparecidas padecen depresión y diabetes, entre otras enfermedades derivadas de la situación que enfrentan. A Rosa le salieron dos yagas en el estómago y por falta de recursos no se ha tratado.
“A menudo atendemos los daños físicos y psicológicos de personas que han sufrido la desaparición de algún familiar, en su tránsito por México. Estas personas sufren angustia, buscan sus rastros con desesperación. Albergan la esperanza de tener noticias de su paradero, viven intranquilas, en estado de alerta, sin el alivio del cierre que trae consigo el duelo. Ese estado de incertidumbre acarrea graves consecuencias psicológicas, físicas y emocionales,» señaló María Hernández coordinadora del proyecto de atención a migrantes de MSF.
Un equipo de psicólogos y trabajadores sociales, que desde 2017 proporcionan atención integral de primer nivel a migrantes en Coatzacoalcos, realizaron dos actividades psicosociales con estas madres en las que pudieron compartir sus deseos y esperanzas de reencontrar a su hijos así como el sufrimiento emocional que implica tener a un ser querido desaparecido.
“Para mí es duro, es demasiado lo que he sufrido como madre sin saber dónde está mi hijo, si está enfermo, si ya comió, si está durmiendo bien, para mí es muy difícil estar esperando a mi hijo cada día que pasa”, comentó Rosa entre lágrimas .
La caravana de madres de migrantes desaparecidos llegó a la Ciudad de México, en el marco del Foro Social Mundial de las Migraciones, que se celebró del 2 al 4 de noviembre en el Centro Universitario Cultural Tlatelolco, donde estas mujeres participaron en la Cumbre Mundial de otras Madres de Migrantes Desaparecidos de diversas partes del mundo y en el que MSF estuvo presente junto con otras organizaciones internaciones que trabajan en el ámbito de la migración.
*Los nombres fueron cambiados para proteger la identidad de los pacientes.