Las personas migrantes que atraviesan la ruta por México y América Central se encuentran en un estado de vulnerabilidad sin precedentes.
Desde nuestras diversas áreas de trabajo (médica, salud mental, trabajo social y promoción de la salud) hemos podido constatar los numerosos padecimientos que presentan las personas al hacer el peligroso recorrido hacia Estados Unidos en búsqueda de una mejor vida.
En consecuencia, realizamos el informe “Violencia desesperanza y abandono en la ruta migratoria”, en el que contabilizamos los atropellos a la salud y seguridad de las personas migrantes propiciados, en gran medida, por las condiciones impuestas por legislaciones migratorias discriminatorias que hacen la ruta más difícil y riesgosa para la población migrante.
Migrar a Estados Unidos: rutas violentas y desbordadas
El informe destaca el impacto médico-humanitario de las políticas y prácticas migratorias en América Central y México, al abordar las consecuencias devastadoras en la salud física y mental de las personas migrantes.
En este, se resalta el aumento del flujo migratorio comparado con años anteriores, las enfermedades más prevalecientes y padecimientos de salud mental notados en consulta, la violencia que enfrentan durante la ruta y la insuficiente respuesta institucional que padecen.
Además, se hace hincapié en las necesidades básicas insatisfechas, como albergue, alimentación, agua y saneamiento, las necesidades médicas, y las vulneraciones a los derechos humanos a lo largo de la experiencia migratoria.
Es evidente la urgencia de una respuesta oportuna, adecuada y segura para atender las necesidades crecientes en salud y protección de las personas migrantes en la región.
Con más de 67 mil consultas de salud primaria y psicosocial entre Honduras, Guatemala y México en 2023, desde nuestra organización resaltamos el incremento en las necesidades de salud física y mental que sufren estas poblaciones.
Estos factores preocupan aún más al notar la insuficiencia en el acceso a servicios esenciales, en un contexto donde se nota un incremento en la presencia de familias enteras, y marcadamente un 36 % de aumento de niñas y niños menores de cinco años atendidos, en comparación con 2022.
Aunado a esto, la violencia se ha incrementado considerablemente en las diferentes rutas. Resaltamos las atenciones a los casos de violencia, destacadamente los de violencia sexual, una de las formas más atroces de violencia que enfrentan las personas migrantes en América Central y México.
En 2023, asistimos a 232 sobrevivientes de violencia sexual, que es una emergencia médica que requiere de atención prioritaria e integral. De ellas, solamente el 10 % fueron atendidas dentro de las 72 horas posteriores al evento. Este es un lapso que es vital para la prevención de enfermedades de transmisión sexual y otras afectaciones en la salud.
Huir de la violencia para encontrar más violencia
Sabiendo que las cifras no reflejan totalmente la realidad, y que los casos son sub-reportados, es preocupante la falta de atención médica en el momento oportuno.
Los casos de violencia afectan radicalmente a estas poblaciones especialmente vulnerables en sus condiciones físicas y emocionales.
Es aún más lamentable constatar que muchas de estas personas huyen de sus países por motivos de violencia sólo para encontrarse con otros casos de violencia y sufrimiento en su camino, alentado por la esperanza de un mejor futuro.
Estos factores, en añadido con el cansancio físico y emocional, muestran el impacto negativo de la experiencia migratoria en la salud mental de las personas migrantes. De las casi 3.800 atenciones de salud mental en Honduras, Guatemala y México, 48 % han tenido como principal diagnóstico el estrés agudo, seguido de casos de depresión (12 %), ansiedad (11 %), trastorno de estrés postraumático (8 %), entre otros.
¿Qué efectos trae la migración sobre salud física y mental de las personas?
El propio estrés de enfrentar la ruta en situación irregular y de las condiciones en las que se encuentran en estos contextos contribuyen a la exposición, muchas veces prolongada, a altos niveles de estrés.
En más de la mitad de las consultas iniciales en salud mental, la violencia ha aparecido como principal categoría de factor precipitante de la afectación emocional. Le sigue la separación o pérdida de un miembro de la familia (32 %) y de alguna condición médica (7 %).
En términos de salud física, el informe hace hincapié sobre las enfermedades respiratorias y gastrointestinales que afectan a las personas migrantes a lo largo de sus trayectos, pero sobre todo en Honduras y Guatemala.
Luego, detalla con preocupación los vacíos de atención a enfermedades crónicas, las cuales necesitan continuidad en su tratamiento, además de seguimiento para evitar un deterioro en la condición, descompensación y muerte.
Las personas migrantes con estas condiciones suelen buscar más atención ya en el territorio mexicano, en particular en las ciudades fronterizas con Estados Unidos. En esta línea, se han visto tres veces más consultas por hipertensión y dos veces más consultas por diabetes en México que en Honduras y Guatemala.
Hacemos llamados urgentes para mejorar la respuesta médico-humanitaria en la región con el objetivo de atender las necesidades crecientes de salud y protección.
Reclamamos un mejor manejo de la seguridad, la garantía del acceso sin discriminación, racismo y xenofobia a servicios esenciales para las personas migrantes.
Exigimos también que se erradique la impunidad en casos de violencia, violencia sexual y trata de personas contra ellas.